
Un panorama alarmante emerge en Bogotá, donde el sicariato muestra un preocupante aumento en los últimos años con cifras récord que reflejan la gravedad del fenómeno.
En 2024, la capital colombiana registró un total de 724 homicidios cometidos con arma de fuego, un incremento de 127 casos en comparación con los datos registrados el año anterior.
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Esta preocupante tendencia ha encendido las alarmas entre las autoridades y la población, especialmente tras el reciente atentado contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay ocurrido el pasado 7 de junio.
Antes del ataque contra Uribe Turbay, Bogotá ya había sido escenario de varios hechos violentos en días recientes, según detallaron las autoridades locales. Uno de estos tuvo lugar el 2 de junio en el barrio San Juan Bautista, ubicado en la localidad de Usme, cuando un hombre dentro de su vehículo fue asesinado tras ser abordado por un individuo armado que disparó a quemarropa.

Apenas dos días después, otro crimen ocurrió en el barrio Hipódromo de Techo, en Kennedy, donde hombres en motocicleta dispararon contra un comerciante identificado como Eduardo Alfonso Arévalo Triviño, mientras caminaba por la zona.
Un tercer caso se registró el 5 de junio en el barrio Santa Bárbara Central, al norte de la ciudad, donde el comerciante de esmeraldas Jaime Murcia Pinzón fue asesinado en un restaurante. En ninguno de estos episodios se han reportado capturas de los responsables.
De acuerdo con datos proporcionados por la Secretaría de Seguridad de Bogotá, los homicidios en la ciudad no solo han aumentado en cantidad, sino que también muestran una creciente sofisticación en su ejecución.
“En 2022, Bogotá alcanzó la tasa de homicidios más baja en décadas, con 12,9 por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, esta ha venido en aumento desde entonces”, indicó la organización Veeduría Bogotá Cómo Vamos a El Espectador.
Para 2024, esta tasa ascendió significativamente, con cerca de 1.200 homicidios en total, de los cuales una porción importante involucró el uso de armas de fuego.

San Bernardo, en la localidad de Santa Fe, así como El Paraíso y María Paz, en las localidades de Ciudad Bolívar y Kennedy respectivamente, figuran como los barrios más afectados por esta ola de crímenes. San Bernardo registró 23 asesinatos durante 2024, mientras que El Paraíso y María Paz documentaron 16 homicidios cada uno.
El problema radica, en gran parte, en las operaciones de varias estructuras criminales que operan en la ciudad.
Las autoridades han identificado al menos ocho grupos organizados vinculados con los homicidios, que incluyen tanto células del ELN y las disidencias de las Farc, como grupos criminales como el Tren de Aragua, el Clan del Golfo, Los Satanás, Los Zetas, Los Camilos y oficinas sicariales asociadas a los populares comercios denominados San Andresitos. Entre las más famosas se destaca la oficina de la calle 38, señalada de gestionar asesinatos contratados.
Sobre esta última, El Espectador informó recientemente que desde allí se habría ordenado el asesinato de Édgar Páez, presidente de Tigres F.C., ocurrido en septiembre de 2023.
La inseguridad creciente tiene también un trasfondo histórico relacionado con las disputas de poder dentro del narcotráfico, que desde 2020 han desencadenado una serie de asesinatos notorios. Luis Caicedo Velandia, por ejemplo, fue asesinado en julio de 2021, seguido de Claudio Silva Otálora en 2022 y Francisco Caicedo Velandia en 2023. La cadena de crímenes ha continuado hasta 2025, incluyendo casos como el asesinato de los llamados “zares esmeralderos”, Pedro “Pechuga” y Hernando Sánchez, en agosto de 2024 y abril de 2025 respectivamente.

Respecto al atentado contra Miguel Uribe Turbay, las autoridades aún no han establecido vínculos claros con ninguna de estas estructuras criminales. Hasta el momento, no se ha identificado quién ordenó el ataque en el que participó un menor de edad contratado como sicario. Ante la gravedad del caso, el presidente Gustavo Petro ha solicitado a la Fiscalía General y a la Policía Nacional priorizar las investigaciones.
“Todo está en manos de las autoridades para determinar quiénes fueron los responsables de contratar al menor para ejecutar el atentado contra el precandidato”, fijo el mandatario.
A pesar de los intentos por enfrentar esta problemática, la mayor parte de los crímenes continúa en la impunidad. Desde los casos mencionados hasta los asesinatos más recientes, la falta de detenciones efectivas y procesos judiciales sólidos sigue siendo uno de los principales obstáculos para combatir el sicariato en la capital.
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