China quiere conquistar EE. UU. con sus cadenas de comida y bebidas

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La relación económica entre Estados Unidos y China se encuentra en uno de sus momentos más tensos en tiempos recientes. Sin embargo, eso no ha impedido que una oleada de cadenas chinas de comida y bebida ingresen con fuerza a Estados Unidos.

En Nueva York y Los Ángeles, teterías chinas ofrecen bebidas con espuma de leche o queso. Restaurantes de sándwiches de pollo frito intentan atraer a los clientes de California con comida rápida asequible. Marcas de restaurantes y bebidas, algunas con miles de locales en China, están echando raíces en las ciudades estadounidenses para escapar de la dura competencia en su país.

Heytea, una cadena de té originaria de Jiangmen, una ciudad del sur de China, ha abierto más de tres decenas de locales en todo Estados Unidos desde 2023, incluido un establecimiento emblemático en Times Square, en Nueva York. Otras dos marcas de té rivales, Chagee y Naisnow, abrieron sus primeros locales estadounidenses este año. Luckin Coffee, una cadena que tiene tres establecimientos por cada Starbucks que hay en China, abrió varios puntos de venta en Manhattan.

Wallace, una de las mayores cadenas chinas de comida rápida, con más de 20.000 establecimientos de pollo frito y hamburguesas, abrió su primer local en Walnut, California. Haidilao, la cadena de hot pot más grande de China, está redoblando sus esfuerzos en Estados Unidos, luego de haber entrado en el mercado hace más de una década.

La expansión estadounidense se produce en un momento difícil para la industria china de alimentos y bebidas. La economía china, lastrada por una prolongada crisis inmobiliaria y un consumo débil, ya no crece a un ritmo vertiginoso. Para sobrevivir, las cadenas de restaurantes están compitiendo entre sí con precios cada vez más bajos, lo que ha desatado una insostenible carrera a la baja que destruye los márgenes de ganancia.

"El sector de servicios de alimentos en China sufre de un grave exceso de oferta", dijo Bob Qing, fundador de Tomato Capital, una empresa china que invierte en restaurantes.

En China, hay tres veces más establecimientos de comida y bebida per cápita que en Estados Unidos, según Qing. Y la mitad de los restaurantes nuevos que se abren en el país cierran al cabo de un año.

Muchos restaurantes chinos de comida rápida se han expandido internacionalmente en los últimos años, sobre todo en Asia. Sin embargo, según Qing, Estados Unidos tiene un gran atractivo porque es "el único mercado que es tan maduro y grande como China".

Pero una expansión en Estados Unidos no está exenta de desafíos. Las marcas chinas deben caminar por una cuerda floja geopolítica debido a la posición de China como rival --o adversario-- económico de Estados Unidos. Aunque su expansión global se celebra en China como señal del progreso y el desarrollo del país, puede percibirse como una amenaza para los negocios locales estadounidenses.

Mientras las cadenas chinas de alimentos y bebidas se introducen en Estados Unidos, muchas marcas estadounidenses que irrumpieron en China décadas antes se están retirando.

Este mes, Starbucks vendió una participación mayoritaria en sus operaciones en China a Boyu Capital, una empresa de inversión de ese país. El conglomerado de comida rápida Restaurant Brands International vendió la mayor parte del negocio chino de Burger King a una empresa china de capital privado.

La competencia nacional es particularmente intensa en China, donde las tiendas de té con leche han proliferado en la última década. Según algunos cálculos, en el país hay 420.000 locales que venden té con leche. Algunos han empezado a vender bebidas por menos de un dólar, mientras que otras ofrecen pedidos gratuitos por internet. Muchas de estas marcas ofrecen una versión de lujo del té de burbujas, que durante años ha sido sumamente popular. Preparan té con hojas sueltas en lugar de bolsitas o polvo, y añaden rodajas de fruta, leche fresca o espuma de queso crema batida.

Heytea, que fue pionera en esta tendencia y tiene alrededor de 4000 establecimientos en China, dejó de aceptar solicitudes de franquicia a principios de este año. La empresa inició su expansión estadounidense hace dos años, cuando la batalla entre las marcas de té se intensificó.

Una tarde reciente en el Heytea de Times Square, las filas salían hasta la calle, con grupos de clientes que esperaban elaboradas bebidas como su emblemático té de fruta cubierto con espuma de queso.

"Se han vuelto muy grandes", comentó Farida Abdelaziz, de 20 años, quien esperó con sus amigas hasta 30 minutos para recibir sus bebidas.

Naisnow, una marca china de té más pequeña, abrió en octubre su primer local estadounidense en Flushing, un barrio predominantemente asiático de Nueva York. Las filas eran largas, y las ventas, rápidas. Sus productos más populares eran bebidas a base de aguacate y col rizada creadas para Estados Unidos. La empresa dijo que pretendía llegar a 500 locales en los próximos tres a cinco años.

Jerry Yao, subgerente de Naisnow a cargo del desarrollo en el extranjero, dijo que ya se notaba una diferencia: "Los márgenes son definitivamente mejores que en China".

La transición a Estados Unidos no siempre es fácil. La cadena Haidilao de hot pot, que en China tiene un seguimiento casi de culto, batalló cuando entró en el mercado en 2013.

No ofrecía menús en inglés. Los precios eran más altos de lo que esperaban los clientes. Y su servicio característico, exageradamente atento, resultaba intrusivo.

En China, el personal de Haidilao ofrece manicuras gratuitas a los clientes que esperan mesa, realiza bailes de preparación de fideos para entretener a los comensales e incluso pela camarones a mano para ellos. Pero al principio, en Estados Unidos la atención del personal se sentía como una "intromisión", dijo Qu Cong, director financiero de Super Hi International Holdings, la entidad comercial de Haidilao en el extranjero.

"Para los clientes estadounidenses, existe un fuerte sentido de los límites, por lo que simplemente copiar las prácticas utilizadas en China podría no funcionar", dijo Qu.

Haidilao proporcionó más orientación, en inglés, sobre cómo desenvolverse en la experiencia gastronómica del hot pot, en la que los comensales sumergen varios ingredientes crudos en una olla de caldo hirviendo en la mesa. Ajustó el nivel de picante de algunas bases de sopa y amplió la selección de carne de res.

La cadena generó expectación en las redes sociales durante el verano, cuando uno de sus restaurantes apareció en el episodio final de And Just Like That…, la secuela de Sex and the City. En el episodio, la anfitriona ve que Carrie Bradshaw está cenando sola y saca a un peluche llamado "Tommy Tomato" para que ocupe el asiento vacío.

Las marcas chinas deben evaluar qué tanto adaptarse a los gustos locales. Cuando Wallace, la cadena de comida rápida, abrió su primer establecimiento en Estados Unidos el año pasado, redujo su extenso menú para enfocarse principalmente en los sándwiches de pollo frito.

Ricky Chen, presidente de Wallace USA, explicó que el sándwich de pollo estándar que la empresa servía en China venía con lechuga y mayonesa. Para los clientes estadounidenses, Wallace quitó la lechuga y añadió un pepinillo, algo que los clientes chinos "en realidad no comen". También hizo la comida más salada.

Chen cree que Wallace tiene una buena oportunidad en el nuevo mercado. "La comida rápida estadounidense es demasiado cara", dijo. En su establecimiento de California, Wallace ofrece tres sándwiches de pollo grandes por 10 dólares. En comparación, un solo sándwich de pollo en Chick-fil-A o KFC cuesta alrededor de 6 dólares.

Wallace no oculta sus raíces chinas, dijo Chen. Pero tampoco las promociona. Al principio, la mayoría de sus clientes eran asiáticos porque estaban familiarizados con la marca, pero eso ha cambiado desde entonces.

Wallace dijo que tenía previsto abrir 10 locales más para finales de 2026.

Chagee, una marca de té que empezó a cotizar en la bolsa Nasdaq en mayo, dijo que los clientes no la percibían como una marca china. Su nombre procede de una antigua historia de amor china. En su logotipo aparece una concubina vestida con un traje de la Ópera de Pekín, que se asemeja vagamente al logotipo de la sirena de dos colas de Starbucks.

Emily Chang, directora comercial de Chagee en Norteamérica, dijo que la contrataron para desarrollar la empresa como una marca ABC, o china nacida en Estados Unidos, por su sigla en inglés. Comentó que tenía más de una decena de locales "en desarrollo" y que planeaba ir más allá de California. Chagee empezó en Los Ángeles en abril.

Qing, el inversionista y consultor de restaurantes, dijo que, a pesar de las tensiones geopolíticas, Estados Unidos había recibido con agrado a las marcas chinas de comida y bebida. Mencionó que la Embajada de Estados Unidos en Pekín lo había invitado a él y a propietarios de cadenas de restaurantes a recorrer varias ciudades estadounidenses a principios de este año.

"Este es uno de los pocos sectores en los que la gente sigue dispuesta a participar en este tipo de intercambio", dijo.

Kailyn Rhone colaboró con reportería desde Nueva York.

Daisuke Wakabayashi es corresponsal de negocios en Asia para el Times, con sede en Seúl, y cubre noticias económicas, empresariales y geopolíticas de la región.

Kailyn Rhone colaboró con reportería desde Nueva York.