“Sentí que debía estar a su nivel”: migrante inglesa sobre los estándares de belleza en Colombia

A una década de haber dejado su natal Inglaterra para vivir en el Caribe, entendió que es posible demostrar amor propio a través del cuidado personal

Guardar
A una década de haber
A una década de haber dejado su natal Inglaterra para vivir en el caribe, entendió que puede demostrarse amor propio a través del cuidado personal - crédito @colombinglesa / TikTok

Encontrar un equilibrio entre los estándares de belleza colombianos y los de su natal Inglaterra fue un proceso que le tomó a la creadora de contenido Beth Greenfield, conocida en redes como la colombo inglesa, cerca de 10 años.

Según comentó en un video compartido a través de su perfil en la plataforma TikTok: “Una da las primeras cosas que yo noté cuando llegué a Colombi es que las mujeres son hermosísimas. Yo nunca he visto mujeres, como las que he visto en Colombia”.

Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.

Greenfield no tenía pensado migrar a Colombia cuando llegó a Cartagena, pero terminó quedándose en el país y, con el tiempo, sintió la necesidad de adaptarse a los estándares de belleza:

“Cuando llegué a este país era una niña, tenía 22 años y no tenía pensado quedarme o salir de fiesta. Vine con dos pares de zapatos, chancletas y botas porque iba a hacer senderismo e iba ir a la playa, pero, rápidamente, me di cuenta que el estilo de esta gente estaba a otro nivel”.

Con orgullo, dice haber encontrado un punto medio entre cuidado y aceptación - crédito @colombinglesa / TikTok

Sus amigos en Colombia la ayudaron a ajustarse, pero, incluso, contando con ellos fue un proceso difícil, en el que su autoestima se vio comprometida.

Llegué a hacer un voluntariado en Cartagena y lo primero que me dijo mi hermana anfitriona fue: vamos a comprarte unas sandalias. Esa fue la primera vez en la que entendí que, aquí, la gente tiene estándares muy altos, siempre se ven divinos y siempre están súper arreglados. Entonces, sentí que tenía que llegar a su nivel para encajar, para no quedarme atrás”.

De acuerdo con Greenfield, “en Inglaterra, dependiendo del lugar, la gente es mucho más relajada. Es menos común ver a una mujer con las uñas arregladas, muchas de mis amigas no llevan maquillaje y no se organizan el pelo. Usan un look más relajado”. Pero, “aquí en Colombia, la belleza es un estilo de vida. Las mujeres siempre se cepillan el pelo, siempre llevan aretes, maquillaje, se visten divino, huelen rico, es otro nivel, completamente”.

Creer que debía cumplir con
Creer que debía cumplir con los estándares de belleza femeninos la llevó a sentir insegura - crédito @colombinglesa / TikTok

Con el tiempo, entendió que algunos de esos estándares simplemente, eran inalcanzables, incluso, para mujeres latinas: “Las mujeres en Colombia tienen un cuerpazo y a mí, al principio, me daba algo de inseguridad porque yo, por naturaleza, soy muy delgada y aquí las mujeres son de muchas curvas, es lo que gusta y yo por mucho gimnasio que haga nunca voy a tener ese cuerpo 60, 90, 60”.

Una figura curvilínea y voluptuosa, el cabello perfecto, las uñas siempre arregladas, perfumes que se sientan durante todo el día y la ropa estilizada eran solo una parte de la lista:

“Ni hablemos del nivel de dentadura que tienen los colombianos. Los colombianos tienen unos dientes que yo jamás en la vida había visto. Es normal que en Colombia la gente adulta utilice brackets. En Inglaterra nunca verías eso, pero ellos (los colombianos) lo ven como una inversión para tener sus dientes bonitos”.

Cuidar de sí misma la
Cuidar de sí misma la ayudó a sentirse mejor, incluso, de como estaba en Inglaterra - crédito Freepik

Pero Greenfield aprendió que invertir en sí misma era suficiente: “Me encanta sentirme femenina, conectar con mi lado femenino. Era algo que en Inglaterra nunca hacía. De hecho, mi mamá solo se ha hecho un manicure en su vida que fue el día se su boda. Pero es mucho más que tener las uñas arregladas, es un acto de amor propio, sacar tiempo para mí y hacer algo que me encanta, que me hace feliz”.

Mudarse a Colombia fue todo un reto, al igual que adaptarse a los estándares de belleza femeninos, pero se sobrepuso a la idea de lo que debe o no ser una mujer, adoptando el cuidado personal y desechando las falsas expectativas sobre cómo debería verse:

Vivir en Colombia me ha cambiado la vida, completamente. He adoptado muchísimas cosas de las colombianas y he tenido que cambiar un poco para alcanzar sus estándares de belleza y, aunque podría generarte inseguridades, te enseña a sacar tiempo para ti mismo, a amarte con pequeños actos”.