Corte ratificó condena contra una mujer por trata de personas en su hotel en el extinto Bronx de Bogotá: esta es la historia

‘Los Flaquitos" terminaron sometidos a los vejámenes de Gloria Duarte y algunos inquilinos, luego de que estos no contaran con los recursos para continuar pagando una de las habitaciones

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El Bronx en Bogotá era
El Bronx en Bogotá era uno de los lugares predilectos para el consumo de estupefacientes y la comisión de todo tipo de delitos - crédito Colprensa

Durante décadas, el Bronx de Bogotá representó el epicentro de la marginalidad en la capital colombiana. Calles ocultas entre la indiferencia y el miedo, convertidas en territorios dominados por redes de microtráfico, prostitución, sicariato y consumo de sustancias psicoactivas.

En este entorno, la adicción operó como una trampa, privando de libertad y salud a quienes habitaban o frecuentaban el sector. Los efectos devastadores de la dependencia a los alucinógenos se agudizaron entre muros donde el Estado rara vez ingresaba y el abuso se volvió cotidiano.

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En 2016, una intervención policial desmanteló el Bronx y sacó a la luz relatos de horror y miseria. Entre las historias que emergieron, algunas llegaron hasta los estrados judiciales. Una de ellas fue la de Luz Aleyda Melitón y César Armando Báez Beltrán, conocidos como “Los Flaquitos”.

A "Los Flaquitos" se les
A "Los Flaquitos" se les acabó los recursos para continuar costeando su cuarto de hotel, lo que habría sido aprovechado por Gloria Duarte - crédito Imagen creada con IA

La pareja, en 2007, llegó al hotel La Cabuya, administrado por Gloria Duarte dentro del propio Bronx. Su permanencia en el lugar dependía de reunir el dinero para el pago de la habitación, pero al agotarse sus recursos en medio de serias dificultades económicas, Gloria les propuso alojamiento a cambio de trabajo. Sin alternativas y sumidos en la pobreza, aceptaron la oferta.

“Las víctimas aceptaron la propuesta, pues su incapacidad económica significaba que, de rehusarla,no tendrían opcióndistinta a la de dormir en la calle”, se lee en la sentencia, citada por Caracol Radio.

Durante siete años, Luz Aleyda y César Armando vivieron bajo condiciones de trato degradante. La dueña del hotel les imponía jornadas sin pausas, sin derecho a descanso, en turnos permanentes. Solo recibían $7.000 diarios como retribución que debía ser compartida entre los dos.

Las víctimas jamás fueron afiliados a seguridad social ni recibieron prestaciones. A esta explotación laboral, se sumaron agresiones frecuentes, tanto por parte de la propia dueña como de huéspedes, quienes los golpeaban con el consentimiento de Gloria Duarte.

Las víctimas eran sometidas a
Las víctimas eran sometidas a horas de trabajo extensas y maltratos físicos por parte de Gloria y otros inquilinos - crédito Colprensa

“Les exigía trabajar en ese establecimiento y estar atentos a sus labores las24 horas del día, siete días a la semana. Le prestaron servicios con exceso de las jornadas legalmente autorizadas para el ejercicio de la labor, y no les concedió, tampoco, el derecho al descanso”, afirmó puntualmente la Corte.

Los testimonios incorporados al proceso judicial señalan que, además de la violencia y la explotación, Gloria mantenía el control de la pareja mediante las drogas. No solo les exigía encargarse de conseguir y distribuir alucinógenos dentro del hotel, sino que alimentó su dependencia suministrándoles cocaína, bazuco y otras sustancias. Con esto, logró debilitar su voluntad y asegurar su sometimiento.

“Se aprovechó de su adicción para suministrarles cocaína, bazuco y otras sustancias. Así logró controlarlos y mantener dominada su voluntad durante el tiempo de los hechos”, enfatizó la sentencia.

Esta situación, mantenida durante años, fue evaluada por la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, que se pronunció sobre el caso. Con ponencia del magistrado Carlos Roberto Solórzano, la Corte confirmó la condena contra Gloria Duarte por el delito de trata de personas.

El alto tribunal recalcó que la explotación laboral y la manipulación de las adicciones de las víctimas configuraron un escenario típico de trata. La Corte rechazó cualquier intento de justificar la conducta de la acusada por razones de pobreza o adicción, señalando que la afectación a la dignidad humana fue permanente.

Las víctimas empeoraron su adicción
Las víctimas empeoraron su adicción a las drogas gracias a Gloria Duarte, según detalló la Corte - crédito Colprensa

“Esas condiciones de precariedad, ajenas al derecho laboral e incluso a la dignidad humana que les asiste a las víctimas, materializan un contexto de explotación laboral propio de un escenario constitutivo del delito de trata de personas”, aseveró la Corte.

La sentencia dejó sentado que Gloria Duarte, al aprovecharse de la vulnerabilidad de Luz Aleyda y César Armando, los mantuvo en condiciones indignas hasta que, finalmente, los echó a la calle por motivos de salud.

La historia de “Los Flaquitos” es solo un extracto de la realidad que atravesó el Bronx, y da cuenta del impacto de la adicción y la explotación en la vida de quienes quedaron atrapados en sus calles.