Presidente de la Corte Suprema lanzó fuerte llamado a respetar la Constitución: “El desorden nace del incumplimiento, aunque sea bien intencionado”

En una ceremonia solemne celebrada el jueves 3 de julio ante la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia, se posesionó el nuevo magistrado de la Sala de Casación Civil, Agraria y Rural, Juan Carlos Sosa Londoño. El acto, más allá del protocolo judicial, se convirtió en un escenario para que el presidente de la Corte Suprema, Octavio Augusto Tejeiro Duque, reiterara con vehemencia un mensaje político y jurídico claro: la Constitución de 1991 debe cumplirse en su integridad, sin excepciones ni desviaciones.

Desde el inicio de su intervención, Tejeiro Duque enfatizó el papel estructural que tiene la Constitución en la vida nacional. “Como siempre, reiteramos el respeto incondicional a la Ley de Leyes. Demandamos con firmeza el acatamiento fiel de sus 13 títulos, 380 artículos permanentes y los 67 artículos transitorios, además de sus cerca de 40 reformas. Convencidos de que la estabilidad jurídica garantiza la estabilidad de los derechos y por ese sendero, la libertad, la paz, la equidad, la vida, la dignidad y todos los valores que aquí se persiguen”, expresó el presidente del alto tribunal.

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En un contexto político donde sectores del país han planteado reformas institucionales, ajustes al orden legal o incluso una nueva constituyente, el presidente de la Corte Suprema advirtió sobre los peligros del incumplimiento constitucional, incluso cuando este se promueve con buenas intenciones. “El incumplimiento a los derechos y a los procedimientos constitucionales, por bien intencionados que parezcan, sólo puede conducir al desorden, al caos y por allí a la violación de garantías de los ciudadanos señalados en la Carta y en las leyes que la acompañan”, puntualizó.

Tejeiro Duque citó una máxima del derecho romano para recordar que los acuerdos fundacionales de la sociedad no son optativos: “Decían con razón los romanos, pacta sunt servanda, para señalar que los pactos son para cumplirlos. Y el gran pacto pacífico y de todos de 1991 debe cumplirse íntegra y vehementemente”.

Por su parte, el magistrado Juan Carlos Sosa Londoño, en su discurso de posesión, asumió con solemnidad el encargo conferido por la Corte y se comprometió con los valores y responsabilidades que implica su nuevo rol. “Tengan la certeza que en la nueva tarea que me han encomendado no seré inferior a aquellos que con su vida enaltecieron a la rama judicial y que fueron ejemplo para que resurgiera como el ave fénix”, expresó.

Asimismo, hizo un llamado a la construcción colectiva de una sociedad más justa: “Contribuyamos entre todos, como el que más, con el compromiso general de alcanzar una convivencia social y pacífica, de tener como norte la concordia nacional, siempre asegurando la integridad del orden político, económico y social justo que nos manda la Carta Política: resolución imparcial, efectiva y prudente de las diversas situaciones judiciales y administrativas, pero con la absoluta independencia que las circunstancias actuales exigen”.

Este llamado cobra especial relevancia en un contexto donde el presidente Gustavo Petro ha insinuado, en distintos escenarios, la posibilidad de convocar una asamblea constituyente, generando preocupación entre juristas, exmagistrados y líderes de oposición que advierten sobre el riesgo de socavar el pacto democrático consolidado en la Constitución de 1991.

A la ceremonia asistieron altas autoridades del Poder Judicial y organismos de control, lo que reflejó la importancia institucional del evento. Estuvieron presentes Jorge Enrique Ibáñez Najar, presidente de la Corte Constitucional; Jorge Enrique Vallejo Jaramillo, presidente del Consejo Superior de la Judicatura; Mauricio Fernando Rodríguez, presidente de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial, y Carlos Hernán Rodríguez Becerra, contralor general de la República.