Joven explicó cómo se debe recoger la hoja de la mata de los cultivos de coca y armó polémica en redes: “Romantizando a los raspachínes”

Por cuenta del video que se difundió en redes sociales se volvió a poner en el tablero la situación que vive cientos de jóvenes, que al no ver más opciones para obtener un empleo termina cayendo en una de las fases de la cadena de violencia y sangre que traen consigo estas plantaciones

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Un video que ha circulado en redes sociales ha suscitado todo tipo de reacciones luego de que el joven afrodescendiente que aparece en el video, explica cómo se deben raspar las hoja de la mata de coca.

El video se realizó en medio de un campo de cultivo ubicado en la región Pacífica colombiana, en el suroccidente del país, según lo que se ha conocido y en el mismo se menciona que el terreno se encuentra ubicado en el departamento del Cauca.

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“Regla número uno cuando usted viene a raspar y está empezando en esto y quiere que le rinda; primero usted debe tener en cuenta que esto acá no va a venir como princesa (...) que no quiero mantener sucio, mojado, mi gente, vea esta manta aquí está, vea, llena de agua”, inició con su relato el joven.

En medio del cultivo de coca, el sujeto que en ningún momento se identifica, señaló que si “usted si quiere que le rinda, usted no va a venir aquí a coger (hojas) aquí esquivando la agüita”.

En redes se armó debate sobre esta opción de trabajo ilegal - crédito @unipopa/IG

Lo anterior dio una idea de lo que se pueden encontrar las personas que se dedican a esta labor en Colombia, y que son conocidos como raspachínes.

Usted viene es con toda, mi gente, vea. A como de lugar, a mojarse, porque ustedes saben, sacrificio y (si) quiere que le rinda, sacrifique esa ropa, mi gente, y así a mojarse una vez, a meterle con ganas”.

Joven causó polémica al explicar cómo debe trabajar un raspachín en un cultivo de coca si quiere que le rinda en Colombia

“Yo pensando que iba recoger café y ni vi las pepas de café“, escribió un internauta, mientras que otro usuario fue más allá al señalar: ”Pero eso es coca, y no puedes normalizar un proceso campesino reemplazable por opciones higiénicas para la sociedad y la cultura. Esto es apología al crimen organizado, es apoyar a criminales narcoterroristas como adalid de justicia social”.

“Romantizando los raspachines”, mencionó otro ciudadano que dejó su comentario, mientras que otra persona agregó que “sería genial si detrás de ese cultivo no viniera la violencia”.

Otro aseguró que es “mejor hacerle caso a la mamá” e ir a la escuela, pero de la misma forma se cuestionó que la realidad social que se vive en zonas donde proliferan los cultivos de coca, en la que influyen otros factores que reducen las posibilidades de los jóvenes para poder salir adelante.

Fotografía de archivo de un
Fotografía de archivo de un cultivo de hoja de coca en el municipio de Tumaco (Colombia). EFE/Mauricio Dueñas Castañeda

El dilema de los raspachínes por cuenta del precio que se oferta por la arroba de coca

A finales de agosto de 20254 se conoció que el precio de la hoja de coca en Colombia ha caído a mínimos históricos, situándose por debajo de los 20.000 pesos por arroba, una cifra que ha desencadenado una crisis humanitaria entre los cultivadores y ha puesto en jaque la economía de regiones enteras.

El fenómeno, que afecta principalmente a zonas como el Catatumbo (Norte de Santander), Putumayo, Nariño, Cauca y Antioquia, se atribuye a una combinación de factores locales y globales, entre ellos la sobreproducción de cocaína en el mundo, la reconfiguración del control territorial tras el acuerdo de paz con las Farc y la falta de alternativas económicas para las más de 400.000 familias que dependen de este cultivo.

La caída del precio de la hoja de coca en Colombia no tiene precedentes recientes. Según Ana María Rueda, coordinadora de política de drogas de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), este fenómeno es exclusivo del país, aunque Perú y Bolivia también han experimentado una reducción en los precios.

En declaraciones a la revista Cambio, Rueda explicó que “es solo en Colombia y nadie tiene la respuesta concreta. Tenemos una serie de indicios o de factores que sabemos que tienen relación con la crisis, pero no hemos podido explicarla completamente”.

Esta incertidumbre ha generado preocupación tanto en las comunidades campesinas como en los analistas de políticas públicas. Desde mediados de 2021, la baja en los precios se ha hecho evidente, especialmente en regiones como Catatumbo, donde las familias campesinas han comenzado a reportar problemas de hambre debido a la falta de compradores.

Los raspachínes se han visto
Los raspachínes se han visto afectados por la baja en los precios de los cargamentos de hoja de coca debido a que los cultivos en Colombia han sufrido por cuenta de la sobreproducción a nivel mundial - crédito Luis Robayo / AFP

“Nos estamos muriendo de hambre, no nos están comprando la coca”, relataron las comunidades afectadas a lo largo del país.

La situación ha obligado a muchos cultivadores a buscar alternativas de subsistencia, ya que la coca era su principal fuente de ingreso.

El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ha señalado que la crisis de la coca ha incrementado la inseguridad alimentaria en estas regiones. La dinámica del mercado de la coca ha cambiado drásticamente tras el acuerdo de paz con las Farc.

Según Rueda, la ausencia de un control regulado como el que existía antes ha dejado a los cultivadores sin saber a quién vender su producto ni cuándo podrán hacerlo.

“Con muchos o pocos compradores, se paralizó la compra y el precio se desplomó de forma generalizada”, comentó la especialista al mismo medio colombiano.

La reconfiguración del control territorial por parte de diversas estructuras armadas ha influido también en la crisis, alterando la economía de la coca y reduciendo a la mitad tanto el precio de la hoja como el de la pasta básica de cocaína en todo el país durante 2023.

Rueda calificó la situación como “una tragedia humanitaria para las más de 400.000 familias que dependen de estos cultivos”.

A nivel global, la sobreproducción de cocaína ha alcanzado niveles históricos. En Colombia, a finales de 2022, se registraron 230.000 hectáreas sembradas, según el monitoreo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), y representa un aumento alarmante respecto a los años 90.

Perú y Bolivia también han incrementado sus cultivos, alcanzando aproximadamente 98.000 y 30.000 hectáreas respectivamente. Este fenómeno de sobreproducción no se limita a Sudamérica: países como Honduras, Guatemala, México, Venezuela e incluso probablemente Ecuador han comenzado a cultivar coca.