
El montañismo es una actividad que despierta pasión y desafío, pero también conlleva un alto grado de responsabilidad y preparación. El reciente caso de Kevin Bocanegra, un joven que perdió la vida mientras intentaba alcanzar la cima del Nevado del Tolima, volvió a poner en evidencia las debilidades en la regulación y las condiciones de seguridad que enfrentan quienes practican este deporte extremo en Colombia.
Nicolás Díaz, conocido en el ámbito montañero como “Nico Lobo”, es un experto en el tema con 17 años de experiencia y miembro activo del Gremio de Montañistas y Escaladores de Colombia (Gmec). Con cuatro de las Siete Cumbres del Mundo a su nombre, Díaz tiene un conocimiento profundo de los riesgos y las exigencias que implica escalar montañas de gran altura. En conversación con El Colombiano, el montañista abordó el caso de Bocanegra, así como las falencias en las normativas locales y las prácticas que los expedicionarios deben seguir.
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A pesar de la creación de la Resolución 474 en 2018, que regula las actividades deportivas en los parques nacionales, Díaz advirtió que las normas no se están implementando de manera efectiva. “No se está haciendo el control del acceso a las montañas con la reglamentación que nosotros mismos entregamos”, comentó, y agregó que si existiera un control más riguroso, sería mucho más fácil prevenir la entrada de personas sin la experiencia o el equipo adecuado.
La realidad es que los montañistas enfrentan condiciones extremadamente hostiles. El nevado del Tolima, por ejemplo, es un terreno difícil donde los expedicionarios atraviesan diversos pisos térmicos, desde el bosque andino hasta el superpáramo, con lluvias, granizadas y temperaturas que pueden caer por debajo de los cero grados. La aclimatación paulatina es esencial para soportar la altitud y las condiciones extremas. Un mal manejo de la aclimatación o un error en el equipo puede poner en riesgo la vida de cualquier escalador.
Jenny Contreras, CEO de Espeletia Expedition, recomienda una preparación física adecuada para resistir el recorrido en montañas de gran altura. Es esencial entrenar a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar o realizar caminatas en páramos para adaptarse al entorno. Además, el equipo técnico debe incluir ropa y calzado adecuados, especialmente para ascensos por encima de 5.000 metros. La vestimenta debe seguir la regla de las tres capas: una capa base que aísle el sudor, una capa intermedia que proteja del frío y una capa exterior impermeable que defienda contra la lluvia y el viento. También se deben usar guantes, gorros y gafas UV.
Otro aspecto clave que señaló el experto es el tema de los seguros. A pesar de que los acompañantes de Bocanegra aseguraron tener una póliza que incluía el envío de un helicóptero en caso de emergencia, Díaz aclaró que en Colombia, este tipo de rescate aéreo no está disponible a menos que intervenga el Ejército.

“La única forma que llega un helicóptero aquí en Colombia a la montaña es a través del Ejército, pero una agencia que te vende un seguro de riesgo para un acceso turístico no está en la capacidad de mandarte un helicóptero”, afirmó. Según el montañista, si una persona sufre un problema en la montaña, lo primero que debe hacer es descender lo antes posible.
La falta de infraestructura de emergencia también es una de las principales falencias que los montañistas experimentados encuentran en Colombia. Díaz sugiere que, en lugares del mundo como Alaska, los montañistas deben presentar su “hoja de vida” y una lista de cumbres previas antes de ser autorizados para acceder a las montañas. Esto, además de un sistema de rescate adecuado y la existencia de estaciones de socorro en zonas críticas.
Por otro lado, Díaz recalcó que es fundamental para los guías mantener un grupo reducido, pues un guía no puede hacerse responsable de más de tres personas. “Para 12 personas un solo guía o incluso hasta dos es demasiado irresponsable, eso no debió haber pasado”, dijo con relación al fatal accidente en el Tolima.

La preparación física también es vital antes de realizar una expedición a gran altura. El experto montañista recomendó realizar un control médico previo, ya que la falta de oxígeno en la sangre es un factor que puede afectar a los montañistas durante y después de la ascensión. “Es bueno hacerse controles después de lograr la cumbre”, afirma.
Finalmente, Nicolás Díaz envió un mensaje contundente sobre la importancia de la seguridad y la prudencia en las montañas. “Lo primordial es el mensaje de siempre descender, ante cualquier síntoma, cualquier eventualidad, es bajar. Uno cuando ya suma dos síntomas, uno dice bajemos”. La “fiebre de cumbre”, como él la llama, es un peligro que puede nublar el juicio de los escaladores novatos, que se sienten impulsados a llegar a la cima a toda costa, sin considerar las consecuencias.
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