Esposo de la mujer que fue asesinada por su hijastro publicó una emotiva carta: “Queda un vacío inmenso”

El testimonio de Alexander Godoy se refiere a la importancia de reconocer el sufrimiento de aquellos que pierden a su compañero de vida

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El joven acabó con la
El joven acabó con la vida de su madrastra y su padre aún vive con el duelo - crédito Freepik

Alexander Godoy decidió hablar tras dos años de duelo, al compartir públicamente su testimonio sobre la tragedia que marcó su vida: el asesinato de su esposa Yessica Calvera a manos de su propio hijo adolescente, un hecho que estremeció a Bogotá el 2 de junio de 2023 y que volvió a tomar relevancia, después de que el ciudadano emitiera un comunicado sobre el día que cambió su vida para siempre.

“Por favor: dejen de decir que la única pérdida sin nombre es la de un hijo. Porque al hacerlo, nos dejan huérfanos de empatía a quienes también hemos perdido a nuestros amores, y nos obligan muchas veces a guardar silencio, a reprimir nuestras experiencias, solo porque nuestro dolor parece, ante los ojos del mundo, menos importante”, relató, demostrando el dolor que siente por la partida de su compañera de vida.

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El crimen ocurrió cerca de las 5:30 p. m., cuando el cuerpo de Yessica Calvera, editora de contenido en la industria audiovisual, de 39 años, fue hallado en su apartamento del barrio Modelia. El responsable del fatal ataque era su hijastro de 16 años, que confesó haberla asesinado en lo que describió como un ataque de ira.

Su padre y esposo de la víctima se encontraba fuera del país en ese momento. Al regresar, encontró su hogar vacío: ni su esposa ni su hijo estaban allí para recibirlo. El joven fue privado de su libertad tras atribuirse el hecho y le relató a las autoridades con detalle cómo planeó y ejecutó el crimen, pero hasta ahora no se había escuchado la versión del padre, que decidió aislarse para procesar la pérdida.

Yessica Calvera Cortés fue reportada
Yessica Calvera Cortés fue reportada como desaparecida el 2 de junio. Tras doce horas de búsqueda se encontró su cuerpo sin vida en el baño de su apartamento - crédito Facebook

En su testimonio, revelado por Semana, Godoy reflexionó sobre el dolor de perder a su pareja: “Muchas personas dicen que perder un hijo es el dolor más grande que puede existir. No estamos preparados para ello. Incluso, hay palabras para nombrar a quien pierde a sus padres: huérfano. Para quien pierde a su esposo o esposa: viudo o viuda. Pero para quien pierde a un hijo, no existe nombre. Y es cierto, es un dolor inmenso. Pero, ¿qué hay de aquellos que, como yo, perdemos al amor de nuestras vidas?”, planteó.

Del mismo modo, aprovechó el texto para reiterar que la sociedad tiende a minimizar el sufrimiento de aquellos que pierden a su pareja, debido a la percepción de que el matrimonio es rutinario y que el divorcio es siempre una salida fácil.

Del mismo modo, fue enfático en afirmar que el amor hacia los padres y los hijos surge de vínculos biológicos y sociales, mientras que el amor de pareja es una decisión consciente: “Cuando decidimos amar a alguien, estamos construyendo un nuevo corazón. Como piezas de lego, vamos reorganizando nuestras emociones y prioridades para formar una nueva vida juntos. Si se hace con dedicación, compromiso y verdad, el vínculo que se genera puede ser incluso más fuerte, porque nace de una elección voluntaria, no de una imposición biológica o social”, afirmó.

Del mismo modo, aclaró que la pérdida de este vinculo lo afectó bastante: “Perder al cónyuge es como perder una pierna o un brazo. Ya no está, pero su ausencia se siente cada día: en las decisiones que antes tomaban juntos, en los silencios, en las conversaciones que ya no suceden, en la necesidad de contar algo al final del día y no tener a quién. La vida sigue, sí, pero con una parte de nosotros que ya no está y que hace falta cada segundo”.

El acto de violencia estremeció
El acto de violencia estremeció a la ciudad - crédito Camila Díaz / Colprensa

El doloroso relato de Godoy pone ejemplos a las distintas formas de pérdida: la de un hijo, que deja una habitación vacía y una silla sin ocupar; la de un padre, que se manifiesta en consejos ausentes y llamadas que ya no llegan.

En contraste relató ejemplos de cómo se vive el duelo tras despedir a un compañero de vida: “Es una pérdida sin suelo. Se va con él o ella la persona con la que decidías todo. El rostro que veías al despertar y antes de dormir. Las palabras de aliento que te daban fuerza. El abrazo donde encontrabas refugio. El confidente que conoce los secretos más profundos de ti. La persona que, aun sabiendo que algo iba mal, te sonreía con optimismo solo para darte fuerzas. Y de repente… todo eso desaparece".

Finalmente, reiteró que “Esta no es una competencia de quién sufre más. Es un llamado urgente a la empatía. A dejar de comparar dolores. A entender que cada pérdida duele de forma distinta, pero no menos”.