Mamá de colombiana asesinada en Ecuador aseguró que su crimen se dio por “tratar de ayudar” a una joven y su pareja

El cuerpo de Jasbleidy Yuviana Fuentes Jiménez, una joven colombiana de 25 años asesinada en Guayaquil, Ecuador, recibió sepultura en el Parque Cementerio La Esperanza de Cúcuta, quince días después de su muerte y tras un extenso traslado internacional.

La llegada de sus restos a la funeraria de la ciudad marcó el inicio de una jornada de duelo que culminó a las con el entierro, en presencia de familiares y amigos que, entre lágrimas, despidieron a la mujer que había emigrado en busca de un futuro mejor para su hijo de cinco años.

Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook

La historia de Jasbleidy, originaria de Cúcuta, refleja el drama de miles de migrantes colombianos que, impulsados por la necesidad, se establecen en otros países con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida.

Durante dos años, Jasbleidy residió en Guayaquil, donde su principal motivación era asegurar una vivienda para su pequeño hijo. Su vida, sin embargo, se truncó de manera violenta el lunes 9 de junio, cuando fue asesinada de varias puñaladas en su propio hogar, un hecho que su madre, María Otilia Jiménez, calificó como “un crimen atroz” en declaraciones al diario La Opinión.

El dolor de la familia se mezcla con la indignación y la exigencia de justicia. María Otilia Jiménez expresó su impotencia ante la falta de respuestas y la lentitud de las investigaciones en Ecuador.

“Lo que pido a Ecuador es que se haga justicia, porque mi hija me la asesinaron en su hogar. Fue alguien que ella conocía, a la que ella le tenía confianza. Creo que no es muy difícil investigar con los vecinos, con los amigos, quién estuvo en el momento de los hechos, quién es el culpable”, expresó la progenitora al mismo medio en Cúcuta.

La familia, además, ha solicitado la intervención de la Cancillería de Colombia, pues hasta el momento se han sentido desamparados en la búsqueda de la verdad.

Las sospechas sobre la autoría del crimen recaen en una mujer identificada como Yuli, conocida en el entorno como ‘Yulita’. Según los familiares, Yulita y su pareja abandonaron el sector Colinas de Sol, en la ciudadela Florida Norte de Guayaquil, poco después de conocerse el homicidio.

Jasbleidy y Yulita mantenían una relación cercana, marcada por la solidaridad de la joven colombiana hacia la venezolana, que había llegado a Ecuador junto a su esposo en condiciones precarias.

“Mi hija ayudó a esa muchacha, es una venezolana. Dicen que ella le prestó plata a esa mujer, que la ayudó, le pagó arriendo, le compró ropa, porque llegó de Venezuela con el marido sin nada. Ese señalamiento la hace el que era el novio de mi hija. Es mucha coincidencia que ella se haya ido con su pareja del lugar”, relató María Otilia.

La última conversación entre madre e hija ocurrió el viernes 6 de junio, tres días antes del asesinato. Jasbleidy confesó a su madre que atravesaba momentos difíciles: “Me dijo: ‘me están extorsionando, me están pidiendo dinero, me están amenazando’”. Ante la preocupación, la madre le sugirió regresar a Colombia y reunirse con su hijo, pero Jasbleidy respondió: “no, mamá, yo no me puedo ir, porque necesito un dinero para terminar de hacer mi casa”.

La joven nunca reveló la identidad de quienes la intimidaban, aunque su angustia era evidente.

El perfil de Jasbleidy, descrito por su madre como el de una persona noble y generosa, se refleja en los gestos de ayuda hacia quienes la rodeaban. “Mi hija está muerta por tratar de ayudar, de darle comer a personas que veía necesitadas. Supe que a esa muchacha, que es sospechosa del crimen, mi hija le prestó 400 dólares (aproximadamente $1.600.000 COP) para el arriendo”, afirmó María Otilia Jiménez.

La familia sostiene que la relación de confianza entre Jasbleidy y Yulita pudo haber facilitado el acceso de la presunta autora al hogar de la víctima.

El hermano de la joven, Yoandry Jiménez, compartió la angustia que viven por la falta de claridad en los hechos y la ausencia de capturas. Destacó que Jasbleidy compartía mucho tiempo con Yulita y que, tras el crimen, la sospechosa modificó su presencia en redes sociales, cambiando su foto de perfil y restringiendo el acceso a sus cuentas.

“Al parecer, al saber que mi hermana tenía una cantidad de dinero ahorrado para su casa, la maldad la corrompió y atentó contra la vida de ella. Nos dicen que esa chica se llevó muchas cosas de ella: ropa, zapatos, dinero, hasta juguetes que tenía guardado mi hermana para traérselos a su hijo”, relató Yoandry. La búsqueda de justicia enfrenta obstáculos económicos y burocráticos.

María Otilia Jiménez explicó que, para iniciar una investigación formal en Ecuador, le exigen 500 dólares (aproximadamente $2.000.000 COP), suma que no posee tras haber realizado una colecta comunitaria para costear el traslado de los restos de su hija, que ascendió a $13 millones COP.

“Tengo que mirar cómo levanto ese dinero, para empezar la investigación con el abogado y se acelere el caso. Me dice que no me preocupe, que todas las pruebas las tiene la Fiscalía para ver si ella fue de pronto drogada, la durmieron, porque hay muchas inconsistencias en el hecho”, concluyó la madre en su testimonio al diario en Cúcuta.