En Colombia, los ciudadanos cuentan con un sistema integral de líneas telefónicas especializadas para atender emergencias de diversa índole. Este esquema busca garantizar una respuesta rápida y efectiva por parte de las autoridades y organismos encargados de la seguridad y asistencia en el país. La línea principal para reportar emergencias es el 123, que actúa como un canal centralizado para conectar a los usuarios con diferentes servicios estatales.
Pero existen líneas específicas que atienden situaciones particulares. Por ejemplo, el 112 está destinado a comunicarse con la Policía Nacional, mientras que el 127 es exclusivo para la Policía de Tránsito. En casos relacionados con incendios o rescates, los ciudadanos pueden recurrir al 119, que conecta directamente con los Bomberos.
El esquema también incluye servicios para emergencias médicas y humanitarias. El 125 está habilitado para solicitar ambulancias, y el 132 corresponde a la Cruz Roja, una entidad clave en la atención de situaciones críticas. Por otro lado, el 144 es la línea de la Defensa Civil, que interviene en casos de desastres naturales y otras emergencias relacionadas.
Al estar ubicada en una de las regiones más activas sísmicamente del mundo, Colombia experimenta cerca de 2.500 movimientos telúricos al mes, de acuerdo con el Servicio Geológico Colombiano (SGC). Aunque la mayoría de estos eventos son de baja intensidad y pasan desapercibidos, ocasionalmente se producen sismos más fuertes.
Y el municipio de Los Santos, en el departamento de Santander, es uno de los puntos más activos en términos sísmicos dentro del país. Según el SGC, esta localidad, con una población aproximada de 13.000 habitantes, se encuentra cerca del nido sísmico de Bucaramanga, una de las zonas con mayor actividad sísmica en el mundo. Este lugar ocupa el segundo puesto a nivel global, solo superado por la región de Hindu Kush, en Afganistán, y por encima de los montes Cárpatos, en Rumania.
En entrevista con el diario El Tiempo, Carlos Fernando Lozano Lozano, magíster en Geofísica y experto en movimientos telúricos, explicó que en el nido sísmico de Bucaramanga se registran entre 12 y 20 sismos diarios. Sin embargo, la mayoría de estos eventos son de baja magnitud y no son percibidos por los habitantes debido a su intensidad limitada. Lozano destacó que la sensibilidad humana no es suficiente para detectar estos movimientos menores, aunque su frecuencia es constante.
Asimismo, el SGC destacó que los sismos en esta región tienen características particulares. Por un lado, su profundidad suele oscilar entre los 150 kilómetros, lo que los clasifica como sismos profundos. Por otro lado, estos movimientos no suelen alcanzar magnitudes elevadas.
La ubicación de Colombia en el Cinturón de Fuego del Pacífico y la presencia del nido sísmico de Bucaramanga convierten al país en un territorio con alta actividad sísmica. Aunque la mayoría de los movimientos no representan un peligro inmediato, los expertos continúan monitoreando la actividad para entender mejor los patrones y características de estos fenómenos naturales.
En la madrugada, Boyacá también registró un movimiento, sobre las 4:37 a. m., en Tota, según datos del SGC. Su magnitud fue de 2.5 grados y, de acuerdo con los sistemas de medición de la entidad, ocurrió a contados metros de la superficie.
Sobre las 10:03 a. m. el SGC registró un movimiento de 2.6, grados en el Carmen del Darien, departamento del Chocó. Y, minutos más tarde, a las 10:21 a. m. reportó un nuevo evento sísmico en Los Santos, siendo el mayor del día, con 3.5 grados.
Sin falta, el Servicio Geológico Colombiano realiza su reporte, minuto a minuto, de los movimientos telúricos en Colombia y sus alrededores, y en la mañana del jueves ocho de mayo, llegó a registrar hasta cuatro eventos en el departamento de Santander; tres de ellos en Los Santos y uno en el municipio de Zapatoca.