Pueblos indígenas tendrán el poder decisivo sobre megaproyectos en sus territorios

Un decreto expedido por el Ministerio del Interior redefinió la relación entre el Estado colombiano y las comunidades indígenas, reconociendo su autoridad para vetar proyectos por razones culturales

Guardar
Las comunidades podrán ejercer su
Las comunidades podrán ejercer su propio sistema jurídico y sancionar a funcionarios que incumplan acuerdos de consulta previa - crédito Colprensa

El Gobierno otorgó a los pueblos indígenas el derecho a ejercer poder de veto sobre cualquier iniciativa o proyecto que afecte sus territorios, cuando consideren que amenaza sus valores culturales, espirituales o modos de vida.

Esta medida, contenida en el Decreto 488 de 2025, fue firmada por Gustavo Petro el 5 de mayo y redefine el papel de las comunidades ancestrales en la toma de decisiones sobre el desarrollo económico en sus territorios.

Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.

Con esta normativa, los pueblos indígenas podrán objetar proyectos empresariales, extractivos, de infraestructura o cualquier otro tipo, con base en una “objeción cultural”, un nuevo concepto jurídico que se suma al principio de consulta previa, libre e informada.

Este decreto da un paso importante en el reconocimiento pleno del derecho a la libre determinación y a la autonomía de los pueblos indígenas”, señala la norma.

Los territorios indígenas podrán constituirse
Los territorios indígenas podrán constituirse como entidades con funciones similares a un municipio, incluyendo planificación y control ambiental - crédito Ejército Nacional de Colombia

Uno de los aspectos más relevantes del Decreto 488 es que permite a las comunidades solicitar al Ministerio del Interior la delimitación, reconocimiento y constitución de su “territorio indígena”, una figura que en la práctica tendrá características similares a las de un municipio. En estos espacios, las autoridades tradicionales podrán ejercer funciones de planificación territorial, ordenamiento ambiental, justicia propia y control institucional.

Esto implica que una comunidad indígena reconocida como tal podrá, por ejemplo, rechazar la construcción de una hidroeléctrica, un proyecto minero o una carretera que atraviese su territorio, si considera que va en contra de sus creencias, rituales, o prácticas ancestrales.

“Los pueblos y naciones indígenas podrán ejercer la objeción cultural a proyectos, programas, obras u otras medidas que puedan afectar de manera directa sus derechos culturales, territoriales o espirituales”, reza el artículo 10 del decreto.

Este mecanismo se aplicará incluso cuando se haya realizado consulta previa, si el proyecto entra en contradicción con los valores culturales esenciales de la comunidad.

El Gobierno Petro otorgó a
El Gobierno Petro otorgó a los pueblos indígenas el derecho a vetar proyectos en sus territorios por razones culturales - crédito Ministerio del Interior

Otro elemento clave del decreto es el fortalecimiento del sistema normativo propio de los pueblos indígenas. Se reconoce que cada comunidad puede estructurar su propio orden jurídico basado en sus usos y costumbres, y ejercerlo de manera autónoma en su territorio, siempre que no vulnere derechos fundamentales.

Este reconocimiento no es solo simbólico: incluye competencias para administrar justicia, regular el uso de recursos naturales, ejercer control político y sancionar a funcionarios del Estado que no respeten los acuerdos derivados de la consulta previa.

¿Hasta dónde llega la objeción cultural?

El decreto también establece una hoja de ruta para aplicar la objeción cultural. Para ello, las comunidades deberán presentar una solicitud debidamente argumentada ante el Ministerio del Interior.

Este ministerio deberá convocar a una mesa técnica en un plazo máximo de 15 días hábiles para evaluar el caso y emitir una decisión. Si se establece que existe una afectación cultural grave, el proyecto no podrá continuar en el territorio en cuestión.

Cualquier proyecto que afecte gravemente
Cualquier proyecto que afecte gravemente la espiritualidad o la cultura de un pueblo indígena podrá ser detenido por decisión de la comunidad - crédito Leonardo Muñoz/EFE

Cabe recordar que, en Colombia existen más de 100 pueblos indígenas, muchos de ellos con estructuras de gobierno propias y con conflictos vigentes frente a proyectos mineros, petroleros o de infraestructura. Con la implementación del Decreto 488, se podría establecer una reconfiguración de la inversión en sectores estratégicos del país, especialmente en áreas rurales o selváticas, donde suelen coincidir intereses extractivos y territorios indígenas.

Aunque algunos sectores empresariales han manifestado preocupación por una posible parálisis de proyectos, defensores de derechos humanos celebran la medida como un avance en la protección del patrimonio cultural y la autodeterminación de los pueblos originarios.

Lo cierto es que esta norma se consolida como una de las más audaces en materia de derechos colectivos, avanzando hacia el respeto a las culturas ancestrales por encima de los intereses económicos de terceros.