Del pánico a la sorpresa: joven colombiana narró su “momento más humilde” con las ventanas electrónicas de un avión

Los aviones han avanzado de manera sorprendente en los últimos años, por lo que entre las innovaciones más llamativas se encuentran las ventanas que pueden regular la entrada de luz sin necesidad de una persiana tradicional.

A través de un sistema de opacado electrónico, el pasajero controla la intensidad lumínica pulsando un botón; sin embargo, no todos están familiarizados con esta tecnología, como le sucedió a la creadora de contenido colombiana Dónde está Laura, que compartió en TikTok la anécdota de su “momento más humilde” durante un vuelo transatlántico.

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De acuerdo con el relato, Laura viajó por primera vez en un avión de doble pasillo en la ruta Medellín-Madrid, pero durante la noche, notó algo extraño en la ventana, que se había tornado completamente oscura.

Al mirar hacia fuera, no veía absolutamente nada, ni siquiera el ala del avión que se encontraba cerca de su asiento, lo que la llevó a que, con el paso de los minutos, sintiera pánico al creer que estaban “perdidos en la nada”, mientras el resto de los pasajeros permanecía tranquilo.

Fue solo cuando su novio despertó y accionó unos botones ubicados debajo de la ventana que la luz volvió a filtrarse, por lo que la sorpresa fue mayúscula: no había persiana física, sino un sistema que permitía “subir el brillo” de la ventana y así ver el exterior.

“A la media hora se despierta mi novio y empieza a estripar unos botoncitos que había debajo la ventana, inmediatamente mi pensamiento como ¿para qué será eso?, la ventana se empieza a iluminar, le empieza a subir el brillo, se empiezan a ver todas las luces del avión y pues resulta que es que las ventanas de los aviones que van de Colombia a Europa se le sube el brillo, ni siquiera tenía como persianita para abrirse y cerrarse y yo la más en película imaginándome lo peor“.

Este mecanismo de oscurecimiento, cada vez más común en vuelos de larga distancia, se basa en tecnologías que utilizan una partícula a nanoescala alojada entre las capas de la ventana.

Cuando se aplica una corriente eléctrica, estas partículas se activan, haciendo que el cristal se polarice y bloqueando hasta el 99% de la luz visible.

De esta manera, las ventanas ya no se limitan a estar solo completamente abiertas o cerradas, sino que ofrecen varios niveles de opacidad, ajustables a gusto del pasajero.

Con la tecnología de polarización, es posible graduar la cantidad de luminosidad que entra a la cabina sin perjudicar a otros pasajeros que prefieren el ambiente oscuro para dormir.

Además, se reducen los reflejos y, en cierto modo, se hace más fácil controlar la temperatura en el interior, pues la radiación solar entra en menor medida.

Las ventanas de un avión no son solo paneles de vidrio, sino que van más allá al ser estructuras complejas compuestas por múltiples capas que soportan condiciones extremas, desde cambios bruscos de presión hasta temperaturas muy frías en altitud.

La capa externa, generalmente de un material acrílico, es la barrera inicial contra la presión atmosférica y los impactos, por lo que detrás de ella puede haber una o más capas de vidrio o plásticos avanzados, encargadas de garantizar la resistencia y seguridad.

Asimismo, para proteger a los pasajeros de la radiación solar y cósmica, las ventanas incluyen recubrimientos especiales que bloquean gran parte de los rayos UV.

Esta barrera no solo protege la piel de los viajeros, sino que contribuye a mantener la cabina fresca. En vuelos largos, evitar el exceso de calor es fundamental para la comodidad de todos a bordo.