Revelaron detalles de cómo pasó el tiempo el pequeño Lyam José durante su secuestro: “Hacía marquitas con sus uñitas en la pared”

Durante el cautiverio el niño usaba sus uñas para anotar en la pared los días que pasaban mientras estaba secuestrado por la disidencia de las Farc

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- crédito Defensoría del Pueblo y Colprnesa

Después de 18 días de angustia, Lyam José, un niño de 11 años secuestrado en el municipio de Jamundí, en el departamento del Valle del Cauca, fue liberado el martes por un grupo identificado como la disidencia Jaime Martínez, una facción de las antiguas Farc.

Según declaraciones de la personera delegada de Cali, Daniela Romero, quien está acompañando el proceso de atención al menor, las cicatrices emocionales del secuestro son evidentes.

“Lyan, con sus uñas, hacía líneas en la pared para contar los días Y ahí también buscaba la forma de distraerse, haciendo dibujitos”, afirmó la funcionaria tras una reunión realizada con autoridades locales.

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La liberación de Lyan generó un fuerte llamado de atención respecto al dominio que continúan teniendo grupos armados en varias regiones del país.

El secuestro, que inició mientras el niño jugaba videojuegos en el sótano de su hogar, ha puesto en evidencia no solo los riesgos persistentes, sino también las fallas estructurales en cuanto a la seguridad y la presencia estatal.

Mamá de Lyan Hortúa -
Mamá de Lyan Hortúa - crédito Redes sociales/@MariaFdaCabal/X

Según informó Noticias RCN, el día de su captura, Lyan fue tomado por la fuerza luego de que se escucharan disparos en su entorno. Acto seguido, lo metieron en la parte inferior de un automóvil, junto con su niñera, quien habría estado con la familia desde hace cinco años.

De acuerdo con relatado por la personera delegada de Cali a mientras el niño estuvo retenido, intentó mantener su mente ocupada no solo contando los días, sino también dibujando.

Además, narró que durante los primeros cuatro días, permaneció esposado, siendo está solo una de las duras condiciones que tuvo que enfrentar. En medio del cautiverio, también presenció momentos críticos que marcaron profundamente su experiencia.

Por ejemplo, al escuchar las amenazas contra la vida de su cuidadora, quien también había sido retenida, imploró por su seguridad. Finalmente, la mujer fue dejada en libertad en la vía pública.

El padrastro de Lyan José
El padrastro de Lyan José Hortúa Bonilla habló públicamente por primera vez y manifestó su descontento por la ausencia de un mensaje oficial del presidente Gustavo Petro antes de la liberación del niño - crédito Colombia Oscura

La recuperación de Lyan no será solo física, sino también emocional”, destacó la personera al referirse al proceso de atención médica y psicológica al que ahora está sometido.

Según medios regionales, lideró un encuentro con representantes de la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría y otras instituciones responsables de apoyar a la familia del menor, donde se insistió en la necesidad de fortalecer la presencia estatal en los territorios afectados por grupos armados.

“No podemos permitir que los niños sigan siendo víctimas del conflicto o utilizados como herramientas de presión. Es vital que el Estado retome el control de estos territorios”, manifestó la funcionaria.

Según la personera, lo que vivió Lyan refuerza la urgencia de implementar medidas que eviten que otros menores enfrenten situaciones similares y que erradiquen la influencia de grupos armados ilegales en comunidades como Jamundí.

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- crédito Defensoría del Pueblo y Colprnesa

A medida que avancen las averiguaciones, las autoridades intentarán esclarecer responsabilidades y, eventualmente, llevar a los responsables ante la justicia.

Finalmente, la llegada de Lyan a la clínica donde se encontró con su madre y su abuela estuvo cargada de emociones. Testigos describieron el momento como profundamente conmovedor. “Es una historia que no solo se cuenta, es una historia que se siente”, aseguró la personera, subrayando la fortaleza y madurez del menor, a quien describió como “todo un señor”.

El secuestro ocurrió el 3 de mayo en el corregimiento de Potrerito, en Jamundí.

Según detalló El Tiempo, un grupo de aproximadamente diez hombres encapuchados y armados irrumpió en una vivienda de la Parcelación Reservas del Río Claro.

Los atacantes rompieron una malla perimetral para ingresar y, tras confundir a la empleada doméstica con la madre del menor, Angie Bonilla, una reconocida empresaria del sector joyero, se llevaron al niño junto con la trabajadora. La empleada fue liberada horas después, mientras que Lyan permaneció retenido.