Advierten desde el Congreso de la que el reemplazo de Laura Sarabia debe ser una mujer

La renuncia de la ministra de Relaciones Exteriores abrió debates sobre la política exterior, la improvisación en decisiones cruciales y el cumplimiento de la ley de paridad

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La renuncia de Laura Sarabia
La renuncia de Laura Sarabia evidenció tensiones en la política exterior y la falta de cumplimiento de la ley de paridad en Colombia - crédito Colprensa

Ni las redes sociales del presidente Gustavo Petro ni los comunicados oficiales calmaron la tormenta política que desató la renuncia de Laura Sarabia como canciller. Su salida, aunque presentada como una decisión personal ante desacuerdos con el Ejecutivo, activó una cadena de reacciones que van desde el reclamo por el incumplimiento de la ley de paridad hasta duras críticas a la improvisación con el contrato de pasaportes.

“Deseo a Laura Sarabia la mejor de las suertes”, escribió Petro en su cuenta oficial, y añadió que ella fue “vital en la campaña”, destacando su “orden y disciplina”. La despidió con elogios, pero el contexto no acompañaba el tono afectuoso. La tensión en el gabinete y las controversias en torno a la licitación de pasaportes no solo precipitaron su salida, sino que dejaron preguntas abiertas sobre la dirección de la política exterior y el cumplimiento normativo dentro del Ejecutivo.

Senadores como Lozano y Motoa
Senadores como Lozano y Motoa exigen mayor eficiencia y paridad en la Cancillería, tras múltiples polémicas recientes - crédito Prensa Angélica Lozano

La renuncia de Sarabia deja vacante uno de los cargos clave del gabinete, justo en un momento en que la ley de paridad exige mayor presencia femenina en los altos niveles del poder público. La senadora Angélica Lozano fue contundente: “El Gobierno está incumpliendo la ley de paridad. Sí o sí tienen que nombrar una mujer en la Cancillería”.

Lozano se refirió específicamente a la ley 2424 de 2024, que ordena que al menos el 50% de los cargos de máximo nivel decisorio sean ocupados por mujeres. Y con esta salida, la balanza empieza a inclinarse peligrosamente en dirección contraria. La designación de un nuevo ministro o ministra no será solo una decisión política, sino una prueba de coherencia legal.

Uno de los elementos que terminó por tensar la relación entre Sarabia y el Ejecutivo fue el manejo del contrato para la expedición de pasaportes. Al parecer, la canciller no estaba de acuerdo con las decisiones que buscaban cancelar o modificar unilateralmente el convenio con la empresa Thomas Greg & Sons. Su postura técnica y jurídica habría chocado con la visión más política del presidente y sus asesores.

“Improvisar con los pasaportes le cuesta al país. Sin convenio con Portugal, planta de producción, la Imprenta no ha hecho los pasaportes. El presupuesto subsidia el caos. Van 3 cancilleres. ¿Quién responde?”, cuestionó la senadora Lozano en su cuenta de X, apuntando directamente a la fragilidad institucional con la que se manejó este tema.

La gestión de los pasaportes,
La gestión de los pasaportes, entre técnicas rechazadas y decisiones políticas, genera cuestionamientos sobre las prioridades del Gobierno - crédito Cancillería de Colombia

La reacción a la salida de Sarabia no tardó en llegar desde el Congreso. Y aunque algunos dentro del oficialismo prefirieron el silencio, otros fueron más explícitos. Pedro Suárez Vacca, congresista del Pacto Histórico, no escondió su alivio: “Se fue Laura Sarabia, quizá la funcionaria más polémica del gobierno. Siempre tuvo la confianza del Presidente, pero también señalada por cerrar puertas y generar tensiones internas. Que su salida permita oxigenar al Gobierno del Cambio y recuperar la tranquilidad que muchos esperábamos”.

Desde la oposición, en cambio, la renuncia fue leída como un síntoma del deterioro de la política exterior bajo el actual Gobierno. Carlos Fernando Motoa, senador de Cambio Radical, fue tajante: “Es lamentable lo que ocurre constantemente en la política exterior en el Estado colombiano”. A su juicio, el desfile de ministros en la Cancillería y los escándalos diplomáticos recientes reflejan una “errática política exterior”. Motoa también apuntó al incremento de cónsules y embajadores envueltos en controversias personales o administrativas desde 2022, como parte del deterioro de la imagen internacional del país.

Más allá de las cifras y los procesos, la salida de Sarabia también encendió el debate sobre el silencio de los funcionarios que abandonan el cargo en medio de tensiones internas. La senadora María Fernanda Cabal no dudó en cuestionar esa actitud. “Cuidar al otro con el silencio, como afirma Laura, es exponer al país al ocultamiento de la verdad que todos merecemos conocer”, dijo.

La salida de Sarabia deja
La salida de Sarabia deja en duda la capacidad del Ejecutivo de cumplir tanto con normas legales como con expectativas ciudadanas - crédito @CancilleriaCol/X

La Cancillería, una de las carteras más sensibles del gabinete, queda nuevamente en manos de la incertidumbre. El país espera definiciones sobre el futuro del esquema de pasaportes, sobre si se cumplirá o no con la ley de paridad y, sobre todo, sobre quién asumirá una de las sillas más inestables del Gobierno.

Por ahora, el legado de Sarabia será recordado más por la intensidad de sus conflictos que por la duración de su gestión. Pero su salida —como las anteriores— deja al descubierto las grietas que aún sacuden la estructura del poder presidencial.