
En Colombia, el valor que finalmente recibe un jubilado en su cuenta bancaria rara vez coincide con la cifra bruta de su mesada. La razón está en una serie de descuentos establecidos por la ley, que se aplican de forma automática y que dependen, sobre todo, del monto de la pensión.
El recorte más habitual es el destinado a la salud. Aquí no hay un único porcentaje, todo está escalonado según el ingreso mensual del pensionado. Quienes reciben una mesada igual o inferior a un salario mínimo legal mensual vigente (Smmlv) aportan el 4%. Si el pago está por encima de 1 Smmlv y no supera los 2 Smmlv, el descuento es del 10%. Y en niveles más altos, la retención crece. Por ejemplo, un jubilado que cobra $3.000.000 mensuales debe entregar el 12% a salud, es decir, $360.000, quedándose con $2.640.000 en su bolsillo.
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A estos descuentos obligatorios se suman otros que no aplican a toda la población pensionada, pero que son relevantes para quienes superan ciertos umbrales. La reforma al sistema de jubilaciones dio vida al Fondo de Solidaridad Pensional, un mecanismo que busca apoyar a los jubilados de menores ingresos. Sin embargo, este aporte solo se exige a quienes perciben pensiones iguales o superiores a cuatro Smmlv. Para 2025, esa barrera equivale a $6.080.000 mensuales.
En materia tributaria, la normativa también contempla un beneficio importante, las pensiones son consideradas renta exenta hasta un máximo de 1.000 UVT mensuales, lo que en 2025 ronda los 49.000.000 de pesos. A partir de ese tope, los excedentes quedan sujetos a impuestos, algo que solo toca a un reducido grupo de pensionados con ingresos muy altos.
Aunque para muchos jubilados estos descuentos pueden parecer una merma considerable, forman parte de un esquema que busca sostener el sistema de seguridad social y garantizar la cobertura sanitaria. Además, al estar definidos por ley, se aplican de igual forma tanto a quienes reciben su pensión desde el fondo público Colpensiones como a los afiliados a fondos privados.
En definitiva, el monto final que recibe un pensionado colombiano no es producto de simples cálculos internos de su entidad pagadora, sino el resultado de un marco normativo que combina aportes obligatorios, contribuciones solidarias y beneficios fiscales.

Así se solicita la pensión en Colombia
Solicitar una pensión en Colombia no es un trámite inmediato. Antes de que el pago mensual llegue al beneficiario, se deben cumplir requisitos legales y presentar documentación que respalde la solicitud. El proceso comienza verificando dos condiciones esenciales, la edad y el tiempo de cotización. Actualmente, la ley establece que las mujeres pueden pensionarse a partir de los 57 años y los hombres desde los 62, siempre y cuando hayan acumulado al menos 1.300 semanas de cotización.
Tanto Colpensiones como los fondos privados coinciden en que ningún expediente avanza sin la entrega de ciertos documentos básicos. Estos sirven para comprobar la información del solicitante y contrastarla con los registros oficiales. Entre los más comunes se encuentran la cédula de ciudadanía (o tarjeta de identidad si el solicitante es menor de edad), el formulario oficial de solicitud de pensión, que varía según el régimen, el certificado de semanas cotizadas y la historia laboral, donde figuran los empleos y periodos que fueron reportados al sistema.
Existen, además, casos especiales que requieren soportes adicionales. Por ejemplo, cuando la pensión se solicita por sustitución o herencia, la normativa exige pruebas del parentesco y de la dependencia económica respecto al afiliado fallecido, además del certificado de defunción. Esta modalidad busca garantizar que solo las personas con derecho legítimo accedan a este beneficio.

En el caso de la pensión por invalidez, el requisito clave es el dictamen de invalidez emitido por la EPS o por la junta regional de calificación de invalidez. Este documento determina oficialmente el grado de incapacidad laboral y es indispensable para avanzar en la solicitud.
Cabe recordar que una vez entregada la documentación, la aprobación no es automática. Las entidades realizan un estudio previo para verificar que los requisitos se cumplen a cabalidad y que la información coincide con los registros internos y externos. Solo después de este análisis se emite la resolución que otorga la pensión.
En definitiva, más que un simple trámite, la solicitud de pensión en Colombia es un proceso de verificación riguroso, diseñado para proteger el sistema y asegurar que el beneficio llegue a quienes realmente cumplen las condiciones.
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