
Si salir de vacaciones en automóvil requiere una serie de trabajos de preparación para la ruta que aseguren un viaje seguro y sin sobresaltos, hacer una revisación completa del vehículo al regresar a la vida cotidiana no debe minimizarse, porque dependiendo del destino al que se haya ido, hay cosas que requieren atención específicamente.
Para quienes han elegido vacacionar en el mar, hay dos puntos en los que siempre hay hacer foco: el salitre y la arena. Para quienes tomaron la precaución de lavar el auto periódicamente, por ejemplo una vez por semana si estuvieron al menos 15 días, la tarea será menos compleja, porque el agua abundante ayuda a que no se adhieran esos enemigos de la pintura, las partes de suspensión y de dirección, y con un lavado profundo pero convencional, será suficiente para que todo luzca tal como estaba antes de viajar.

Pero quienes lavaron el auto por última vez antes de iniciar las vacaciones y pretenden hacerlo recién al regresar a casa, es recomendable que tomen esa tarea con más cuidado, ya que un mal lavado lo único que hará será dañar la pintura, los plásticos de la carrocería y los elementos de goma de puertas y vidrios. Y no todos los autos son iguales, porque los de colores claros, expuestos al sol directo durante muchos días, se calientan menos que los autos oscuros. Hay que tener en cuenta que cuánto más caliente esté la superficie más se adhiere la suciedad, por lo tanto más trabajo demandará retirarla.
El lavado con agua a presión es fundamental, porque eso asegurará que la chapa quede bien limpia. Más allá de eso, hay que lavar también las partes bajas con algún producto desengrasante fuerte para retirar todos los restos de salitre y arena, y evitar corrosión en el futuro. Aunque tenga una hidrolavadora, lo más recomendable es que el lavado postvacaciones no se haga en casa, sino en un lavadero que tenga posibilidad de levantar el vehículo para poder acceder a la zona inferior.

En cambio, si el destino fue hacia la Patagonia, Cuyo o las sierras del centro, donde lo que más se recorre son caminos de tierra, el lavado del automóvil no tiene la dificultad de tener que retirar la arena y el salitre, por lo tanto no es tan importante, aunque sí recomendable, que se lave la parte inferior del auto. Abundante agua y una cera para tapar los eventuales rayones de ramas y arbustos bajos que siempre se cruzan en el camino, es un buen consejo para dejar la carrocería en condiciones.
En cambio, lo que pasa a ser muy importante es todo aquello que recibe polvo o piedras y que pueda afectar la parte mecánica. Cambiar el filtro de aire es esencial y casi “obligatorio”, aunque se hubiera puesto un filtro nuevo antes de salir de vacaciones, y si fuera posible por un tema económico, sería conveniente cambiar también los otros filtros, los de combustible y aceite para el motor, aun si no se hicieron más de 10.000 kilómetros, y el de polen para el habitáculo.
Los filtros son los guardianes del motor, si están tapados o sucios, no protegen como deberían y pueden generar daños cuyas reparaciones son muy costosas. En el caso del filtro de combustible, siempre hay que considerar que en un viaje muchas veces se carga en estaciones de servicio muy distintas, y la calidad del combustible no siempre es la mejor.

Por último, para quienes sometieron a sus autos a caminos desparejos o con piedras y ripio de distinto tipo y tamaño, los fuelles, rótulas, las parrillas de suspensión y extremos de dirección, pueden haber sentido esa exigencia fuera de lo común, por lo tanto una revisación completa de la mecánica relacionada con las ruedas, incluido el estado de los amortiguadores, puede ayudar a que los neumáticos no se gasten de mal modo y terminen requiriendo también su reemplazo en poco tiempo.
Para cualquier destino al que se haya viajado, si se hicieron más de 10.000 kilómetros es necesario cambiar también el aceite del motor, con lo que el filtro específico también se reemplazará. El sol del verano castiga mucho a las gomas de la carrocería, pero no solo los burletes, que están preparados y resguardados en la mayor parte de su recorrido, sino fundamentalmente las escobillas de limpiaparabrisas. Cambiarlas si están resecas al tacto, ayudará a despejar mejor el agua, pero también permitirá que no se raye el cristal.

Siempre es importante entender que postergar un trabajo de mantenimiento en un auto tiene una consecuencia inevitable, que puede ir desde un gasto adicional en reparar una rotura causada por un mal funcionamiento, hasta las consecuencias de un accidente, tanto en términos económicos como relacionados con la salud de los pasajeros.
Y aunque actualmente los repuestos tengan precios muy elevados, colocar un producto de mala calidad solo terminará generando un reemplazo anticipado o una rotura adicional. No por nada, nuestros abuelos siempre dijeron que “lo barato, sale caro”.
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