En video: así se restauró el florero de Llorente, principal símbolo del inicio independentista de Colombia

La intervención permitió observar análisis y estudios en tiempo real, priorizando la preservación y el potencial investigativo del objeto, expertos de diversas disciplinas exploran su simbolismo y origen

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El florero de Llorente, pieza
El florero de Llorente, pieza clave de la independencia de Colombia, es objeto de análisis multidisciplinario y debate histórico - crédito Museo de la Independencia

La intervención que transformó el florero de Llorente en un objeto de estudio abierto al público marcó un hito en la museología colombiana. Durante la exposición “Rompa usted el florero”, los restauradores optaron por mostrar la pieza deconstruida, permitiendo a los visitantes observar procesos y detalles que normalmente permanecen ocultos.

El espacio, ubicado en la antigua tienda de la carrera Séptima Calle Real, se convirtió en un taller de restauración donde estudiantes y especialistas realizaron análisis y estudios a la vista de todos. Esta decisión, según el Museo de la Independencia Casa del Florero, buscó “mostrarle al público lo que normalmente no puede ver”, privilegiando la conservación sobre la restauración formal. Así, la intervención evitó resanar grietas o añadir recubrimientos, para preservar el potencial investigativo del objeto.

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A través de un video publicado en su sitio oficial de YouTube, el Museo de la Independencia Casa del Florero destacó la historia, los estudios y la conversación que hay detrás del cuidado del emblemático florero de Llorente, pieza emblemática de la independencia de Colombia, cuya interpretación y significado han sido objeto de debate y análisis multidisciplinario, y que permanece expuesta para el público en general.

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La intervención del florero de Llorente marcó un hito en la museología colombiana al mostrar el proceso de restauración al público - crédito Museo de la Independencia

La discusión sobre la naturaleza del objeto no es reciente. En documentos de la época, el incidente se asocia tanto a un “florero” como a “adornos”, un “charol” o un “ramillete”. El Diccionario de Autoridades de 1737 define “ramillete” como una “especie de piña artificial de dulces y de varias frutas que se sirven en las mesas y sus agasajos”, y “ramilletero” como un adorno de altar formado por una maceta y flores artificiales. Estas definiciones permanecieron inalteradas hasta 1817, lo que sugiere que la identificación del objeto ha estado sujeta a interpretaciones y matices históricos.

El rastro físico del florero se pierde tras los hechos de 1810 y solo reaparece en 1882, cuando el artista Epifanio Garay lo dona al Museo Nacional de Colombia. El Diario oficial del 23 de enero de ese año afirma: “Asegúrese con pruebas que merecen completo crédito que es el mismo que dio origen a la famosa reyerta del 20 de Julio de 1810, entre el español José González Llorente y el patriota Antonio Morales.

En la base se encuentra la firma que él (Llorente) acostumbraba en esta época. El señor José María Espinosa, testigo de los acontecimientos del 20 de julio del año expresado, reconoció la taza como la base de florero que dio lugar a la memorable contienda y como tal fue tenida por el señor Manuel Manrique en cuyo poder estuvo por largo tiempo”.

El análisis iconográfico permitió identificar en el florero símbolos asociados a Carlos III, Rey de España (1759-1788). En la parte superior destaca una corona real con decoración que sugiere incrustaciones de piedras preciosas y hojas de acanto en la base de la diadema.

El objeto, asociado a la
El objeto, asociado a la reyerta del 20 de julio de 1810, fue identificado y donado al Museo Nacional en 1882 por Epifanio Garay - crédito Museo de la Independencia

El conjunto heráldico está rodeado por el Toisón de oro, insignia otorgada desde 1504 a los monarcas españoles, representada por un collar de eslabones azules y rojos que culmina en un cordero dorado. Este emblema ha formado parte de la heráldica nacional española desde el reinado de Carlos I hasta el de Carlos III. Además, los escudos aparecen entre follaje, rocas, un fragmento de libro y una serpiente.

Las investigaciones apuntan a que el florero fue fabricado en la Real Fábrica del Buen Retiro, fundada en Madrid por Carlos III en 1759, heredera de la fábrica de Capodimonti en Nápoles. Artistas, operarios, moldes y materiales se trasladaron de Italia a la península ibérica, y la marca distintiva de la manufactura, la flor de lis, solía inscribirse en el reverso de las piezas en azul, negro o verde. Aunque en el florero no se ha hallado esta marca, la flor de lis aparece en los escudos de Carlos III como parte de la decoración, no como sello de fabricación.

Restauración y conservación del florero de Llorente

Con la participación de William Gamboa, director del programa en museología de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural de la Universidad Externado de Colombia, en 2021 el Museo Independencia explicó los estudios previos y la intervención de la base del florero.

Según el museo, el proyecto de intervención hace parte de la conmemoración del Bicentenario del Grito de Independencia y se denominó “Intervenir para la independencia” o “Restaurar para la independencia”. La pieza fue objeto de un estudio integral con participación transdisciplinar: Mario Fernández desde la química, David Cohen, María Victoria Varón en restauración, Guillermina en análisis estético-iconográfico, y especialistas del Instituto de Patrimonio Histórico Español, que establecieron vínculos entre esta pieza y otras conservadas en España.

El proceso de conservación incluyó una limpieza superficial y puntual, así como la eliminación de intervenciones anteriores que dificultaban la lectura del objeto. No se realizaron restituciones formales ni se aplicaron recubrimientos, esmaltes o barnices, dada la naturaleza inorgánica de la pieza y su alto potencial para futuras investigaciones. El objetivo fue preservar la integridad y la información contenida en el florero, manteniéndolo disponible para nuevos estudios.

Como parte del proyecto “Restaurar para el Bicentenario”, se organizaron cuatro exposiciones: “Un objeto histórico interrogado”, “Miradas micro y macro”, “Cuidados intensivos” y “Revelar otra historia”. Estas muestras permitieron explorar el objeto desde distintas perspectivas y profundizar en su significado histórico y material.

Actualmente, el florero se exhibe de forma permanente en la sala dedicada a este símbolo, dentro de una vitrina con altura adecuada para niños y adultos, y con un espejo en la base que facilita su observación. Cada lunes, el equipo de conservación realiza tareas de mantenimiento y limpieza para asegurar su preservación a largo plazo.