La Paz Total habría quedado en el papel: Gobierno Petro volvería a la línea dura con el ministro Pedro Sánchez

Colombia enfrenta su situación más crítica en materia de violencia desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016, según el Comité Internacional de la Cruz Roja, pero el Gobierno insiste en que no hay una crisis

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El nombramiento del general (r)
El nombramiento del general (r) Pedro Sánchez marca el fin del experimento civilista en el Ministerio de Defensa - crédito Luisa Gonzalez/Reuters

El presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, que llegó al poder prometiendo una ambiciosa Paz Total con todos los grupos armados del país, modificó sustancialmente su enfoque en materia de seguridad, motivo por el cual el diario El País de España elaboró un análisis sobre la situación en Colombia, destacando el papel que ha desempeñado el Ministerio de Defensa en los cambios y giros de esta política.

Tras el fracaso de varios diálogos y el incremento sostenido de la violencia en múltiples regiones, el Gobierno apostó por una estrategia más directa y contundente. El nombramiento del general en retiro Pedro Sánchez como ministro de Defensa, el primero con formación militar desde la Constitución de 1991, fue el mayor indicio de ese giro.

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Sánchez, conocido por liderar el rescate de los cuatro niños indígenas perdidos en la Amazonía, asumió el cargo como civil luego de una espera de varias semanas. Desde entonces, su presencia es constante y su discurso, claro: no hay ceses al fuego con ningún grupo armado, y el Estado utilizará toda su capacidad para retomar el control del territorio.

La ´Paz Total' de Petro
La ´Paz Total' de Petro se desvanece y el Gobierno opta por el poder de fuego y nombra a un militar como ministro de Defensa - crédito Fernando Vergara/AP

La paz negociada se desinfla

En mayo de 2025, condenó el “atentado terrorista” que dejó tres uniformados heridos en Cali, presentó una estrategia nacional contra la minería ilegal, ofreció recompensas por amenazas contra mandos militares y se reunió con autoridades locales como el alcalde Alejandro Eder. También tuvo que desmentir rumores sobre su posible salida del gabinete: “El presidente lo único que me exige es que cumpla con mi misión, nada más”, declaró.

El endurecimiento del discurso oficial llegó en un momento crítico, ya que la Defensoría del Pueblo reporta al menos 12 crisis humanitarias activas, mientras el Comité Internacional de la Cruz Roja (Cicr) afirma que el país atraviesa su peor situación desde la firma del Acuerdo de Paz con las Farc en 2016.

El panorama contrasta con las expectativas que acompañaron el ascenso de Petro, que durante la campaña aseguró que fortalecería el control civil sobre la fuerza pública y que reformaría instituciones como la Policía Nacional, pero ninguna de esas promesas se ha concretado plenamente.

Diálogos rotos, ceses de fuego
Diálogos rotos, ceses de fuego cancelados y militares en ofensiva, por lo que se cree que la 'Paz Total' fue solo un discurso - crédito Colprensa

De acuerdo con el análisis de la fuente en mención, el primer ministro de Defensa de su administración, Iván Velásquez, buscó depurar las filas y apostar por la transformación institucional. Petro lo defendió durante más de dos años, incluso cuando sectores conservadores exigían su salida; sin embargo, la incapacidad para avanzar en los diálogos con grupos ilegales y la persistencia de ataques armados provocaron una decisión que muchos interpretan como una concesión a las lógicas tradicionales del poder militar.

El informe más reciente de Colombia Risk Analysis (CRA) describe a Sánchez como el eje de un “plan de choque” que combina operaciones militares con intervención social en territorios estratégicos. La consultora advierte que este giro viene acompañado del abandono de los ceses unilaterales al fuego, lo que representa un viraje en la política de paz del Gobierno.

Gobierno bajo fuego en Catatumbo y Cauca

A la vez, destaca que el nombramiento de un presidente de izquierda no alteró el principio de subordinación de los militares al poder civil, aunque sí provocó tensiones en temas clave como el presupuesto de defensa, la política exterior o la presencia del Estado en zonas históricamente controladas por grupos armados.

Colombia vive su peor momento
Colombia vive su peor momento desde el acuerdo de paz de 2016, según la Cruz Roja, mientras el Gobierno niega la crisis - crédito Chepa Beltran/Europa Press

Algunos sectores aplauden la nueva estrategia. “La Fuerza Pública ha retomado la iniciativa, eso es algo importante, aunque tiene rebotes complicados”, sostuvo María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) para el diario en mención. Pero también advierte que evaluar la gestión de Sánchez aún es prematuro y que hacer otro cambio en el ministerio sería un error.

Según Llorente, recuperar zonas como el Catatumbo o el Cauca —donde hay operaciones militares en curso— requiere más que decisiones tácticas: se necesita coherencia institucional y recursos, dos elementos que han sido escasos durante este Gobierno.

Petro, por su parte, niega que Colombia esté sumida en una espiral de violencia. “No hay un caos de violencia en este Gobierno”, afirmó en una reciente alocución sobre seguridad. Lo acompañaban los altos mandos militares, aunque no el ministro, que realizaba una visita oficial al Comando Sur de Estados Unidos, en la Florida. La ausencia no pasó desapercibida y fue interpretada por algunos como una señal de distancia entre el presidente y su ministro, aunque desde el Ejecutivo insisten en que hay coordinación plena.

La “contención” de Petro fue
La “contención” de Petro fue entregar el Ministerio de Defensa a las lógicas del poder tradicional - crédito Luisa Gonzalez/Reuters

En este sentido, aunque el nombramiento de Sánchez fue recibido como una medida de contención, algunos sectores lo consideran una renuncia parcial a los postulados originales del Gobierno. La apuesta por una paz negociada ha perdido impulso, mientras se refuerza una visión más operativa y jerárquica de la seguridad.

Para una administración que prometió transformar la relación entre el Estado y sus ciudadanos, esta nueva fase representa tanto un desafío como un dilema.