Por acoso de la Policía, un vendedor informal botó su puesto de comida al piso

“El que trabaja como lo joden y al delincuente lo apoyan. Viene toda esa gente a joderlo a uno”. Fue la frase que le gritó un humilde vendedor informal de manera indignada a varios uniformados de la Policía Nacional cuando estos le pedían al ciudadano ubicarse en otro lugar.

Los hechos se presentaron en el municipio de Mariquita, departamento del Tolima. Allí el vendedor ambulante, en medio de su enojo, decidió destruir y tirar su puesto de comidas al piso tras la insistencia de los policías que le solicitaron retirarse del punto de descanso de conductores en una vía principal.

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La escena se hizo viral en redes sociales gracias a un video que circula en las mismas. En el clip, también se aprecia a uno de los policías que trataba de decirle al hombre que ubicara su puesto en otro sitio, además de advertirle que no tenía que reaccionar así; frente a eso, el vendedor le argumentó al efectivo policial que justo en este punto era donde obtenía más ventas a comparación de otros sitios donde casi no pasaba gente.

Sin duda, la grabación ha generado una gran controversia y un sin número de opiniones a favor y en contra, tanto del proceder de las autoridades, como de la reacción del vendedor. Pues algunos internautas afirman que la Policía debería encargarse de delitos graves, mientras que otros consideran que el espacio público debe respetarse.

“La mayoría, si no todos los puestos ambulantes estorban y afectan la movilidad, ponen en riesgo a todos los transeúntes”; “Creo que perfectamente pudo haber corrido el puesto por lo q veo no era mucho. No se...”; “Tiene toda la razón, al que trabaja lo atacan y al delincuente lo premian e indemnizan, un país tristemente al revés”; “Pobre señor, su pobreza y su ignorancia política no le hace entender que eso no tiene nada que ver con Petro, es el desespero de la necesidad” son algunos comentarios de los internautas.

En Colombia, cientos de ciudadanos deben acudir a esta modalidad de empleo informal o el comúnmente llamado rebusque para poder subsistir. Según las estadísticas del Dane, la cifra de trabajadores informales llegó a 12,9 millones, de un total de 22,2 millones de ocupados que se registraban en el país para el periodo de referencia, es decir, lo que significa que tan solo 9,26 millones de trabajadores cuentan con un empleo formal.

Por lo anterior, es común ver en la mayoría de ciudades, por no decir que en todas, a personas que se ubican en diferentes zonas públicas para comercializar sus productos. Sin embargo, los vendedores ambulantes en ocasiones tiene problemas con las autoridades, como en este caso, debido al uso del espacio público.

De acuerdo con lo estipulado en el Código de Policía, se sanciona a las personas que ocupen el espacio público con una multa de cuatro salarios mínimos diarios. Ahora, si el ciudadano es reincidente dos o más veces, el efectivo policial debe decomisar o destruir el bien con el que incurre en la ocupación.

Pese a lo anterior, la obligación de proteger el espacio público no es absoluta cuando entra en confrontación con el derecho al trabajo y el mínimo vital, según indica la sentencia C-211 de 2017, en la que se establece que los vendedores informales, por su condición económicamente vulnerable, son un grupo de la sociedad que goza de especial protección constitucional.