El peligro de entregar tu teléfono en locales comerciales: por querer instalar un protector para pantalla casi le desocupan la cuenta

Laura Torres Gómez expuso su caso en TikTok y relató cómo una simple instalación de hidrogel desencadenó un intento de estafa por la que casi pierde 3 millones de pesos

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Laura Torres Gómez expuso su caso en TikTok, en el que relató cómo un simple cambio de protector de pantalla desencadenó un intento de estafa - crédito lagomez54/TikTok

El robo de identidad y de datos se ha convertido en una preocupación creciente en la capital colombiana, afectando a numerosos ciudadanos.

Los delincuentes emplean una variedad de técnicas sofisticadas, desde el phishing hasta el hackeo de redes sociales y el acceso a información personal a través de bases de datos vulnerables, con el objetivo de obtener datos sensibles.

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Con esta información, perpetran fraudes financieros, abren cuentas bancarias e incluso adquieren préstamos a nombre de sus víctimas.

Un caso particularmente alarmante que dejó en evidencia los riesgos asociados al manejo de información personal a través de dispositivos móviles fue compartido por Laura Torres Gómez a través de un video en TikTok en el que relató su experiencia sobre cómo, por un simple cambio de protector de pantalla en su celular en un local de Unilago, terminó con sus datos hackeados y fue víctima de un intento de estafa.

Un servicio inocente con consecuencias peligrosas

Laura Torres Gómez describió cómo en 2024 mientras realizaba compras para su portátil en Unilago, decidió aprovechar para instalar un protector de hidrogel en su teléfono.

Encontró un local en el segundo piso, frente a las escaleras y junto a un puesto de comidas, que ofrecía el servicio, por lo que el encargado le pidió el teléfono y lo ingresó a un cuarto dentro del local, aunque le pareció inusual que el dispositivo no estuviera a la vista, confió en el establecimiento.

Este fue su primer error, dado que el proceso demoró aproximadamente siete minutos, y durante ese tiempo, el empleado que la atendió no fue el mismo que estaba manipulando su teléfono.

El encargado entraba y salía del cuarto, observando y atendiendo a otros clientes sin darle explicaciones a Laura sobre la demora, por lo que al cabo de los siete minutos, le entregaron su teléfono, pagó el servicio y se marchó.

Primeros indicios de fraude y respuestas iniciales

Pasadas algunas horas, Laura Torres comenzó a recibir mensajes sospechosos: “su tarjeta está lista para usar en tal comercio”, con enlaces a sitios como AliExpress.

El robo de identidad digital
El robo de identidad digital aumenta en Bogotá, impulsado por técnicas sofisticadas como el phishing y la explotación de bases de datos vulnerables - crédito Imagen Ilustrativa Infobae

Al darse cuenta de que no había realizado esas transacciones, inmediatamente ingresó a sus aplicaciones bancarias y eliminó todo el historial de tarjetas guardadas, aunque la tarjeta afectada en ese momento no estaba registrada.

Aproximadamente ocho días después, le llegaron notificaciones de compras realizadas en Google y YouTube por suscripciones, una con su tarjeta de crédito y otra con su tarjeta de débito.

Inmediatamente, Torres contactó a su banco, explicó la situación y solicitó el reintegro de su dinero, después de un mes y medio o dos meses, el banco le devolvió el dinero; en ese momento, bloqueó ambas tarjetas, tanto la de crédito como la de débito.

Sin embargo, cometió un segundo error, pues cuando le entregaron las nuevas tarjetas, decidió mantener la misma clave que tenía para la tarjeta débito, pensando que, al tener un plástico nuevo con números de serie diferentes, la clave anterior no representaría un riesgo, ya que para compras en línea se requieren los números de la tarjeta y la clave.

En Unilago, Torres entregó su
En Unilago, Torres entregó su teléfono para la instalación de un protector, sin saber que sería manipulado fuera de su vista durante varios minutos - crédito lagomez54/TikTok

Escalada de los ataques y la revelación de la estafa

Aproximadamente tres días después de recibir sus nuevas tarjetas, Laura Torres empezó a recibir notificaciones de “Has accedido a tu banca virtual”.

Al ver que no había sido ella, se alarmó y congeló ambas tarjetas, por lo que durante los siguientes tres días, no recibió más mensajes de intentos de compra o transacciones desconocidas.

Esto la llevó a creer que la aplicación bancaria estaba fallando o que su teléfono no había sido clonado, ya que si los delincuentes tuvieran acceso total a su información, ya habrían realizado más robos.

Además, muchas compras por Internet requieren códigos de verificación enviados por mensaje de texto, lo que le daba una falsa sensación de seguridad.

La situación dio un giro a mediados de mayo de 2025, pues Laura Torres recibió otra notificación: “Accediste a tu banca virtual”, esta vez, decidió entrar y seleccionar la opción “No fui yo”, por lo que tuvo que cambiar su clave inmediatamente.

Cinco minutos después, recibió una llamada de una supuesta empleada del banco, quien le informó sobre movimientos desde Cali por alrededor de $1.500.000 y le pidió confirmar si era ella, ya que sus transacciones habituales se realizaban desde Bogotá.

Mientras la supuesta asesora hablaba, Torres revisó su aplicación bancaria y descubrió que de los más de $3.000.000 que tenía, solo le quedaban $1.000.

La desesperación la invadió, por lo que la mujer al teléfono le dijo que los saldos estaban “en canje” y que le llegaría un mensaje con códigos de seguridad que debía proporcionarle para cancelar las transacciones.

En ese momento, Laura se “reseteó” y sospechó que podría ser una estafa, por lo que colgó y llamó directamente al banco.

La clave del engaño y la recomendación crucial

Al contactar a su banco, le confirmaron que no la habían llamado y que nunca solicitan códigos de seguridad, fue entonces cuando Laura comprendió el riesgo inminente: si hubiera proporcionado los códigos, los estafadores habrían vaciado su cuenta.

Pese a bloquear y reemplazar
Pese a bloquear y reemplazar sus tarjetas bancarias, Torres repitió la clave anterior y los ataques persistieron, evidenciando nuevos accesos indebidos - crédito Imagen Ilustrativa Infobae

La revelación de cómo la estafa operaba llegó cuando, por sugerencia de una asesora bancaria, Torres intentó generar una “clave segura” para ingresar a su aplicación sin necesidad de los números de la tarjeta.

Al intentar crearla por primera vez, el sistema le pidió “ingresar la anterior”, una clave que ella nunca había configurado; en ese momento comprendió la verdad: mientras su teléfono estuvo en el local de Unilago, los delincuentes crearon esta “clave segura” y, al no haber cambiado la clave del cajero de su nueva tarjeta de débito, pudieron seguir accediendo a su cuenta como si nada.

Laura Torres concluyó su video con una advertencia para que otros no sean víctimas de este tipo de fraudes: “No se confíen, porque, así como hay locales que sí prestan un servicio, hay varios en los que lo único que hacen es de fachada para robarte tus datos”.