Delfines fueron vistos dando un espectáculo a los bañistas del rodadero, en Santa Marta

Un grupo de bañistas fue sorprendido en sus vacaciones, cuando un delfín se acercó a ellos en El Rodadero para dar saltos en el aire durante varios minutos.

Así quedó registrado en un video que se hizo viral a mediados de julio del 2025, en el que animal sorprende a los viajeros, con un espectáculo de larga duración.

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Y es que, incluso, les dio tiempo a los nadadores de acercarse a la orilla, tomar su teléfono celular y comenzar a grabar para compartir lo ocurrido con sus familias, en redes sociales.

La emoción entre los viajeros fue evidente y es que, incluso, con una embarcación a contados metros, el delfín estuvo dando vueltas hacia atrás, una y otra vez.

Cuanto más parecían aplaudirlo y gritar de emoción, más saltaba el animal. Un comportamiento que, de acuerdo con el blog Los viajes de ali, podría responder a cuatro situaciones:

1. Cargarse de oxígeno, sin llegar a deshidratarse.
2. Ganar visibilidad y encontrar a su manada,
3. Comunicarse con mayor rapidez, entendiendo que los sonidos viajan mejor fuera del agua
4. 4. Deshacerse de parásitos que podrían estar dañando su piel.

El contacto directo entre humanos y delfines salvajes puede tener consecuencias graves, incluyendo episodios, estrés, lesiones e incluso la muerte del animal. Tal como advierte la normativa vigente en países como los Estados Unidos, alimentar o acosar a esta especie no solo viola la ley, afecta negativamente su comportamiento e integridad.

De acuerdo con el sitio web especializado en su cuidado: Dolphins Plus, alimentar a los delfines provoca que desarrollen una dependencia de la comida suministrada por humanos. Esta práctica favorece que los animales abandonen sus hábitos de caza en el entorno natural y pierdan su instinto fundamental de desconfianza hacia las personas. La web experta en conservación marina destaca que esta reacción facilita situaciones peligrosas tanto para los delfines como para quienes los observan o navegan cerca de ellos.

Otro aspecto que destacan es que debería evitarse cualquier tipo de contacto físico con los delfines, incluso si estos se aproximan voluntariamente. Los especialistas recomiendan el uso de binoculares para disfrutar su observación a una distancia prudente, respetando su hábitat sin interferir en su vida natural.

El ruido constituye otro factor de riesgo. Según advierten organizaciones protectoras de esta especie, los sonidos fuertes y repentinos pueden provocar la dispersión de grupos familiares y separar a las madres de sus crías, lo que supone un riesgo considerable para la supervivencia de los animales jóvenes. Ante cualquier indicio de perturbación o estrés en los delfines causado por la presencia humana, se aconseja retirarse de manera calmada para no agravar la situación.

Las medidas de prevención son aún más estrictas para quienes practican el avistamiento desde embarcaciones. Los expertos resaltan la prohibición de intentar atrapar o rodear grupos de delfines salvajes, ya que esta conducta puede alterar gravemente su comportamiento y ocasionarles daño físico o traumas. El protocolo apropiado estipula colocar el motor de la embarcación en punto muerto al situarse cerca de individuos o agrupaciones de esta especie.

La distancia recomendada para la observación responsable de delfines es de al menos 45 metros (50 yardas), mientras que en el caso de las ballenas debe reservarse un margen de 90 metros (100 yardas), equivalente a la longitud de un campo de fútbol, para garantizar su bienestar. Como alternativa sostenible, las excursiones de avistamiento reguladas que cumplen con estos lineamientos constituyen una forma segura y respetuosa de apreciar la vida marina, tal como recomiendan especialistas en ecoturismo y conservación.