Conozca el Salto de las Monjas en Cachipay, Cundinamarca una caminata suave para viajar al pasado

A una hora de Bogotá, los turistas pueden disfrutar del paisaje, el panorama natural y el aire puro que se respira en las montañas del Tequendama

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A una hora de Bogotá,
A una hora de Bogotá, este atractivo turístico se encuentra en las montañas del Tequendama - crédito Colombia Travel

En el corazón de Cachipay, un municipio colombiano ubicado a unos 1.600 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el Salto de las Monjas, una cascada de 30 metros de altura que no solo atrae por su belleza natural, sino también por las historias y leyendas que la rodean.

Este destino se ha convertido en un punto de interés tanto para los amantes de la naturaleza como para quienes buscan un viaje al pasado, recorriendo antiguos caminos ferroviarios y escuchando relatos que mezclan realidad y fantasía.

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El nombre del salto tiene varias interpretaciones. Una de las versiones más conocidas está relacionada con una leyenda que habla de fantasmas de religiosos que habitan cerca de un antiguo convento en la zona.

Otra explicación, más terrenal, se remonta al expresidente colombiano Alfonso López Pumarejo, quien apodó “monjas” a unas aves de plumaje oscuro con cabeza y cuello blancos que frecuentan la cascada.

López Pumarejo, quien residió en estas tierras por motivos de salud, dejó su huella en la región, y su antigua casa, ubicada a unos 15 minutos del salto, sigue siendo un punto de referencia histórico.

El recorrido para el salto
El recorrido para el salto se muestra la abundante fauna y flora en el Tequendama - crédito Colombia Travel

Un recorrido entre rieles y paisajes verdes

El camino hacia el Salto de las Monjas ofrece diversas opciones para los excursionistas. Una de las rutas más accesibles comienza en la población de La Esperanza, desde donde se desciende durante aproximadamente una hora y media por un terreno mayormente sencillo, aunque con algunos tramos embarrados que pueden complicarse en temporada de lluvias.

Otra alternativa, más extensa pero igualmente recomendada, parte desde Cachipay y abarca un recorrido de unos 15 kilómetros que puede completarse en unas cuatro horas a paso tranquilo. Este trayecto sigue en gran parte las antiguas vías del tren, un recordatorio de la época en que el ferrocarril era una promesa de desarrollo para Colombia. Aunque estas líneas ferroviarias han caído en desuso, su presencia añade un aire nostálgico al paisaje, evocando un pasado que llena los anaqueles robustos de las cosas que pudieron ser y no fueron.

Los excursionistas atraviesan bosques de guadua, pequeños arroyos y prados llenos de mariposas, mientras disfrutan de un clima que se torna más cálido a medida que descienden hacia el salto, ubicado a unos 1.100 metros sobre el nivel del mar.

Luego de una caminata llena
Luego de una caminata llena de aire puro y naturaleza se escucha al llegar las aguas que caen en este precipicio - crédito Colombia Travel

Una experiencia para todos los caminantes

El medio también destacó que esta caminata es apta para personas de diferentes niveles de experiencia, siempre que se tomen las precauciones necesarias. Aunque la mayor parte del trayecto es plano y fácil de transitar, hay una sección de unos 20 minutos con laderas de barro y tierra que requiere calzado adecuado para evitar resbalones. Además, es un recorrido amigable para quienes deseen llevar a sus mascotas, siempre y cuando se utilicen correas y se recojan los desechos.

En el camino, los excursionistas pueden encontrarse con numerosos perros locales que, lejos de ser una amenaza, suelen acompañar a los visitantes de manera amistosa. Estos animales son una de las especies más comunes en la región y forman parte del encanto del recorrido.

Al llegar, las aguas cristalinas
Al llegar, las aguas cristalinas del lugar llenan de tranquilidad a quienes deseen visitar este atractivo natural - crédito Colombia Travel

Tras varias horas de caminata, el sonido del agua anuncia la proximidad del Salto de las Monjas. Los últimos metros antes de llegar al destino son los más desafiantes, con un terreno accidentado que requiere el uso de las manos para mantener el equilibrio. Sin embargo, el esfuerzo vale la pena: al doblar una curva, la cascada aparece en todo su esplendor, brillando bajo la luz del día como un río de plata.

En este entorno, incluso los detalles más pequeños, como el vuelo de mariposas de colores brillantes, parecen formar parte de una escena sacada de un cuento. Estas imágenes refuerzan el carácter casi mágico del lugar, donde las preocupaciones cotidianas parecen desvanecerse con el sonido del agua.

El Salto de las Monjas no es solo un destino turístico, sino también un punto de encuentro entre la historia, la naturaleza y las leyendas. Desde las antiguas vías del tren que evocan un pasado lleno de promesas hasta las historias de fantasmas y aves que dieron nombre al lugar, cada elemento del recorrido invita a los visitantes a reflexionar sobre el paso del tiempo y la conexión entre el hombre y su entorno.