Un colombiano se autoproclamó “papa” y creó su propia sede del Vaticano en el país: su nombre fue “Pedro II”

En 1939, Antonio José Hurtado transformó su consultorio dental en una sede papal improvisada donde impartía bendiciones y publicaba encíclicas

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Antonio José Hurtado se autoproclamó
Antonio José Hurtado se autoproclamó pontífice en el municipio colombiano de Barbosa, Antioquia - crédito Alcaldía Barbosa

En 1939, mientras el mundo católico centraba su atención en la elección del sucesor de Pío XI en el Vaticano, un odontólogo colombiano llamado Antonio José Hurtado tomó una decisión insólita en su pueblo natal de Barbosa, Antioquia.

Al no recibir respuesta a los telegramas que envió al Vaticano postulándose como papa, Hurtado se autoproclamó pontífice bajo el nombre de Pedro II, un título que ningún papa había adoptado en los dos mil años de historia de la Iglesia católica.

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Según informó BBC Mundo, este episodio marcó un capítulo único en la historia religiosa de Colombia y generó tanto fascinación como controversia.

Hurtado, nacido en 1892, había iniciado estudios en el seminario de Santa Rosa de Osos, pero la muerte de su padre lo obligó a abandonar su formación sacerdotal.

Más tarde, se dedicó a la odontología de manera autodidacta, estableciendo un consultorio en Barbosa donde se ganó el respeto de la comunidad por su habilidad profesional y su carisma.

Antonio José Hurtado se postuló
Antonio José Hurtado se postuló al cargo de papa luego de la muerte del pontífice Pio XI - crédito Redes sociales

Sin embargo, su vida dio un giro inesperado tras la muerte de Pío XI el 10 de febrero de 1939. Hurtado envió tres telegramas al cardenal camarlengo, encargado de los asuntos del Vaticano durante la sede vacante, lamentando la muerte del pontífice y postulándose como su sucesor.

Aunque su propuesta tenía un fundamento técnico, ya que el derecho canónico permite que cualquier laico sea elegido papa, sus mensajes no obtuvieron respuesta.

Ante el silencio del Vaticano, Hurtado decidió proclamarse papa en su propio pueblo, adoptando el nombre de Pedro II, un gesto que rompía con la tradición de evitar ese título por respeto al apóstol Pedro.

Según relató el historiador Francisco Restrepo Toro a BBC Mundo, Hurtado justificó su decisión con una frase categórica: “Él manda en Roma y yo mando aquí. Así como en Italia manda Mussolini y acá el partido Liberal”.

Este acto marcó el inicio de un peculiar “papado” que incluyó la transformación de su consultorio dental en una sede papal improvisada, conocida como el “Vaticano II”.

Hurtado usó su silla de
Hurtado usó su silla de dentista como trono para su papado en 1939 - crédito Alcaldía de Barbosa

Hurtado no se limitó a adoptar el título de papa. Remodeló su silla de dentista para convertirla en un trono papal, se vistió con sotana blanca y comenzó a impartir bendiciones durante celebraciones religiosas como la Navidad y la Semana Santa.

Además, escribió encíclicas, nombró obispos y sacerdotes, y publicó un periódico llamado El Emmanuel, en el que compartía sus ideas y propuestas para la Iglesia.

Su carisma y acciones benéficas, como la distribución de alimentos y la atención dental gratuita, le ganaron el apoyo de muchos habitantes de Barbosa, que formaban largas filas para recibir su bendición.

A pesar de su popularidad local, la autoproclamación de Hurtado generó tensiones con la Iglesia católica oficial.

En 1939, la curia local lo excomulgó, y en 1944, tras persistir en su papel de papa, fue nuevamente excomulgado. Según el historiador Restrepo Toro, las autoridades eclesiásticas también amenazaron con excomulgar a sus seguidores si continuaban apoyándolo.

Sin embargo, Hurtado no renunció a su título y continuó desempeñando su rol hasta que, tras años de enfrentamientos con la Iglesia, decidió reconciliarse con la fe católica oficial, aunque sin abandonar su identidad como “Pedro II”.

El peculiar trono papal de
El peculiar trono papal de Hurtado fue incluido en su testamento a los museos - crédito Alcaldía de Barbosa

El legado de Hurtado incluye no solo su peculiar “papado”, sino su impacto en la comunidad de Barbosa. Su casa, que albergaba el “Vaticano II”, se convirtió en un punto de interés local, atrayendo a figuras destacadas como el futuro presidente de Colombia, Guillermo León Valencia.

Además, Hurtado dejó un testamento en el que legaba su trono papal a los museos del Vaticano, aunque este permanece en la casa de la Cultura de Barbosa.

El 13 de mayo de 1955, Hurtado falleció a los 63 años tras desplomarse en una calle de Barbosa, víctima de complicaciones relacionadas con la diabetes.

Según relató el historiador Restrepo Toro, tras su muerte se encontraron bolsas llenas de boletos de lotería que nunca ganó, un detalle que añade un matiz humano a la historia de este singular personaje.

Aunque su “papado” no tuvo sucesores, su vida sigue siendo recordada como un ejemplo de la mezcla entre fe, excentricidad y servicio comunitario en la historia de Colombia.