
El presidente Trump advirtió que si su candidato favorito no ganaba, Estados Unidos "no malgastará su dinero" en el país.
Fueron dos sorpresas electorales.
Unas 36 horas antes de que se abrieran las urnas presidenciales en Honduras, el presidente Donald Trump advirtió que, si su candidato favorito no ganaba las elecciones, Estados Unidos "no malgastará su dinero" en el país.
En la misma publicación en internet divulgada el viernes, Trump anunció que indultaría a un conocido expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien fue condenado el año pasado por colaborar con cárteles para inundar Estados Unidos de cocaína. Hernández pertenece al mismo partido político que el candidato favorito de Trump.
El lunes por la mañana, los hondureños se despertaron con la noticia de que Trump parece haber causado impacto.
Su candidato preferido, un exalcalde de derecha llamado Nasry Asfura, de 67 años, estaba prácticamente empatado con Salvador Nasralla, de 72 años, comentarista deportivo de otro partido de derecha, según los primeros resultados parciales. Con el 57 por ciento de las papeletas escrutadas hasta el lunes por la tarde, cada candidato tenía el 40 por ciento de los votos, y solo 515 papeletas les separaban. La candidata del partido político gobernante, un movimiento de izquierda, estaba muy rezagada.
"La contienda no ha terminado", dijo Ricardo Zúñiga, hondureño de origen, quien hasta hace poco era un alto funcionario del Departamento de Estado de EE. UU. en las Américas. "Pero creo que el respaldo inclinó claramente a los indecisos hacia Asfura".
Muchos hondureños estaban desilusionados con Libre, el partido de izquierda gobernante, y buscaban una alternativa, pero estaban divididos entre Asfura y Nasralla, según dijeron analistas políticos hondureños.
Entonces llegó el apoyo de Trump a Asfura, sus críticas a Nasralla como "casi comunista" y su amenaza de retirar su apoyo a Honduras si su candidato predilecto perdía. Sus comentarios aparecieron en las noticias en los días previos a la votación.
"Los hondureños, como sociedad, no quieren conflictos con Estados Unidos", dijo Zúñiga. "Creo que ese es un factor".
Las encuestas variaban, pero algunas que fueron realizadas días antes de las elecciones, mostraban un gran número de votantes indecisos, y Nasralla tenía una ventaja sobre Asfura.
Los analistas dijeron que Trump probablemente contribuyó a reducir esa diferencia. "El escenario estaba claro. Nasralla estaba arriba", dijo Carlos Hernández, director de la sección hondureña de Transparency International, un grupo anticorrupción. "Eso cambió en los últimos 4 días, ¿verdad? Ya sabes la razón por qué".
Joaquín Mejía, analista hondureño, dijo que el respaldo "despertó un muerto".
Tanto Asfura como Nasralla vieron el potencial de un respaldo de Trump. Cada uno viajó a Washington y se reunió con republicanos alineados con Trump. La esposa de Nasralla también usaba una gorra del movimiento Make America Great Again (Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo) y su campaña usaba un Tesla Cybertruck.
Pero, para Nasralla, esos esfuerzos fueron en vano. En una publicación en internet, Trump lo calificó como alguien que "no es amigo de la Libertad" y que es aliado del partido de izquierda, quien se postuló para dividir el voto. Nasralla puso fin a una alianza con ese partido hace algunos años.
Durante semanas, los tres candidatos habían advertido sobre un posible fraude y resultados amañados, aunque muchas de esas acusaciones se centraron en el partido de izquierda gobernante. Ahora, lo reñido de la contienda sugiere que el país centroamericano de 10 millones de habitantes podría estar abocado a una disputa por el poder entre los dos candidatos de derecha.
Eso plantea la pregunta: ¿la Casa Blanca será una fuerza estabilizadora, o avivará las llamas?
Durante las últimas décadas, la política exterior estadounidense en América Latina se centró en gran medida en promover el libre comercio y las elecciones libres. Washington apoyó misiones de observación electoral en países de toda la región, y los diplomáticos estadounidenses apoyaron de manera sistemática la realización de elecciones justas y transparentes por encima de cualquier candidato.
Trump ha trastocado ese enfoque. Ha revisado la política estadounidense para intentar convertir a Estados Unidos en la potencia mundial dominante en el hemisferio occidental, empleando para eso su poderío militar, económico y político.
Parte de la estrategia ha consistido en reunir una lista de jefes de Estado aliados en toda América Latina, como Nayib Bukele en El Salvador, Javier Milei en Argentina y Luis Abinader en República Dominicana, entre otros. En octubre, el rescate de 20.000 millones de dólares de Argentina por parte del gobierno de Trump ayudó al partido de Milei a hacerse con el control del Congreso del país en las elecciones intermedias, y los funcionarios estadounidenses celebraron que Bolivia pusiera fin a dos décadas de gobierno político de izquierda.
Honduras era la siguiente elección en el mapa, y Trump no se quedó al margen.
El miércoles, dio su apoyo incondicional a Asfura, promocionando su currículum como alcalde de la capital, Tegucigalpa, y diciendo que es "el hombre que defiende la democracia y lucha contra Maduro", en referencia al líder autoritario de Venezuela, Nicolás Maduro.
Zúñiga, exfuncionario del Departamento de Estado, dijo que era muy poco habitual que Estados Unidos eligiera formalmente a un candidato en unas elecciones extranjeras. De hecho, la embajada estadounidense en Honduras se había mantenido neutral durante semanas, publicando solo mensajes sobre la necesidad de una votación transparente y limpia.
"Como todo lo demás, no fue hasta que Trump se implicó personalmente cuando la política cambió drásticamente", dijo. "La política es lo que el presidente decida que sea".
No estaba claro cómo Asfura había conseguido el apoyo de Trump. Pero su Partido Nacional logró llamar la atención del presidente estadounidense, porque al mismo tiempo, Trump indultó al expresidente Hernández, otro miembro del partido.
Eso fue una especie de arma de doble filo para Asfura. El indulto recordó a los votantes los profundos vínculos de su partido con los cárteles de la droga que han operado en toda Honduras.
Los opositores se apresuraron a relacionar a Asfura con Hernández. Una tira cómica mostraba a los posibles partidarios de Asfura corriendo en dirección contraria tras el indulto de Trump. La respuesta de Asfura fue discreta; publicó en internet que el indulto significaba el fin del sufrimiento de la familia de Hernández.
Conocido por sus apodos de Tito y Papi, Asfura fue alcalde de Tegucigalpa de 2014 a 2022. Durante la campaña, bailó con sus partidarios en jeans y pronunció encendidos discursos en los que acusaba al partido gobernante de planear el robo de las elecciones.
Los analistas dijeron que los dos candidatos que lideran la contienda hicieron campañas con muchos ataques y pocas propuestas políticas concretas, aunque prometieron puestos de trabajo y mejoras de la seguridad. Asfura se centró en la inversión privada, mientras que Nasralla prometió erradicar la corrupción.
Nasralla se presentó ante los votantes como una ruptura con el pasado y como el candidato de las "manos limpias", impulsando acusaciones de que el partido gobernante también estaba vinculado a narcotraficantes, algo que la presidenta Xiomara Castro ha negado.
Pero le costó desprenderse de su imagen de oportunista político. Había sido vicepresidente de Castro, pero dimitió en 2024 para presentarse por cuarta vez a las elecciones presidenciales como candidato del derechista Partido Liberal.
Sin embargo, por su trabajo como presentador de deportes y de un popular programa de televisión con premios en efectivo, es uno de los rostros más conocidos del país. El septuagenario trató de proyectar una imagen juvenil en la campaña, luciendo camisetas deportivas y gafas de sol y pavoneándose con su esposa, reina de belleza que también es congresista, del brazo.
En una entrevista poco antes de las elecciones, Nasralla proyectaba una confianza total en su victoria, tal vez animado por la sensación de que no tenía nada que perder. "Es esta vez o ya no es", dijo.
Días después, Trump intervino.
Jeff Ernst colaboró con reportería desde Tegucigalpa, Honduras, y David C. Adams desde Miami.
Jack Nicas es el jefe de la corresponsalía del Times en Ciudad de México y lidera la cobertura sobre México, Centroamérica y el Caribe.
Annie Correal reporta para el Times desde EE. UU. y América Latina.
Jeff Ernst colaboró con reportería desde Tegucigalpa, Honduras, y David C. Adams desde Miami.
Últimas Noticias
Los jóvenes están eligiendo estudiar nuevos programas universitarios en inteligencia artificial
Reportajes Especiales - Business

Maduro enfrenta la amenaza de Trump con nuevas medidas de seguridad: cambiar de cama y celular
Reportajes Especiales - News

El expresidente de Honduras sale de la cárcel tras el indulto de Trump
Reportajes Especiales - News

¡Sorpresa! Llegó tu paquete, pero primero debes pagar el arancel
Reportajes Especiales - Business

Trump afirma, sin aportar pruebas, que hay fraude en Honduras
Reportajes Especiales - News


