El Servicio Geológico Colombiano cuenta con una serie de herramientas que le permite monitorear y detallar las zonas con mayor amenaza o perceptibles para los movimientos telúricos, eso con el fin tener preparada una gestión de acción y rescate en caso de un impactante movimiento.
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El Servicio Geológico Colombiano (SGC) puso a disposición de los ciudadanos una herramienta digital que permite reportar de manera rápida y sencilla los sismos percibidos en el país. La plataforma denominada “Sismo Sentido” (disponible en sismosentido.sgc.gov.co) facilita la recolección de información clave sobre los efectos de los movimientos telúricos, contribuyendo significativamente a la evaluación de su intensidad y a la gestión de emergencias.
El proceso para reportar un sismo a través de esta plataforma es accesible y no requiere más de tres minutos, según detalla el SGC. Para ello, deben seguir los siguientes pasos:
El SGC destacó la importancia de la participación ciudadana en este tipo de iniciativas, ya que los reportes individuales complementan los datos técnicos obtenidos por los instrumentos de monitoreo sísmico. De esa manera, se logra una visión más completa de los efectos de los sismos en las comunidades, lo que a su vez fortalece las estrategias de prevención y respuesta ante desastres naturales.
Las autoridades nacionales compartieron una serie de recomendaciones clave para actuar antes, durante y después de una erupción volcánica, con el objetivo de proteger vidas y minimizar riesgos en situaciones de emergencia. Estas medidas buscan orientar a la población sobre cómo prepararse y reaccionar ante este tipo de desastres naturales, que pueden tener consecuencias devastadoras.
Antes:
Durante:
Después:
Durante la semana del 6 al 12 de mayo de 2025, el volcán Nevado del Ruiz continuó mostrando un comportamiento inestable, según informó el Servicio Geológico Colombiano (SGC). Aunque los niveles de actividad se mantuvieron dentro de los parámetros de alerta Amarilla, se registraron variaciones significativas en los indicadores monitoreados, como el aumento en las señales sísmicas relacionadas con la dinámica de fluidos y la emisión de ceniza, lo que subraya la necesidad de un monitoreo constante.
De acuerdo con la entidad, las señales sísmicas vinculadas a la dinámica de fluidos en los conductos volcánicos experimentaron un incremento tanto en el número de eventos registrados como en la energía liberada. Aunque los niveles de energía oscilaron entre bajos y moderados, predominando los valores bajos, las cámaras de monitoreo confirmaron emisiones pulsátiles de ceniza y cambios en la temperatura del material emitido, asociados a estas señales.
Por otro lado, la actividad sísmica relacionada con el fracturamiento de roca dentro del edificio volcánico mostró una disminución en el número de sismos y en la energía liberada. Los eventos se localizaron principalmente en el cráter Arenas y en los flancos nororiental y sursuroccidental, a profundidades de entre menos de 1 kilómetro y 6 kilómetros respecto a la cima, con magnitudes menores a 1.
El monitoreo también evidenció un leve aumento en la sismicidad asociada al domo de lava ubicado en el fondo del cráter, aunque los niveles de energía permanecieron bajos. En cuanto a la emisión de gases volcánicos, especialmente dióxido de azufre (SO₂), esta se mantuvo variable, con flujos similares a los registrados la semana anterior. Las condiciones atmosféricas favorecieron la recolección de datos, y el monitoreo satelital complementario confirmó descargas importantes de este gas.
La columna de gases y ceniza alcanzó una altura máxima de 1.400 metros, mientras que la dispersión llegó hasta los 2.000 metros durante una emisión registrada el 9 de mayo a las 4:19 p. m. La dirección predominante de la dispersión fue hacia los costados noroccidental y occidental, con menor incidencia hacia el occidente-suroccidental. Ese mismo día, se reportó caída de ceniza en los municipios de Chinchiná, en el departamento de Caldas, y Santuario, en el departamento de Risaralda.
El SGC recomendó a la población mantenerse informada a través de los boletines semanales y los canales oficiales, así como seguir las instrucciones de las autoridades locales, departamentales y de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres.
Un sismo de magnitud 3,2 se registró en la madrugada del 14 de mayo de 2025 en el municipio de Sardinata, ubicado en el departamento de Norte de Santander, Colombia. Según el boletín actualizado a las 7:36 a. m., hora local; el evento tuvo una profundidad de 168 kilómetros.
Para el Servicio Geológico Colombiano, este tipo de movimientos telúricos son comunes en la región debido a su ubicación en una de las zonas de mayor actividad sísmica del país. A partir de eso, cada vez que se registra un evento de esta magnitud, la entidad solicitan a la población reportar si sintieron el temblor, esto como parte de una mediación que lleva a cabo la red del servicio para alinearla con las estrategias de primera respuesta y atención.
De acuerdo con las autoridades de riesgo y locales, el departamento de Santander y sus alrededores experimentan sismos con frecuencia debido a su proximidad al Nido Sísmico de Bucaramanga, considerado el segundo nido sísmico más activo del mundo. Este fenómeno geológico se caracteriza por la presencia de fallas tectónicas que generan movimientos sísmicos de manera recurrente. La profundidad promedio de estos eventos, que ronda los 150 kilómetros, contribuye a que sean percibidos en amplias áreas de la región.
El Nido Sísmico de Bucaramanga, con epicentros ubicados principalmente en la zona de la Mesa de los Santos, es uno de los sectores con mayor concentración de actividad sísmica en Colombia. Según el mapa de zonas de amenaza sísmica del país, aproximadamente el 83% de la población colombiana reside en áreas clasificadas como de amenaza intermedia o alta. Esta cartografía clasifica el territorio en tres niveles de riesgo: alta, intermedia y baja, dependiendo de la frecuencia y magnitud de los eventos telúricos.
Las áreas de mayor amenaza sísmica en Colombia incluyen departamentos como Nariño, Cauca, Huila, Valle del Cauca, Chocó, Tolima, Quindío, Risaralda, el sector pacífico de Antioquia, Meta, Casanare, Arauca, el norte de Boyacá y el oriente de Santander. Estas regiones, ubicadas principalmente en el Pacífico colombiano, son propensas a movimientos telúricos debido a la interacción de placas tectónicas en la zona.
Por otro lado, las áreas clasificadas como de amenaza intermedia incluyen departamentos como Cundinamarca, Caldas, Boyacá, Santander, Norte de Santander, Bolívar, Cesar, Magdalena, Atlántico, La Guajira y Sucre. En estas zonas, aunque los sismos son menos frecuentes o de menor magnitud en comparación con las áreas de alta amenaza, la población debe mantenerse alerta y preparada para posibles eventos.
En contraste, las regiones con menor actividad sísmica en el país se encuentran en las zonas selváticas del territorio, como el sur del Meta, Vichada, Caquetá, Putumayo, Guaviare, Guainía, Vaupés y Amazonas. Esas áreas presentan una amenaza baja debido a la ausencia de fallas tectónicas activas en su subsuelo.