
Luego de cuatro años de haberse mudado a Alemania, el creador de contenido especializado en política Rafael Solano compartió los aspectos positivos que ha aprendido del país europeo, que le gustaría que se implementaran en Colombia.
Pese a contar con un listado, Solano quiso concentrarse en la cultura ciudadana y cómo los pequeños actos dejan entrever los valores de una sociedad.
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“En comparación con los países desarrollados, en Colombia estamos fatal. En Alemania, todo el mundo que usa transporte público paga por su tiquete. En Alemania no existen torniquetes al momento de entrar al bus, al tranvía, al metro, al tren. Todo el sistema se basa en la confianza, confiar en que la sociedad hace las cosas bien”, explicó.
Y es que, “en Alemania, usted puede colarse en el bus o en el metro, sin pagar su tiquete, pero, eso sí, en el momento en el que llegue el controlador y se dé cuenta de que no compró el pasaje, le impondrán una multa de 60 Euros. Es la forma más boba de perder 267.000 pesos”.
Pero no es solo el tema de los colados. El respeto por las normas y la confianza entre Estado y ciudadanos obliga a los alemanes a cumplir con sus deberes, antes de exigir sus derechos:
“Los alemanes llegan a tal punto de acatar las normas, que no se pasan un semáforo en rojo, ni aunque no hay nadie a kilómetros a la redonda, en cambio, en mi querida República de Colombia, ‘la cultura del vivo’ es lo que nos lleva jodiendo como país”.
Un pensamiento que Solano compartió con sus seguidores y demás público en Colombia, con la esperanza, de que puedan tomar algo de su reflexión:
“La gente piensa que pasarse el semáforo en rojo es de inteligentes o colarse en el Transmilenio es de abejas, pero, si se cuelan, no tienen autoridad moral para quejarse del servicio porque contribuyen al desfalco del trasporte público y si esta gente se lanzara a un cargo público, sería igual de corrupta de los políticos de los que tanto se quejan. Los invito a que reflexionemos como país”.
Solano también invitó a los colombianos a transformar la idea de su país en el exterior:
Con el estreno de Griselda, la minsierie protagonizada por la actriz colombiana Sofía Vergara, que narra la vida de la narcotraficante cartagenera Griselda Blanco, conocida como “La madrina de la coca”, volvió a encenderse el debate de la imagen que Colombia tiene el extranjero. Mientras algunos esperaron con entusiasmo esta nueva apuesta del gigante del entretenimiento, otros temían que la serie perpetúe los estereotipos negativos asociados al país, marcados por su historia con el narcotráfico.
El debate no es nuevo, pero cobró fuerza con la llegada de esta producción. Y, al respecto, el creador de contenido especializado en política Rafael Solano expresó su preocupación por el impacto que este tipo de series tiene en la percepción internacional de Colombia. En uno de sus videos, que rápidamente superó las 300.000 vistas y 70.000 interacciones, Solano hizo un llamado a la industria del entretenimiento para que deje de lucrarse a costa de la imagen del país. “Con todo el respeto que se merece Sofía Vergara, a quien amamos y es un orgullo para Barranquilla y Colombia. Hollywood en serio debe dejar de lucrarse a costa de la imagen del país”.
La figura de Griselda Blanco, una de las narcotraficantes más conocidas de la historia, no es la primera en ser llevada a la pantalla. Producciones como Narcos, Escobar: el patrón del mal y El cartel de los sapos han explorado anteriormente el tema del narcotráfico en Colombia, consolidando un género que, según críticos como Solano, no contribuye a mejorar la percepción global del país. “Series como Narcos y, ahora, Griselda no contribuyen un carajo a mejorar la imagen del país”, señaló el creador de contenido.
Solano destacó que para muchos colombianos, especialmente aquellos que viajan al extranjero, el narcotráfico sigue siendo un tema recurrente en las conversaciones. “Una de las vainas más jodidas de ser colombiano en el exterior es que nos recuerden a cada rato a Pablo Escobar, las drogas y el narcotráfico. Vamos a darnos una cachetada de realidad, a ver si reaccionamos como país”.

Solano no solo criticó el contenido de estas series, también reflexionó sobre las consecuencias que tienen en la manera en que otros países perciben a Colombia. Según sus declaraciones, estas producciones han contribuido a que el país sea visto como un “chiste” en el ámbito internacional. “Colombia, en el mundo, es una burla. El resto de países se ríe en nuestra cara. Por eso hay tanto turista cometiendo estupideces en nuestro país, porque cree que nada le va a pasar, nadie lo va a descubrir. Para ellos, Colombia es un simple chiste”.
La preocupación de Solano no es aislada. Este tipo de críticas reflejan un sentimiento compartido por muchos colombianos, que consideran que las producciones sobre narcotráfico perpetúan una narrativa que no representa la diversidad cultural, histórica y social del país. Aunque estas series han alcanzado un éxito global, también han alimentado estereotipos que dificultan los esfuerzos por cambiar la imagen internacional de Colombia.
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