Jorge Moreno, el soldado colombiano que no olvida la Guerra de Corea, 75 años después: “El ímpetu de la juventud es imparable”

Este 25 de junio se conmemora un nuevo aniversario de la guerra en Corea, un conflicto en el que Colombia envió 4.750 soldados como parte de su participación militar

Guardar
Jorge Moreno lleva consigo el
Jorge Moreno lleva consigo el legado de una misión heroica cumplida durante la Guerra de Corea entre 1950 y 1953 - crédito Jorge Moreno

Este 25 de junio se cumplen 75 años del inicio de la Guerra de Corea, un conflicto que enfrentó a dos bloques ideológicos y militares en el noreste asiático y que dejó cerca de tres millones de muertos.

Colombia fue el único país latinoamericano que envió tropas: 4.750 hombres integraron el Batallón Colombia. Uno de ellos, Jorge Guillermo Moreno Lara, hoy con 93 años, recuerda con lucidez las secuelas de una guerra que lo marcó para siempre.

Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel

Moreno nació el 16 de agosto de 1933 en la vereda San Marcos, corregimiento de Tatambud, en Pupiales (Nariño). Desde niño le atrajo la vida militar, influido por los soldados que veía pasar cerca de la finca vecina.

Tras retirarse del seminario, escuchó por altoparlante una convocatoria en la alcaldía de su municipio: se buscaban bachilleres de 18 años para ingresar a la fuerza pública. Decidió postularse a la Escuela Militar.

Jorge Guillermo Moreno Lara, quien
Jorge Guillermo Moreno Lara, quien combatió en la Guerra de Corea, nació el 16 de agosto de 1933, un miércoles, en la vereda San Marcos, corregimiento de Tatambud, municipio de Pupiales, en el departamento de Nariño - crédito Jorge Moreno

En su libro de memorias, de 250 páginas, relata cómo la promesa de una buena alimentación y condiciones dignas contrastó con la realidad: “Cuando nos reclutaron nos ofrecieron un excelente trato, pero no fue así. En Bogotá, el desayuno, el almuerzo y la comida era aguapanela con galletas. Varios desertaron” afirmó en el escrito.

Tras solo tres meses de instrucción, un lunes en la mañana, el coronel Manuel Agudelo preguntó quién quería ir a Corea. Jorge, ubicado al final de la formación por su estatura, levantó la mano sin dudar. Lo trasladaron al Batallón Colombia, creado por el presidente Laureano Gómez en respuesta al llamado de Naciones Unidas para apoyar a Corea del Sur frente al avance del Norte, respaldado por China y la URSS.

A Jorge y sus compañeros les dieron diez días de licencia para despedirse. Una colecta entre amigos le permitió viajar en avión a Nariño. Su abuela y su madre lo despidieron entre lágrimas, implorándole que no fuera a una guerra ajena. “Pero el ímpetu de la juventud es imparable”, dice.

Tras una travesía que incluyó escalas en Barranquilla, Panamá, Hawái, Filipinas y Japón, Jorge llegó a Corea. En Hawái, durante 12 días, parecía estar en vacaciones. Pero la ilusión se acabó pronto. En el tren hacia Pusán, en Corea del Sur, pensó: “se me acabó el paseo”.

Imágenes del Batallón Colombia en
Imágenes del Batallón Colombia en la Guerra de Corea - crédito Ejército Nacional de Colombia

La realidad del frente fue brutal. En su primera misión, debía desalojar un cerro tomado por fuerzas enemigas. El asalto comenzó a las 5 a. m. y fue devastador. “De 120 soldados de la compañía C, apenas regresamos sanos 43. Los chinos lanzaban los cuerpos de nuestros compañeros por la ladera como advertencia”.

En Old Baldy, uno de los puntos más intensos del conflicto, Jorge fue ametrallador. Dio de baja a numerosos soldados chinos y llegó a aplicar un tiro de gracia. “Cuando volví a Colombia, mi madre me pidió que me confesara. Le dije al sacerdote que había matado. Él me respondió: ‘Si fue en defensa propia, no es pecado’” dijo a El País de Cali en una entrevista.

También fue herido por la explosión de un cañón. Estuvo 35 días hospitalizado en Tokio. Al recuperarse, lo enviaron nuevamente al frente. En una ocasión, alertó erróneamente sobre un posible ataque al confundir unos árboles con enemigos. Fue sometido a un juicio militar por cobardía, pero finalmente absuelto.

Sus memorias lo conmueven al
Sus memorias lo conmueven al perder sus compañeros de tropa en la guerra - crédito Jorge Moreno

De regreso en Colombia, siguió en las Fuerzas Militares. Infiltrado en la guerrilla en una misión, casi es abatido por sus propios compañeros. Fue secuestrado, participó en política en Pradera (Valle del Cauca), y fue bombero voluntario. Hoy, vive en Cali y conserva intacto su sentido del humor. Se viste con orgullo con un saco donde exhibe sus medallas.

“Soy aparentemente fuerte, berraco. Pero después de 75 años de la guerra en Corea, no me he podido liberar de esa nostalgia. Ver caer a mi lado a tantos compañeros míos… lo recuerdo y lloro”.

Antes de despedirse, reflexiona con serenidad:

“No volvería a la guerra. Es la destrucción total del ser humano. Aunque a veces es necesaria para la supervivencia, también es el fin de generaciones. La guerra es como una planta con espinas: se defiende, pero destruye”.