Las historias de terror suelen basarse en el miedo a lo desconocido: un ruido inexplicable en la oscuridad, una voz susurrante a través del teléfono o la sensación de estar siendo observado a mitad de la noche, pueden acelerar el corazón de cualquiera.
Sin embargo, a veces la línea que separa el pánico de la risa es tan fina que, con un simple giro de los acontecimientos, el susto puede convertirse en una anécdota cómica.
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Eso fue exactamente lo que le sucedió a Paola González, que compartió en TikTok la historia de cómo una llamada de madrugada y unas circunstancias inusuales la hicieron temer por su vida, solo para descubrir que todo se trataba de un divertido malentendido familiar.
La llamada misteriosa en la noche
La experiencia de Paola González comenzó en plena madrugada, pues aproximadamente a las 2:00 a. m. su teléfono empezó a sonar.
El número que aparecía en pantalla era totalmente desconocido, y, aunque aseguró que no suele atender llamadas de extraños, esa noche algo le impulsó a contestar.
Al descolgar, la sorpresa fue mayúscula: del otro lado no se escuchaba más que una respiración pesada, un silencio intimidante y, de pronto, una advertencia escalofriante: “No abras la puerta”.
Cualquier persona se habría alarmado ante una frase tan inquietante y Paola González no fue la excepción, pues sintió cómo el corazón se le aceleraba y le invadía la sensación de que la estaban vigilando.
Para ella, aquella voz distorsionada podría provenir de un acosador, ya que recordó que, meses antes, alguien había descrito a detalle su domicilio, dejándola atemorizada; sin embargo, la puerta de su casa estaba asegurada con llave y a simple vista nada parecía anormal; aun así, la tensión iba en aumento.

Ruidos en la puerta y pánico total
A los pocos segundos, la situación escaló a un nivel superior de terror, pues tres golpes fuertes retumbaron en la puerta de la vivienda, haciendo que se quedara helada.
En ese momento, su mente se llenó de posibilidades: ¿sería aquella persona que la llamaba, intentando entrar?, ¿algún delincuente?, ¿un desconocido con malas intenciones?
Con el temor a flor de piel, se asomó con cautela por el visor de la puerta, pero no distinguió a nadie, por lo que angustiada y sin saber qué hacer, regresó a su habitación, momento en que el teléfono volvió a sonar.
Esta vez, su miedo se mezcló con rabia y decidió contestar de nuevo, al otro lado de la línea, la voz repetía la advertencia: “No abras la puerta”.
Para colmo, al mirar hacia la sala, Paola percibió una sombra en movimiento, entonces, en un arrebato de pánico, tomó un palo de escoba dispuesta a defenderse.
El encuentro con la “sombra”: la tía en pijama
Envalentonada por el susto, Paola González lanzó el palo de escoba hacia la silueta que se movía en la penumbra.
Inmediatamente, oyó un golpe, un quejido y se apresuró a encender la luz, pero para su sorpresa, la “sombra” resultó ser su propia tía, tirada en el suelo y vistiendo ropa de dormir.

Desconcertada y con lágrimas en los ojos, la familiar exclamó: “¿Por qué me pega?, ¿qué le pasa? ¡mire que me tiró con la escoba!”.
Todavía confundida, Paola González intentó explicar lo que había vivido en los últimos minutos: las llamadas aterradoras, los golpes en la puerta y la extraña voz pidiendo que no la abriera, pero su tía, entre asustada y molesta, empezó a reprocharle: “Mami, ¿qué le está pasando?, ¿usted por qué me trata así?, voy a llamar a su tío que mire que me está tirando palos de escoba".
La explicación llegó poco después: resulta que la tía de Paola había logrado entrar a la casa usando una llave de emergencia, pero estaba peleando con la cerradura, de modo que producía esos golpes en la puerta.
Mientras forzaba la entrada, llevaba el celular en el bolsillo de su hijo, primo de Paola, y se le marcó sin querer, por lo que el ruido amortiguado y la respiración entrecortada se escuchaban distorsionados, lo que alimentó la confusión y el terror de la joven.
La frase “no abras la puerta” no fue más que un eco distorsionado de su forcejeo con la cerradura, que sonaba como si alguien conspirara en la oscuridad.

Del pánico a las carcajadas
Tras descubrir el malentendido, ambas estallaron en risas y suspiros de alivio y lo que pintaba para ser una escalofriante historia de acoso nocturno resultó ser una anécdota familiar marcada por la torpeza, la casualidad y la mala suerte.
Paola González, entre divertida y avergonzada, se disculpó con su tía por haberle lanzado el palo de escoba, mientras que la mujer seguía recuperándose del susto de ser atacada en medio de la oscuridad.
La conclusión para Paola González fue clara: “Mi tía me ha sabido pegar el peor susto de mi vida, así que para que no les pase lo que me pasó a mí con mi tía, no contesten una llamada a esa hora y así no subestiman el pánico”.
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