El poder de los santos populares en Colombia: las historias de los más buscados por los fieles

Colombia es uno de los países más católicos del mundo, pero muchos fieles no solo rezan a santos canonizados, también confían en ‘encarnaciones’ espirituales nacidas de la experiencia popular

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La Iglesia canoniza a algunos
La Iglesia canoniza a algunos santos, pero los colombianos han creado los suyos - crédito Pexels - Alcaldía de Bogotá

Colombia es un país donde la religión no solo ocupa un lugar en las estadísticas, también los espacios del día a día. Según el Anuario Pontificio 2017 y el Annuarium Statisticum Ecclesiae 2015, el país está en el séptimo lugar entre los que tienen mayor número de católicos en el mundo. Pero, más allá de los datos, la fe en la nación tiene expresiones propias, por eso, en el documental La fuerza de la fe se muestra con claridad cómo muchas personas no solo rezan a los santos reconocidos oficialmente por la Iglesia católica, sino que le piden a figuras populares nacidas de la experiencia colectiva.

La fe funciona para muchos como un canal para delegar lo que no pueden resolver por medios propios. Ante enfermedades, accidentes o situaciones que no encuentran solución en lo médico, lo legal o lo técnico, las personas optan por confiar en un poder superior. En esa búsqueda, los santos son considerados como mensajeros que llevan las peticiones a Dios, por eso existe la costumbre de visitarlos físicamente, hablarles directamente, dejarles ofrendas o agradecerles por favores recibidos.

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El documental explica que los santos oficiales son los que la iglesia canonizó, como la Virgen María, el Divino Niño, el Señor de los Milagros o la Virgen del Carmen. Pero entre la gente también se reconoce a los llamados “santos populares”. Son figuras que no son aprobadas por el Vaticano, pero que tienen una importancia real para miles de personas, y la razón principal es que muchos los consideran más cercanos, más comprensibles o más atentos a ciertos tipos de problemas.

Las oraciones y plegarias a
Las oraciones y plegarias a la Virgen del Carmen piden ayuda, protección y guía, especialmente para conductores y viajeros en situaciones de riesgo - crédito Jorge Payares Nieto/Colprensa

Como afirma el lingüista Néstor Pardo en el documental: “Lo que hace santo a un santo, es que murió, después la gente le encuentra razones”. Esto explica por qué algunos personajes terminan siendo considerados santos sin haber sido religiosos, ni haber llevado una vida dedicada a la Iglesia, lo que los convierte en santos es el papel que asumen dentro de la comunidad que los venera.

Omayra Sánchez, uno de los símbolos de tragedia y fe

Uno de los casos más conocidos es el de Omayra Sánchez, la niña que murió tras quedar atrapada bajo los escombros de la tragedia de Armero en 1985. La escena fue registrada por medios de comunicación de todo el mundo y desde entonces, muchas personas comenzaron a rezarle y a pedirle favores.

En el documental, el comunicador José Ardila explica que parte del impacto de su figura tiene que ver con su imagen: “No es el Divino Niño, rubio y europeo, es una niña mestiza, colombiana (...) con el agua hasta el cuello”.

Omayra es relacionada con milagros, como el caso de una mujer a la que se le habría desaparecido un tumor después de pedirle ayuda; aunque no hay pruebas científicas, muchas personas siguen creyendo en su poder.

Omayra Sánchez, símbolo de la
Omayra Sánchez, símbolo de la tragedia de Armero, es hoy también una figura a la que se le atribuyen milagros - crédito Luisa Gonzalez/Reuters

José Gregorio Hernández, el médico que sigue “atendiendo” pacientes

Otro nombre frecuente en las oraciones de los colombianos es José Gregorio Hernández, conocido como el “doctor de los pobres”. Fue un médico venezolano que ayudó a muchos durante su vida, y que después de su muerte empezó a ser visto como un santo por sus seguidores, de hecho, la gente le atribuye sanaciones inexplicables.

En el documental, una mujer dice con firmeza: “Ese fue mi doctor, mi cirugía, no tuve que gastar nada, solo mi fe”. Muchos le piden cuando enfrentan enfermedades graves y lo hacen mediante oraciones, imágenes y también rituales que imitan procedimientos médicos, pero con elementos simbólicos.

José Gregorio Hernández es conocido
José Gregorio Hernández es conocido como “el médico de los pobres” - crédito Leonardo Fernandez Viloria/Reuters

Leo Kopp, un empresario convertido en santo popular

Una figura menos tradicional, pero muy respetada por sus seguidores, es Leo Kopp, fundador de la empresa Bavaria. En vida, fue empresario, no religioso, pero por su trato justo con los trabajadores y su papel como empleador en momentos difíciles, muchas personas comenzaron a verlo como una figura digna de respeto y devoción.

Su estatua en el Cementerio Central de Bogotá se convirtió en un punto clave. La gente la visita, la limpia, le habla al oído, le pide favores relacionados con el empleo y la estabilidad económica. No hay una iglesia en su nombre, pero sí hay una comunidad constante que lo reconoce como alguien que “responde” cuando se le pide.

La estatua de Leo Kopp
La estatua de Leo Kopp en el Cementerio Central de Bogotá es hoy un lugar de peregrinación - crédito Uaesp/Alcaldía de Bogotá

¿Por qué se crean santos populares?

La razón principal es práctica, es decir, la gente necesita resolver problemas concretos, y busca figuras con las que pueda conectar más fácilmente. En algunos casos, sienten que los santos tradicionales no comprenden sus necesidades, o que no son tan accesibles, en cambio, estos santos populares suelen haber vivido situaciones similares a las que viven quienes les rezan.

Además, los santos populares suelen estar más cerca físicamente, en otras palabras, que fueron fotografiados, se encuentra en cementerios, en fotos en la casa, en estampas que se cargan en la billetera o se cuelgan en el carro. No hay que ir a una iglesia grande ni seguir un ritual estricto para hablarles y es precisamente esa cercanía, tanto emocional como material, la que facilita que muchas personas les tengan más confianza.