Ella era Inés Arango Velásquez, la misionera colombiana asesinada en el Amazonas que será beatificada por el papa León XIV

El pontífice firmó los decretos para reconocer la entrega de la vida de los misioneros Inés Arango y Alejandro Labaka, asesinados en 1987 mientras evangelizaban comunidades indígenas en la selva ecuatoriana

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El papa León XIV reconoce
El papa León XIV reconoce la entrega de la vida de los misioneros Inés Arango y Alejandro Labaka, asesinados en 1987 - crédito Hermanas terciarias capuchinas de la Sagrada Familia

El papa León XIV firmó el jueves 22 de mayo el decreto con el que se dio inicio al proceso de beatificación de la misionera colombiana Inés Arango Velásquez y del obispo español Alejandro Labaka Ugarte, ambos asesinados en la selva amazónica de Ecuador en 1987.

Los decretos que reconocen “la oferta de la vida” de estos religiosos, que murieron mientras realizaban labores de evangelización entre los indígenas huaorani, un grupo no contactado de la Amazonia. Este reconocimiento marca el inicio formal de su camino hacia la santidad.

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Inés Arango Velásquez, nacida en Medellín en 1937, fue la penúltima de doce hijos de una familia destacada en la ciudad. A los 17 años ingresó en la Congregación de las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, siguiendo los pasos de dos de sus hermanas mayores.

Durante sus primeros años como religiosa, se dedicó a la enseñanza en diversas regiones de Colombia, incluyendo Tolima, Córdoba y Antioquia.

Inés Arango y Alejandro, mártires
Inés Arango y Alejandro, mártires de la selva amazónica, comienzan su proceso de beatificación en la Iglesia Católica - crédito @jesuitajonathan/X

En 1977, decidió trasladarse a la selva ecuatoriana, donde asumió la misión de evangelizar a los indígenas huaoranis, un grupo conocido por su carácter guerrero y su aislamiento cultural.

El obispo Alejandro Labaka Ugarte, nacido en Beizama, España, en 1920, también desempeñó un papel crucial en esta misión.

Labaka, miembro de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, había dedicado su vida a trabajar con comunidades indígenas en Ecuador, aprendiendo su idioma y costumbres.

Junto a Inés Arango, buscó establecer un diálogo con los huaoranis y los tagaeris, grupos que enfrentaban amenazas por la expansión de compañías petroleras y madereras en sus territorios.

El 21 de julio de 1987, ambos religiosos decidieron adentrarse en territorio huaorani para intentar mediar en un conflicto que involucraba a estas comunidades y las empresas extractivas.

La evangelización en la selva
La evangelización en la selva ecuatoriana convirtió a Arango y Labaka en mártires de la fe católica - crédito @Arywaldir/X

Según reportó la Santa Sede, fueron transportados en helicóptero hasta un punto previamente acordado. Sin embargo, al día siguiente, sus cuerpos fueron encontrados atravesados por lanzas y flechas, un acto que reflejaba la hostilidad de los indígenas hacia los forasteros, percibidos como una amenaza a su modo de vida.

A los 27 años de su muerte, Capuchinos editorial recordó al obispo Labaka, señalando que sus compañeros de la misión de Aguarico retiraron al menos veinte lanzas de su cuerpo. La publicación también afirma que sufrió 75 lanzazos.

“Al día siguiente sus compañeros de la misión de Aguarico sacaron no menos de veinte lanzas de su cadáver”, publicó Capuchinos editorial.

León XIV reconoce el sacrificio
León XIV reconoce el sacrificio de los misioneros Inés Arango y Alejandro Labaka en la Amazonía ecuatoriana - crédito Capuchinos editorial

La muerte de Inés Arango y Alejandro Labaka tuvo un profundo impacto en la Iglesia católica y en las comunidades donde trabajaron.

Ambos son considerados mártires por su entrega y sacrificio en defensa de los más vulnerables. En una carta escrita por Inés antes de su partida, expresó su disposición a aceptar cualquier desenlace, afirmando: “Si muero, me voy feliz, ojalá nadie sepa nada de mí, no busco fama ni nombre, Dios lo sabe”.

El proceso de beatificación, como explicó el Vaticano, consta de varias etapas. La primera es ser declarado “Venerable siervo de Dios”, un título que reconoce la vivencia de virtudes heroicas.

Para avanzar a la beatificación, es necesario que se atribuya un milagro a la intercesión del venerable. Finalmente, la canonización requiere un segundo milagro, posterior a la beatificación.

En este caso, el papa León XIV reconoció la “oferta de la vida” de los religiosos, una causa introducida en 2017 por el papa Francisco, que permite iniciar el proceso de beatificación para quienes hayan ofrecido su vida por los demás hasta la muerte.

El decreto de León XIV
El decreto de León XIV destaca la valentía de los misioneros frente a los conflictos territoriales amazónicos - crédito Santa Sede

El decreto firmado por el papa León XIV también incluyó al obispo indio Matteo Makil, fallecido en 1914, que fue reconocido por sus “virtudes heroicas” y su labor como fundador de la Congregación de las Hermanas de la Visitación de la Santísima Virgen María.

Estas son las primeras medidas adoptadas por el pontífice en el ámbito de las canonizaciones desde su elección el pasado 8 de mayo.

La vida y el sacrificio de Inés Arango y Alejandro Labaka continúan siendo una fuente de inspiración para los fieles. Su labor misionera en contextos adversos y su compromiso con la defensa de los derechos de las comunidades indígenas han dejado una huella imborrable en la historia de la Iglesia Católica.