Hace 150 años, uno de los terremotos más devastadores sacudió Colombia, dejando una huella en la memoria de sus habitantes

El 18 de mayo de 1875, un sismo de magnitud 6,8 sacudió Cúcuta y poblaciones aledañas, dejando cientos de muertos, destrucción masiva y un impacto social y económico que aún se recuerda

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Todo iba normal entonces cuando
Todo iba normal entonces cuando a las 11:15 de la mañana del 18 de mayo de 1875 un sismo de magnitud 6,8 ocasionó la muerte de cientos de personas - crédito Servicio Geológico Colombiano

En 1875, cuando el territorio que hoy conocemos como Colombia se denominaba oficialmente Estados Unidos de Colombia, ocurrió uno de los terremotos más importantes y devastadores de la historia nacional.

El 18 de mayo, a las 11:15 de la mañana, un sismo con una magnitud estimada en 6,8 remeció la ciudad de San José de Cúcuta, ubicada en el nororiente del país.

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De acuerdo con el Servicio Geológico Colombiano, en ese momento, la ciudad contaba con aproximadamente 9.000 habitantes y se destacaba por su actividad económica, especialmente la exportación de productos como café, cacao y azúcar.

De acuerdo con el Servicio Geológico Colombiano, San José de Cúcuta tenía una población aproximada de 9.000 habitantes y se destacaba por su economía próspera, basada en la exportación de productos como café, cacao y azúcar - crédito Servicio Geológico Colombiano

A pesar de su prosperidad, la tragedia golpeó con fuerza. Inicialmente, se reportó la muerte de unas 500 personas solo en Cúcuta, aunque fuentes históricas y posteriores estimaciones elevan esta cifra a entre 800 y 1.500 víctimas fatales. La iglesia parroquial, uno de los principales referentes arquitectónicos y religiosos de la ciudad, quedó reducida a escombros tras el sismo, un símbolo claro del nivel de destrucción que afectó a la urbe.

La mayoría de las construcciones en Cúcuta fueron destruidas, incluyendo viviendas, edificios públicos y templos. La devastación no se limitó a esta ciudad; también afectó a Villa del Rosario y a poblaciones cercanas en Venezuela, como San Antonio de Táchira, Ureña y Capacho. Las réplicas del terremoto se sintieron durante más de un mes, prolongando la angustia de los habitantes y dificultando las labores de recuperación.

Así lucía la iglesia parroquial
Así lucía la iglesia parroquial de Cúcuta antes del sismo y esta es una imagen del después en donde quedó reducida escombros - crédito Servicio Geológico Colombiano

Documentos manuscritos y relatos de la época, recuperados y conservados por investigadores, describen con detalle la magnitud del desastre. Estas fuentes dan cuenta no solo del daño material, sino también del impacto social y económico sufrido por la región. La pérdida de vidas, el desplazamiento de personas y la interrupción de las actividades comerciales afectaron profundamente el desarrollo de esta zona fronteriza.

En la actualidad, el Servicio Geológico Colombiano trabaja en la investigación y documentación de eventos sísmicos históricos como el terremoto de Cúcuta, con el fin de preservar la memoria y fomentar la cultura de prevención en el país. Este tipo de investigaciones son fundamentales para entender la vulnerabilidad sísmica de Colombia y fortalecer las políticas de gestión del riesgo.

El terremoto de Cúcuta de 1875 constituye uno de los episodios más trágicos de la historia de Colombia y una lección valiosa sobre la importancia de la preparación y la prevención frente a desastres naturales. A 150 años de ese evento, la necesidad de fortalecer la educación sísmica y la capacidad de resiliencia en las comunidades afectadas sigue siendo un tema prioritario, especialmente en las zonas del país con alta actividad tectónica y vulnerabilidad a movimientos telúricos.

Inicialmente se indicó que solo
Inicialmente se indicó que solo en Cúcuta habían fallecido 500 personas, aunque otras estimaciones dicen que pudieron ser 800 e incluso 1500 - crédito Servicio Geológico Colombiano

Este sismo histórico funciona como un recordatorio permanente del poder impredecible de la naturaleza y subraya la urgencia de contar con sistemas de alerta temprana eficientes, infraestructuras diseñadas para resistir eventos sísmicos y planes de emergencia bien estructurados y actualizados. La experiencia de Cúcuta demuestra que, aunque no es posible cambiar el pasado, el conocimiento de esos eventos permite a las autoridades y a la sociedad en general anticipar, preparar y mitigar los efectos de futuros terremotos, reduciendo así su impacto en vidas humanas y en bienes materiales.

Además, el trabajo de rescate y conservación de testimonios, imágenes y documentos históricos relacionados con el terremoto contribuye a mantener viva la memoria de esta tragedia, que forma parte fundamental del patrimonio cultural y científico del país. Esta memoria colectiva fortalece el compromiso tanto de los organismos estatales como de los ciudadanos para implementar medidas efectivas que reduzcan los riesgos y protejan a la población ante posibles desastres.

En definitiva, el terremoto de Cúcuta de 1875 marcó un punto de inflexión en la historia sísmica de Colombia y en la forma en que se aborda la gestión del riesgo. Su recuerdo sigue siendo un referente clave para comprender la dinámica sísmica del territorio colombiano y para promover una cultura de prevención sólida, orientada a minimizar las consecuencias de futuras catástrofes naturales en la región y en el país.