Durante la jornada nacional de movilizaciones denominada por sus organizadores como las Marchas del silencio, realizada en respuesta al atentado que sufrió el senador y precandidato Miguel Uribe Turbay, del partido Centro Democrático, se registraron distintos hechos de tensión en varias ciudades del país.
Una de las situaciones que mayor atención ocurrió en Bucaramanga, donde un equipo periodístico de Rtvc fue increpado y retirado del lugar por algunos manifestantes, que gritaron consignas como “¡fuera!”, y realizaron señalamientos directos hacia los comunicadores.
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El hecho, ampliamente difundido en redes sociales, motivó un pronunciamiento público del presidente de la República, Gustavo Petro, a través de su cuenta oficial en la plataforma X: “Esto está mal. Los periodistas no son guerrilleros y no se les debe atacar. Aquí sienten lo mismo que quienes impulsan el asesinato. La venganza infundada por el prejuicio y el odio, esa es la madre de la violencia en Colombia”.
Este comentario marcó una postura inusualmente defensiva del jefe de Estado en favor del periodismo, particularmente en una situación donde su relación con la prensa ha sido objeto de cuestionamientos persistentes.
La declaración generó múltiples reacciones debido al contraste con el historial de interacciones del presidente Petro con los medios de comunicación. A lo largo de su trayectoria política, y especialmente durante su mandato, el presidente mantiene una relación tensa con sectores del periodismo, caracterizada por señalamientos directos, descalificaciones, y enfrentamientos verbales que suscitaron preocupación entre las organizaciones de defensa de la libertad de prensa.
Varios usuarios de esa misma red social le respondieron al jefe de Estado: “Así es, ni este inaceptable episodio (que rechazo completamente) ni llamar a las periodistas “muñecas de la mafia” o hablar de la “prenda Mossad”; " Ahora defiendes periodistas después de todo lo que le dices. Esa vaina te entiende mal definitivamente, déjalo porque alucinas mucho"; “Esto es consecuencia de sus acciones, su lenguaje de confrontación tiene este efecto”.
El historial de Petro, marcado por la confrontación con medios y periodistas
Uno de los patrones más recurrentes es la estigmatización a través de redes sociales. Petro utiliza de forma reiterada su cuenta en X para acusar a medios y periodistas de mentir, manipular la información y estar al servicio de intereses políticos. Frases como “prensa tradicional”, “medios del establecimiento” o “instrumentos de la extrema derecha” han sido empleadas en múltiples ocasiones para desacreditar a aquellos que lo critican.
Esta narrativa, según entidades especializadas, contribuye a un ambiente hostil que pone en riesgo la labor de los comunicadores.
Entre los episodios más controvertidos se encuentra la expresión “periodismo muñecas de la mafia”, utilizada por el presidente para referirse a periodistas, en su mayoría mujeres, a quienes señaló de promover una narrativa de “terrorismo en la protesta” y criminalizar la manifestación social.
Este señalamiento fue duramente criticado por la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), la cual advirtió que tales estigmatizaciones aumentan los riesgos para los comunicadores, especialmente para las mujeres que ya enfrentan condiciones vulnerables en el ejercicio de su oficio.
Además, el presidente dirigió acusaciones a organizaciones defensoras de la prensa como la Flip. En ocasiones insinuó que estas entidades tienen vínculos con figuras políticas, como el exvicepresidente Francisco “Pacho” Santos, lo que fue interpretado como una estrategia para deslegitimar su labor.
Otro tema constante ha sido la denuncia de un supuesto “golpe blando” o “golpe mediático” contra su Gobierno. Petro ha sugerido que medios tradicionales hacen parte de una estrategia para desestabilizar su administración, instando a sus simpatizantes a movilizarse en defensa del mandato popular.
Por eso, el mensaje del presidente Petro en defensa del equipo periodístico de Rtvc resultó llamativo. No solo por lo poco habitual de su tono frente a situaciones de agresión a periodistas, sino por tratarse de un medio público. Durante otras coyunturas, como cuando se han presentado ataques verbales o físicos contra medios privados o independientes, el presidente no ha ofrecido un respaldo similar, lo que alimentó la percepción de un trato diferencial basado en la afinidad ideológica o política de los medios de comunicación.
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