
En una serie de declaraciones crudas y honestas en el pódcast Trapitos al sol, el creador de contenido y streamer Nicolás Arrieta habló abiertamente sobre uno de los capítulos más difíciles de su vida: su adicción a las drogas y el alcohol, lo cual lo llevó a iniciar un proceso de rehabilitación.
De acuerdo con sus declaraciones, aunque no fue una determinación que él mismo tomó, sí fue una situación que lo ha llevado a reconstruirse desde cero y encontrarse nuevamente con la creación de contenido.
Arrieta relató con detalle cómo enfrentó sus demonios internos, la experiencia de ser ingresado a la fuerza a un hospital psiquiátrico y la forma en que el abuso de sustancias casi arruina su vida por completo.
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“Este año que estuve sin hacer videos, la verdad estuve en rehabilitación, estuve 20 días y me ayudó mucho a controlar el síndrome de abstinencia. Estuve igual con medicamentos para esa vaina, sigo medicado todos los días”, reveló.

Según explicó que tuvo un momento en el que se le juntó una ruptura con el desgaste emocional y eso detonó una profunda crisis que lo llevó a tocar fondo, razón por la cual dejó de hacer videos para sus redes sociales y empezó a consumir.
“Te quedas sin ideas, pierdes las ganas de hacer lo que amas. Y si ya no le tienes amor a lo que haces, mejor no hacerlo. Tuve que arreglar toda mi vida. Todavía sigo en eso, pero tuve que otra vez volver a construir todo, volver a empezar, vivir sin estar así, y es complicado. Me tomó bastante, seis meses. Yo estoy en rehabilitación hace seis meses.”, indicó.
La experiencia en rehabilitación, aunque dura, fue reveladora, pues Nicolás contó que fue llevado por la fuerza al hospital luego de un incidente con la policía.
“Me llevaron en ambulancia, me inyectaron y amanecí en un hospital psiquiátrico público. Estaba con personas que consumían bazuco, con brazaletes del Inpec. Fue fuerte, pero también me salvó”, confesó.
Arrieta detalló que durante la pandemia desarrolló un patrón peligroso de consumo, pues se tomaba una botella y media de licor diaria, solo. Incluso durante sus transmisiones en vivo, en su programa Misterios no Misteriosos, llegó a quedarse dormido por el exceso de alcohol, se desmayaba frente a las cámaras.

Pero el problema no era solo el alcohol, pues a los 18 años estuvo al borde de un coma etílico, y luego llegó la cocaína. Sin embargo, esa situación no lo detuvo y continuó por ese camino, ya que no le impedía seguir con sus labores diarias.
“La verdad es que yo siempre he vivido en exceso. A los 18 años tuve casi un coma etílico, me tocó ir a la clínica y me llevaron porque estaba al borde de un coma etílico. Y luego empecé a consumir cocaína. Fue duro. (...) Yo nunca sentí la presión, a los 19, 19 años me fui a vivir a Argentina por cuatro años, luego me fui a vivir a Estados Unidos otros tres años. Yo volví acá como a los 27. Y la verdad es que he tenido mucho tiempo libre, más que todo eso hace que tomemos trago. Y la verdad, pues en mi familia sí se toma trago, obviamente no como yo tomaba, pero, pues ver tomar a otros adultos y que en reuniones todos tomábamos, pues ya tú empiezas a cogerlo. Yo lo empecé a coger como un hábito. Yo tomaba solo. Ese es el primer síntoma cuando eres alcohólico. Pero yo fui un adicto funcional durante años. Trabajaba, generaba contenido, y nadie sabía que consumía drogas”, confesó.
Sin embargo, la situación se deterioró hasta el punto en que no podía despertar sin consumir, y sufría ataques de ansiedad si no tenía acceso a las sustancias: “Llegó un momento en que mi cuerpo ya no toleraba nada. Me levantaba hecho mierda, consumía, y nadie lo notaba”.
Aunque en este momento se encuentra en recuperación y reconstruyendo su vida, el proceso ha sido largo y continúa. Contó que lleva seis meses en rehabilitación y que todavía está organizando todo, intentando construir una nueva rutina sin depender del consumo.
Durante la conversación, con un tono directo y sin adornos, Nicolás aprovechó la oportunidad para enviar un mensaje a quienes están atravesando situaciones similares.
“Mi mensaje es: vayan por su propia voluntad. No esperen a que la policía los saque de su casa. No esperen a que los obliguen. Hablen con su familia, pidan ayuda. Guardarse un tiempo no está mal, es un reinicio”, aseguró.

En sus días internado, Arrieta también encontró conexiones humanas inesperadas que le sirvieron para hacer nuevas amistades y también para ver espejos de vida que no quiere repetir.
Aunque admite que no ha dejado el alcohol por completo, dice que ahora consume solo ocasionalmente y con moderación. Además, indicó que en un futuro no descarta volver a internarse, esta vez espera hacerlo en una clínica privada, en mejores condiciones.
La confesión de Nicolás Arrieta ha generado una ola de reacciones en redes sociales, con cientos de seguidores expresando apoyo, admiración y agradecimiento por compartir un testimonio tan valiente. En un país donde el consumo de drogas sigue siendo un tema tabú, muchos indican que sus palabras podrían convertirse en una guía para quienes enfrentan la adicción en silencio.
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