El bullerengue, el mapalé y otras danzas del Caribe son ahora patrimonio inmaterial de la nación

Los bailes afrodiaspóricos recibieron reconocimiento por parte del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, tras la aprobación de una ley que establece su protección

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Los ritmos afrodiasporicos son ahora
Los ritmos afrodiasporicos son ahora objeto de preservación desde el Estado - crédito Mauricio Dueñas Castañeda/EFE

El Gobierno nacional dio un paso histórico en la preservación de la memoria y riqueza cultural del país al declarar oficialmente al bullerengue, el mapalé, el son de negro y la danza del congo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, a través de la Ley 2520 de 2025.

La ministra de las Culturas, Yannai Kadamani, anunció la noticia a través de su cuenta oficial en la red social X, destacando el valor simbólico de estas expresiones musicales y dancísticas, esenciales para el Carnaval de Barranquilla y otras festividades del Caribe.

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“Acabamos de firmar Ley, reconociendo los bailes afrodiaspóricos del Caribe colombiano como Patrimonio cultural inmaterial de la nación: el Bullerengue, Son de Negros, Mapalé, entre otros (sic)”, escribió la ministra.

Con la inclusión como patrimonio inmaterial de la nación el bullerengue, con sus variaciones de sentao, chalupa y fandango de lengua, el son de negro, el mapalé y la danza del congo, así como los sextetos del Caribe, la tambora y otras prácticas identitarias, forman ahora parte de la lista de manifestaciones culturales protegidas e impulsadas por el Estado colombiano.

Las danzas afrodiasporicas son ahora
Las danzas afrodiasporicas son ahora patrimonio de la nación - crédito @KadamaniYannai/x

Qué implica la declaratoria

La declaración va más allá del simple reconocimiento: implica impulsar acciones concretas para la preservación, transmisión intergeneracional y salvaguardia de estos saberes ancestrales.

Si bien las comunidades afrodescendientes mantienen vivas estas tradiciones durante siglos, el reconocimiento representa la dignificación de su lucha por la memoria y la resistencia, pilares fundamentales de la identidad y el alma festiva del Caribe colombiano.

De acuerdo con los testimonios de comunidades afro divulgados por el diario El Colombiano, el bullerengue, es más que un género musical, pues se trata de una práctica social, artística y comunitaria que transmite historias orales, cosmovisiones propias y conocimientos tradicionales a través de letras, ritmos y danzas que evocan memoria, resistencia y pertenencia.

La decisión busca ratificar la
La decisión busca ratificar la memoria de las poblaciones afro - crédito Carla Carniel/Reuters

Por otra parte, el son de negro, emblemática danza nacida en poblaciones ribereñas del Canal del Dique, se consolidó como un símbolo de sátira, denuncia social y afirmación identitaria. Sus bailarines —cubiertos de negro— toman el escenario para narrar a través del movimiento y la música la historia de la libertad, la sátira popular y el orgullo de ser afrodescendiente.

Esta danza, junto con el bullerengue y el mapalé, es transmitida de generación en generación, preservando no solo la técnica sino también la carga simbólica y el sentido de comunidad.

Sumado a esto, la inclusión como patrimonio de la nación responde a la labor de gestores culturales, organizaciones comunitarias y académicos que han defendido la urgencia de salvaguardar estas costumbres frente a los riesgos del olvido o la folklorización superficial.

Las danzas representan la resistencia
Las danzas representan la resistencia de las poblaciones - crédito Luis Eduardo Noriega/EFE

Con la nueva ley, se establecen planes especiales de salvaguardia, apoyo institucional y promoción de estos ritmos en la vida social y educativa del país. Esto significa la creación de incentivos para que las nuevas generaciones conozcan, practiquen y valoren estos bailes y músicas, a la vez que se fomentan espacios de difusión nacional e internacional.

Adicionalmente, el arte del bullerengue y sus pares afrodiaspóricos cuentan ahora con herramientas legales para su protección, esto mientras se impulsan festivales como el Festival Nacional Son de Negro en Santa Lucía, el cual reúne a más de 1.300 artistas de toda la región y se convierte en escenario de memoria, encuentro intercultural y resistencia artística.

La declaratoria como patriponio busca
La declaratoria como patriponio busca también estimular las manifestaciones artisticas en el país - crédito Ernesto Guzmán Jr/EFE

La inclusión de estas manifestaciones en la lista de patrimonio nacional también permite fortalecer el desarrollo de proyectos educativos y culturales en escuelas y espacios públicos, por lo que se espera que la declaratoria estimule la organización de talleres, muestras y actividades que impulsen la participación ciudadana y refuercen los lazos entre distintas generaciones y comunidades del Caribe colombiano.