El drama de fundación de animales abandonados por aparición de macabras intimidaciones: un hecho habría desatado las amenazas

Desde enero de 2025, la tranquilidad de la Fundación Un mismo amor, ubicada en el corregimiento de Santa Elena, en Guarne (Antioquia), se ha visto interrumpida por una serie de intimidaciones que han puesto en riesgo tanto a los animales rescatados como a las dos mujeres que los cuidan.

La fundación, que opera bajo el nombre de Hogar Familia Peluche, alberga un total de 113 animales: 78 perros, 16 gatos, 7 patos, 5 gallinas, 5 conejos, 1 mini-pig y 1 buey llamado Jacobo.

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Todos ellos han sido rescatados de situaciones de abandono, maltrato o enfermedad. Sin embargo, la convivencia con los vecinos de la zona se ha complicado desde que “Jacobo” cruzó el cerco que divide la finca con una propiedad vecina.

Según detalló Lilibet Molina, representante legal de la fundación, al medio, el buey dañó la cerca y se trasladó al terreno vecino, lo que generó tensiones. “Empezaron comentarios como: ‘Póngale solución o se lo ponemos nosotros’”, contó a Noticias Caracol.

A pesar de que Molina reparó el cerco con sus propios recursos y tomó medidas para evitar que el animal volviera a salir, los conflictos no cesaron.

Incluso, en otro hecho, dos perros del refugio ingresaron al granero de un vecino y mataron a tres gallinas. La fundadora aseguró que compensó económicamente al propietario de las aves, pero las amenazas continuaron. Entre los actos intimidatorios, la afectada denunció que han encontrado una lengua de vaca colgada en la puerta de la finca, frascos sospechosos y hasta les han cortado el suministro de agua.

La historia de la fundación comenzó en 2013, cuando Lilibet Molina adoptó a Tobías, un perro que había sido abandonado en un costal en una quebrada. Este acto de amor marcó el inicio de su compromiso con los animales en situación de vulnerabilidad.

Con el tiempo, su casa en Medellín se convirtió en un hogar de paso para animales rescatados, pero el espacio pronto resultó insuficiente. En 2018, Lilibet decidió mudarse a una finca cerca de la capital antioqueña para ofrecerles una mejor calidad de vida.

En 2019, formalizó la creación de la Fundación Un Mismo Amor, que desde entonces ha sido un refugio para decenas de animales. Sin embargo, mantener el proyecto ha requerido grandes sacrificios, debido a que los gastos mensuales de la fundación ascienden a $25 millones, lo que ha llevado a Molina a vender su carro y trabajar en el extranjero en empleos como mesera y limpiadora para enviar dinero al refugio.

Actualmente, la fundación cuenta con el apoyo de 35 padrinos que aportan desde $20.000 mensuales y de un reducido número de marcas aliadas; no obstante, estos recursos no son suficientes para cubrir todas las necesidades de los animales.

En relación con las amenazas recibidas, Lilibet presentó una denuncia en la estación de Policía de Guarne, y el caso está ahora en manos de la Fiscalía General de la Nación, que no ha reportado avances en la investigación.

La fundadora expresó su preocupación por la seguridad de los animales y de las dos mujeres que viven en la finca: ella y Daniela Vargas, auxiliar veterinaria que trabaja a tiempo completo en el cuidado de los animales. “Estamos solas. A nosotras a medianoche, dos o tres de la mañana nos pueden hacer cualquier cosa y nadie se da cuenta. Los perritos son sumamente intranquilos todas las noches. Antes eso no ocurría. Tenemos miedo”, declaró Lilibet al medio.

Además de las amenazas, la fundación enfrenta otro problema: el dueño de la finca les pidió desocupar el inmueble antes del 31 de mayo. Por ello, Lilibet está en la búsqueda de una nueva propiedad en municipios o corregimientos cercanos a Medellín que cuente con al menos 5.000 metros cuadrados para albergar a los animales, lugar que no ha sido fácil de hallar.

El caso de la Fundación Un Mismo Amor no es el único que refleja la difícil situación de los animales en el país, debido a que en las últimas horas se conoció que, en el barrio La Colmena de Chiquinquirá (Boyacá), cuatro perros y 20 palomas fueron envenenados el 16 de abril tras consumir concentrado mezclado con una sustancia tóxica.

Dos de los perros murieron, mientras que los otros dos lograron ser estabilizados gracias a la intervención de la comunidad y de profesionales de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (Umata).

La alcaldía de Chiquinquirá condenó el acto y pidió a los ciudadanos colaborar con la investigación para identificar a los responsables. Dora Corredor, directora de Umata, señaló que este es el primer caso de envenenamiento masivo registrado en la zona, por lo que debe haber una alerta y evitar que esto siga ocurriendo.