“Solo escuchaba una voz que me decía que matara”: Brayan Campo relató cómo atacó a Sofía Delgado

El relato del hombre condenado por el crimen en Candelaria revela detalles escalofriantes, entre ellos, un aparente arrepentimiento

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Brayan Campo confesó detalles brutales
Brayan Campo confesó detalles brutales del asesinato de la niña Sofía Delgado en Candelaria - crédito redes sociales

El impacto de un crimen atroz puede expandirse mucho más allá del momento en que ocurre. Así quedó en evidencia tras las declaraciones de Brayan Campo, el hombre condenado por el asesinato de la niña Sofía Delgado, que decidió hablar públicamente por primera vez desde que fue capturado. Su testimonio, lejos de traer alivio, profundizó la consternación nacional por la crudeza de los detalles y la aparente frialdad con la que relató el crimen cometido en Candelaria, Valle del Cauca.

En diálogo con el pódcast Conducta Delictiva, Campo entregó un recuento de los hechos que sacudió incluso a quienes siguieron el caso desde el inicio. Allí reconoció que minutos antes de cruzarse con Sofía en la entrada del local donde trabajaba, ya había tenido contacto con otra menor, a la que, según él, dejó ir. No pasaron más de diez minutos cuando, al salir a guardar un cartel de publicidad del negocio, vio a Sofía y tomó una decisión que cambiaría su vida y la de toda una familia. “Salí a entrar el letrero de la publicidad del negocio y me encontré de frente a Sofía”, relató.

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Las pruebas forenses claves fueron
Las pruebas forenses claves fueron manchas de sangre encontradas en el local del crimen - crédito Colprensa y Facebook

Con palabras directas y sin titubeos, explicó que logró convencer a la menor para que entrara al establecimiento, engañándola con la promesa de un obsequio. “Yo le dije que ingresara porque le iba a regalar algo y ahí la golpeé en la cabeza”, afirmó. El arma fue una cuchara metálica de gran tamaño usada para servir alimento a las mascotas, y con la que le causó una herida contundente. “Ella cayó y quedó como inconsciente. (...) Ahí volví a aterrizar y me azaré porque no sabía qué hacer”, añadió.

Después de atacarla, dijo que no comprobó si Sofía seguía con vida. “Yo me fui, pero no la toqué para sentirle los signos vitales ni nada”, sostuvo. Esa parte de la narración coincide con las versiones de los investigadores, quienes sospechaban que la niña aún respiraba tras el primer golpe.

En medio de la entrevista, Campo negó haber cometido abuso sexual, una hipótesis que había sido barajada por algunos sectores. Aseguró que el acto fue repentino y que la víctima “no sufrió”.

El asesino confiesa engañar a
El asesino confiesa engañar a Sofía con un falso regalo para atraerla al local - crédito Colprensa

Tras abandonar el local, Campo intentó actuar con aparente normalidad, volvió a su casa y almorzó junto a su familia, aunque admitió que la imagen de lo ocurrido no se despegaba de su mente. Más tarde, regresó al lugar del crimen mintiéndole a su esposa con el pretexto de que iría al mecánico. Fue entonces cuando trasladó el cuerpo de Sofía al sitio donde finalmente fue hallado. “Llegué al local y ahí decidí llevar el cuerpo hasta donde lo encontraron”, reveló.

Durante ese proceso, el asesino dejó rastros de sangre en el piso del negocio, los cuales más tarde serían detectados por los investigadores forenses. “Dejé el cuerpo ahí, en ningún momento lo enterré”, detalló. Esas evidencias fueron fundamentales para que la justicia pudiera establecer su responsabilidad directa en el crimen.

Un aspecto inquietante de su testimonio fue la afirmación de que nunca antes había visto a Sofía. Según dijo, el encuentro fue completamente fortuito. “En ese momento yo no pensé en nadie, en mi mente solo estaba esa voz que me decía que matara a alguien”, confesó.

El juicio marcó un precedente
El juicio marcó un precedente en Colombia por la crudeza y la extensión de la condena - crédito Leidy Zuñiga/Facebook

Pese a la presión social y al seguimiento mediático del caso, Brayan Campo logró ocultar sus emociones y su implicación durante varios días. “Internamente yo estaba mal. Desde el primer momento en el que yo hice eso estaba arrepentido y decepcionado, no sabía qué hacer. (...) Seguí como si nada a pesar de que ya me estaban investigando”, relató.

La condena a 58 años y tres meses de prisión reflejó la gravedad del delito y el rechazo social que provocó. Campo insiste en que actuó solo y que nadie más estuvo involucrado, “todo lo hice solo”, reiteró.