Tía de la bebé de dos años asesinada en Medellín advirtió que la menor presentaba señales de abuso desde antes: “Se sentía como temerosa”

El principal sospechoso, el padrastro de la menor, se mantiene bajo la investigación, que concluyó que la niña había sido abusada sexualmente

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Las autoridades de Medellín confirmaron
Las autoridades de Medellín confirmaron que la niña de dos años encontrada muerta en Altavista fue asesinada y abusada sexualmente - crédito Sergio Acero/Colprensa

No paran las investigaciones en Medellín por la muerte de Amaia, una menor de apenas 2 años de edad que llegó a un centro hospitalario sin signos vitales y que, según los informes forenses, fue víctima de abuso sexual, además de concluir que su deceso fue provocado.

De hecho, en la mañana del martes 15 de julio, la tía de Amaia recordó situaciones previas en las que la menor evidenciaba temor ante la cercanía de adultos y una renuencia a interactuar fuera del entorno infantil.

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Según relató Luz Inés Jaramillo, los comportamientos de la niña permitían suponer la existencia de tratos inadecuados, una presunción que se vio tristemente confirmada tras los exámenes practicados por las autoridades.

La tía de la víctima sostuvo diálogos directos con el padrastro en el centro hospitalario apenas ocurrieron los hechos, momento en el que reforzó sus sospechas sobre posibles abusos previos y la responsabilidad directa del señalado.

Desde el primer momento dije a la niña la abusaron, desde el primer momento, cuando ese desgraciado dijo que se iba a bañar cuando se acostó, yo como mamá me imaginé que él había abusado de la niña”, señaló la familiar en diálogo con Blu Radio.

De igual manera, relató a la prensa que el comportamiento retraído y temeroso de la pequeña, especialmente hacia los adultos, resultaba un indicio recurrente analizado más tarde dentro de la investigación criminal.

Yo la veía jugar con el hermanito, con los niños, pero con personas adultas, yo veía que ella más bien como que no se dejaba cargar mucho, ella miraba y bueno, como que no, como que sí. Se sentía como temerosa de pronto que una persona adulta se le acercara”, continuó la tía de la menor.

Entretanto, las investigaciones de la Fiscalía General de la Nación y los análisis forenses de Medicina Legal validaron oficialmente la principal hipótesis de homicidio, descartando la versión inicial que sugería una caída accidental desde la cama.

Los resultados periciales evidenciaron no solo lesiones compatibles con maltrato físico en diversas partes del cuerpo, sino señales inequívocas de abuso sexual.

Tristemente y con dolor en el alma, debemos confirmar de acuerdo con las investigaciones de las autoridades que esto se trata de un homicidio, de un homicidio contra una menor de dos años. Estos desgraciados tienen que pagar por ese delito”, enfatizó el mandatario en declaraciones públicas.

El alcalde Gutiérrez detalló que el cuerpo de la menor presentó hematomas en cabeza, extremidades y tronco, una evidencia que alertó al equipo médico tras su ingreso sin signos vitales a la Unidad Intermedia de San Javier, el jueves 10 de julio.

El padrastro, quien la condujo hasta el hospital, argumentó en ese momento que la niña había caído en la vivienda del sector La Gallera, ubicada en la vereda El Corazón.

Estas afirmaciones se encontraron en contradicción directa con los hallazgos forenses y médicos, lo que motivó la intervención inmediata de las autoridades judiciales y el inicio de una investigación formal.

El avance del proceso judicial está siendo coordinado entre la Fiscalía y la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, quienes han ampliado las pesquisas para determinar si existen responsabilidades adicionales en el entorno familiar.

Entretanto, el padrastro permanece como principal sospechoso, habiéndose descartado, con base en pruebas físicas y testimoniales, las explicaciones que justificaban una caída accidental como causa primaria del deceso.

Como medida preventiva, autoridades de infancia trasladaron al hermano mayor de la víctima, de cinco años, a la Comisaría de Familia, a fin de proteger su integridad. Se abrieron procesos de verificación para determinar si también pudo haber sido víctima de maltrato o negligencia, una acción que forma parte de los protocolos de restablecimiento de derechos para menores en riesgo.