Nuevos aranceles de Estados Unidos ponen en jaque a empresas colombianas por riesgos ocultos en contratos

Expertos asegura que para muchas compañías el impacto no vendrá en forma de un nuevo impuesto, sino de conflictos con sus propios clientes o proveedores

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Colombia y Estados Unidos tienen
Colombia y Estados Unidos tienen un TLC firmado que no se afectará con los aranceles anunciados por el Gobierno Trump - crédito Infobae

Estados Unidos continúa reforzando su política comercial por medio de medidas arancelarias que afectan productos industriales y tecnológicos, en especial, aquellos de origen asiático. Colombia es objeto directo de estas medidas, ya que se le impuso un arancel base del 10% a todo lo que exporte a dicho país, por lo que muchas empresas pueden verse impactadas por las ventas externas o porque importan insumos desde países afectados o forman parte de cadenas de suministro globales que dependen de ese mercado.

Sectores como autopartes, textiles, tecnología, químicos y alimentos procesados, que dependen de insumos asiáticos o exportan componentes al mercado estadounidense, podrían experimentar aumentos de costos, retrasos logísticos o renegociaciones contractuales. El riesgo está también en lo que puede ocurrir en los contratos, los márgenes y las decisiones que se tomen (o no) a tiempo.

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Para muchas empresas, el impacto no vendrá en forma de un nuevo impuesto, sino de conflictos con sus propios clientes o proveedores.

Donald Trump, presidente de Estados
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, anunció arancel base de 10% para las exportaciones colombianas que lleguen a ese país - crédito Carlos Barria/Reuters

Según el socio de Comercio Exterior y Aduanas de Baker McKenzie Colombia Juan David López, “muchas compañías están revisando si sus productos están incluidos, pero muy pocas están revisando sus contratos”. Por eso, dijo que “ahí es donde puede estar el mayor riesgo: mercancía en tránsito, acuerdos sin cláusulas de ajuste, o cadenas de suministro que se pueden romper sin respaldo legal”, explica López.

Ante esto, hizo un análisis y dio un abecé de la situación:

  • Alcance real: no se trata solo del producto, sino del momento y del origen

Cuando se anuncian nuevas medidas arancelarias, el impacto depende del producto y también del país de origen, de los términos de embarque y de la fecha de salida. Una mercancía despachada sin documentación clara o con clasificación dudosa puede terminar enfrentando sobrecostos significativos.

“Hay decisiones operativas que pueden parecer menores, como cuándo sale un contenedor o cómo se documenta el origen, pero que definen si una empresa termina pagando un 25 % extra o no”, señaló López.

Estados Unidos es el principal
Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia - crédito Shutterstock
  • Recomendación: Verificar tiempos de embarque, condiciones de venta (Incoterms) y documentación de origen es clave para evitar errores costosos o sanciones. Un mal registro puede derivar en sobrecostos, pérdida de beneficios arancelarios o incumplimientos aduaneros.
  • Bloqueos contractuales: lo que no esté pactado puede costar millones

Muchos contratos internacionales no contemplan variaciones arancelarias como causal de revisión de precios. La ausencia de cláusulas de ajuste, fuerza mayor o revisión por causa sobreviniente puede abrir la puerta a litigios o rupturas comerciales.

“La mayoría de disputas que vemos no son por el arancel en sí, sino por la imposibilidad de renegociar cuando el contrato no lo permite. El margen se pierde ahí”, advirtió López.

Recomendación: revisar los contratos vigentes, en especial, cláusulas de precio, impuestos, fuerza mayor o hardship. Es fundamental para definir quién asume los sobrecostos y cómo proteger la relación comercial.

Aguacate y flores están entre
Aguacate y flores están entre los productos que exporta Colombia a Estados Unidos - crédito Shutterstock
  • Camino legal: cómo actuar antes de que sea demasiado tarde

Existen herramientas legales que permiten contrarrestar el impacto de posibles medidas comerciales. El Tratado de Libre Comercio (TLC) Colombia–EE. UU. puede brindar trato preferencial si se prueba origen calificado. Las zonas francas o regímenes especiales pueden ofrecer alivios. Y la reorganización estratégica de proveedores debe hacerse con asesoría legal para evitar nuevos riesgos.

“No se trata solo de moverse rápido. Se trata de moverse bien. Una mala decisión de cambio de proveedor o de clasificación puede generar nuevos problemas legales o tributarios”, explicó López.

Recomendación: no basta con reaccionar. Las empresas deben hacer cruces legales, logísticos y comerciales para rediseñar su operación y anticipar escenarios. Lo que hoy se vea como una amenaza arancelaria, mañana puede convertirse en una contingencia contractual o fiscal.

Las empresas que se preparen hoy podrán ajustar sus contratos, repensar su cadena y minimizar riesgos. Las que no, podrían enfrentar litigios, pérdida de clientes o sanciones.