
Luis Eduardo López Rosero, el propietario de la empresa Impoamericana Roger, que es contratista en el escándalo de los carrotanques de La Guajira, intentó quitarse la vida.
Este suceso se produce en medio de la controversia generada por la corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd).
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El intento de suicidio de López Rosero, conocido como El Pastuso, tuvo lugar después de que su principio de oportunidad fuera revocado. Según las investigaciones llevadas a cabo por la Fiscalía, López Rosero habría mentido en su declaración inicial en la que prometía revelar “toda la verdad” a cambio de que su esposa e hija no fueran implicadas en el proceso.
“Había prometido no mentir durante el proceso y, en lugar de ello, trató de proteger a sus familiares implicados”, declaró un funcionario involucrado en la investigación.

El incidente ocurrió en presencia de su familia, la cual tuvo que intervenir rápidamente para salvar la vida de López Rosero. Esta no es la primera vez que el hombre manifiesta su intención de suicidarse. Anteriormente, durante una diligencia en la Fiscalía, llegó a pedir un arma a un funcionario judicial. “El nivel de desesperación que mostraba era alarmante”, comentó un testigo presencial.
La empresa de López Rosero, Impoamericana Roger, es conocida por ser contratista de los carrotanques que han estado en el centro del escándalo de corrupción en La Guajira en el Gobierno de Gustavo Petro. Este escándalo involucra el mal manejo de fondos destinados a abastecer de agua potable a comunidades vulnerables. El caso sacó a la luz pública serias irregularidades en la contratación y distribución de recursos.
De acuerdo con información publicada, la situación emocional de López Rosero se deterioró notablemente después de perder su principio de oportunidad, el cual le habría permitido una posible reducción de su pena a cambio de colaborar con la justicia. “Había una expectativa de que colaborara con detalles importantes del caso”, mencionó un funcionario de la Fiscalía.
Este tipo de incidentes resalta el grave impacto emocional y psicológico que las investigaciones por corrupción pueden tener en los implicados. López Rosero se ha convertido en una figura central del caso y su salud mental sigue siendo una preocupación tanto para su familia como para las autoridades.
El caso de los carrotanques de La Guajira sigue en desarrollo y se esperan más revelaciones en las próximas semanas. A medida que avanza la investigación, es probable que surjan más detalles sobre el escándalo de corrupción destapado en la Ungrd.
Corrupción y amenazas: la doble vida de Luis Eduardo López Rosero, testigo clave en La Guajira

El Pastuso fue señalado por ocultar información crucial en medio de una investigación sobre corrupción. A pesar de que manifestó su intención de proteger a su familia y ser transparente, Luis Eduardo López Rosero, conocido como “El Pastuso”, enfrentará nuevos cuestionamientos por la cantidad de empresas y contratos que no divulgó.
Durante su declaración, Rosero informó que únicamente tenía tres compañías registradas: Luket Sas, Impoamericana Roger y Brand SAS, según mencionó en su defensa. Sin embargo, las investigaciones revelaron que el empresario cuenta con un total de 17 empresas y ha firmado más de 50 contratos a nivel nacional, lo que pone en entredicho su credibilidad.

Además, El pastuso afirmó que nunca antes había realizado pagos ilícitos. Esta declaración se ve contradicha por los testimonios de Olmedo López y Sneyder Pinilla, quienes aseguraron que Rosero había pagado varias coimas para asegurar contratos con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd).
Con estas nuevas revelaciones, la situación se complica para Rosero, cuya vida podría correr peligro debido a su condición de testigo clave en la investigación sobre la compra de carrotanques en La Guajira. Rosero se había posicionado como una pieza fundamental en el desmantelamiento de una red de corrupción, y sus recientes mentiras podrían afectar significativamente la evolución del caso.
Las declaraciones de López y Pinilla agregan un nuevo nivel de complejidad a las indagaciones, destacando un patrón de sobornos que socava la integridad del proceso contractual en la Ungrd Esta situación trae a la luz la magnitud de la corrupción en los contratos públicos y la necesidad de mayor transparencia y vigilancia.
Con información adicional, los investigadores ahora deberán reevaluar el rol de Rosero dentro del entramado de corrupción y determinar las repercusiones legales y penales que enfrentarán él y sus asociados. Mientras tanto, las autoridades continúan con sus esfuerzos para fortalecer los mecanismos de control y reducir la corrupción en el sector público.
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