El precio del dólar se calma en Colombia, pero las tensiones globales y los Brics mueven el tablero: así cerró el 19 de junio

El precio del dólar estadounidense en Colombia cerró la jornada del 19 de junio en un promedio de $4.082,16. Esto significó una subida de $5,84 frente a la Tasa Representativa del Mercado (TRM), que se ubicó en $4.076,32.

La divisa norteamericana tuvo un precio de apertura de $4.075,00, tocó un máximo de $4.096,00 y un mínimo de $4.073,50. Además, durante el día, de acuerdo con la plataforma Set-FX, se negociaron más de USD361 millones en 262 transacciones.

Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook

Con referencia a la rentabilidad de los últimos siete días, el dólar estadounidense anota una bajada 1,12%; aunque desde hace un año aún acumula un incremento del 2,74%.

Si confrontamos el dato con días anteriores, puso el fin a dos sesiones de racha positiva. En cuanto a la volatilidad de las últimas fechas, es notoriamente inferior a la cifra lograda para el último año (14,4%), de manera que en esta última fase está tendiendo menos cambios de lo habitual.

El mercado cambiario colombiano cerró la jornada del 19 de junio con una nota de estabilidad aparente. Esta calma en el comportamiento diario de la divisa contrasta con las fuerzas subyacentes, tanto internas como externas, que siguen generando presión sobre el peso colombiano.

A nivel técnico, el dólar mostró una jornada de muy baja volatilidad. Esta estabilidad da cierto respiro a los consumidores y empresas que dependen de bienes importados o servicios dolarizados. Sin embargo, detrás de estos números está un tablero económico en movimiento, y no precisamente en calma.

Si bien la divisa estadounidense mostró estabilidad frente al peso colombiano en el corto plazo, lo hace en un entorno global de moderada devaluación del dólar. El índice DXY —que lo compara frente a una canasta de monedas fuertes como el euro, el yen o la libra— cerró con una leve caída del 0,06%, ubicándose en 99,23 unidades. Este retroceso, aunque leve, indica una menor demanda global por dólares, lo cual generalmente fortalece monedas emergentes como el peso. Pero este fortalecimiento puede ser engañoso si se mira el panorama a mediano plazo.

El volumen negociado de USD361,82 millones en la jornada sugiere que los operadores locales se mantuvieron cautelosos, priorizando cobertura y estabilidad más que movimientos especulativos. Esto coincide con un mercado aún sensible al comportamiento de la Reserva Federal, al precio del petróleo, principal generador de divisas para Colombia, y al entorno político nacional.

La correlación entre el peso colombiano y el precio del crudo es histórica y directa. El petróleo sigue siendo el principal producto de exportación del país. Con los precios del Brent fluctuando entre USD80 y USD85 por barril en semanas recientes, el peso ganó algo de fuerza relativa, aunque sin marcar una tendencia clara de revaluación.

Por otro lado, la política monetaria interna sigue condicionando el atractivo del peso. El Banco de la República mantiene una política de tasas aún altas —actualmente en 11,75%— como ancla contra la inflación. Si bien esto favorece el ingreso de capitales de portafolio, también limita la expansión del crédito y el consumo interno. Un recorte acelerado de tasas podría debilitar el peso, mientras que una postura conservadora contribuiría a su estabilidad en el corto plazo.

El anuncio del ingreso de Colombia al Nuevo Banco de Desarrollo de los Brics puede parecer un asunto diplomático, pero tiene profundas implicaciones económicas. Esta movida, celebrada por el Gobierno de Gustavo Petro, simboliza un distanciamiento gradual de la dependencia financiera con Estados Unidos, apostando por mecanismos alternativos de financiamiento y cooperación con economías emergentes como China, India o Brasil.

Aunque el ingreso es solo al banco —no al bloque político de los Brics—, el mensaje es claro, Colombia busca diversificar sus alianzas estratégicas. Esto podría tener un efecto indirecto sobre la estabilidad cambiaria, dependiendo de cómo evolucionen las relaciones con Washington, especialmente en materia comercial, energética y migratoria.

Si el país profundiza su alineación con potencias no occidentales, podrían surgir tensiones comerciales o financieras con EE. UU., lo que impactaría la percepción de riesgo país y, por ende, la cotización del peso frente al dólar.