Un día en la playa, buscando mamuts

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Tras rebuscar toda la mañana en una playa del puerto de Róterdam, Países Bajos, un ingeniero neerlandés jubilado, Cock van den Berg, había encontrado por fin algo interesante: una roca negra pulida del tamaño de una bellota con dos perforaciones, como los agujeros de los dedos en una bola de bolos.

La sostuvo en la palma de la mano para mostrársela a Dick Mol, un experto en fósiles de la Edad de Hielo.

"¿Qué te parece?", preguntó. "¿Es un diente de mamut?".

Mol lo examinó durante unos 30 segundos y decidió que no lo era. Era un molar de un rinoceronte prehistórico, dijo.

"Es de un rinoceronte de bosque", añadió, que data de "la época en que los hipopótamos y los elefantes de bosque vivían aquí", hace entre 126.000 y 116.000 años.

Van den Berg es lo que los científicos neerlandeses llaman un "paleontólogo ciudadano", uno de los entusiastas buscadores de fósiles que vienen a esta playa de arena blanca de 20 kilómetros cuadrados, salpicada de turbinas eólicas, a buscar especímenes de la Edad de Hielo.

Llegan durante el día o aparecen por la tarde después de la marea baja con linternas, para buscar en la arena húmeda a medida que el mar se retira.

El puerto de Róterdam, el más grande de Europa, podría no ser el tipo de lugar en el que uno esperaría encontrar pistas sobre la era del Pleistoceno. Pero resulta que las playas artificiales que rodean el puerto se consideran lugares clave para encontrar restos de mamuts lanudos, rinocerontes lanudos y otras criaturas gigantes que vagaban por aquí hace muchos miles o millones de años.

La playa donde Van den Berg buscaba, llamada Maasvlakte 2, es un destino especialmente popular entre los buscadores de fósiles, porque se construyó utilizando sedimentos dragados del fondo del mar del Norte. Desde hace unos 2,5 millones de años hasta hace 11.700, la zona que ahora está bajo el agua era una estepa gigantesca de colinas cubiertas de hierba, llanuras, valles y arroyos en una masa de tierra prehistórica llamada Doggerland.

"Podías ir caminando de aquí a Londres", explicó Mol, de pie bajo una turbina que zumbaba lentamente. "Pero con cuidado, porque hay hienas y felinos dientes de sable".

Unas 30 o 40 especies de criaturas impresionantemente grandes, conocidas como megafauna, vivieron en la estepa durante los periodos más fríos, incluidos caballos gigantes, bisontes gigantes e incluso ciervos que podían llegar a medir 2,5 metros.

Hoy, la playa contiene sus huesos, que datan de decenas de miles a millones de años.

Según la legislación neerlandesa, quien encuentre fósiles en Maasvlakte 2 no está obligado a informar de ello ni a entregarlos. Pueden llevarse sus hallazgos a casa si quieren, pero se les anima a promover la investigación científica registrándolos voluntariamente en el Centro de Biodiversidad Naturalis, un museo nacional de historia natural y centro de investigación en la ciudad de Leiden.

Mediante un sitio web creado por la autoridad portuaria de Róterdam y gestionado por Naturalis, los paleontólogos aficionados pueden enviar una foto y la ubicación GPS del hallazgo para que los expertos les ayuden a identificarlo.

"En otros países, como Alemania, los fósiles o cualquier cosa relacionada con la paleontología están protegidos por el Estado, pero no en los Países Bajos", explicó Isaak Eijkelboom, estudiante de doctorado en paleontología en Naturalis, quien estudia los fósiles hallados en Maasvlakte 2 y otros lugares.

Pero como los cazadores de trofeos no tienen que preocuparse por perder sus hallazgos, él cree que es más probable que compartan sus descubrimientos con el museo y colaboren con los científicos.

"Nos permite practicar la ciencia ciudadana", dijo Eijkelboom.

Durante más de una década, Naturalis ha recurrido a voluntarios para recopilar información para su base de datos de fósiles, que ahora cuenta con más de 23.000 hallazgos, dijo.

"Esto solo es posible porque es muy abierto y muy libre", dijo Eijkelboom. "En otros lugares, cuando la gente encuentra fósiles, acaban en sus armarios y el conocimiento queda escondido".

Van den Berg, quien descubrió el molar de rinoceronte, dijo que le entusiasmaba compartirlo con Naturalis. Hace unos años, encontró una parte de la mandíbula de un mono macaco en Maasvlakte 2 y la donó al Museo Nacional de Historia de Róterdam. El raro espécimen, que los científicos dataron en 125.000 años, fue descrito en tres artículos científicos, dijo Mol.

Esta vez, dijo van den Berg, compartiría la información sobre su descubrimiento con los científicos, pero se quedaría con el diente.

Mol bromeó diciendo que el "mayor error de la vida de Van den Berg" fue donar la mandíbula de mono al museo y no al "Laboratorio del Mamut" de Mol en Historyland, un museo y parque temático que ayudó a fundar en la ciudad de Hellevoetsluis, a unos 15 minutos en coche de la playa.

Allí, Mol, un funcionario de aduanas aeroportuarias jubilado, tiene su propia e impresionante colección de 55.000 fósiles de la Edad de Hielo. Pese a ser autodidacta, sin estudios universitarios, Mol es ampliamente reconocido como un experto internacional; en 2000 fue nombrado caballero de los Países Bajos por sus importantes contribuciones a la paleontología, y apareció en documentales de Discovery Channel como Raising the Mammoth y Land of the Mammoth.

En la actualidad, utiliza sus fósiles para enseñar a los niños de escuelas sobre la Edad de Hielo, y ayuda a planear exhibiciones en museos. La más reciente es una réplica en tamaño natural de un mamut meridional, de unos 4 metros de altura, una especie no lanuda que emigró de África a Doggerland y vivió durante 1,5 millones de años en lo que hoy es el norte de Europa.

Mol explicó que el mamut meridional fue un predecesor evolutivo del mamut de la estepa y, finalmente, del mamut lanudo, el icono de la Edad de Hielo. En Doggerland empezaron a extinguirse hace decenas de miles de años, dijo Mol, a medida que el clima se volvía inhóspito. Luego, hace unos 11.700 años, añadió, la temperatura promedio anual aumentó sustancialmente, lo que provocó el deshielo de los glaciares y la subida del nivel del mar, que inundó la estepa de los mamuts.

Los fósiles de criaturas del Pleistoceno de esta época permanecieron sumergidos, intactos, durante ocho milenios. Entonces, en la década de 1950, los pescadores neerlandeses empezaron a arrastrar redes por el fondo del mar del Norte en busca de peces que se alimentaran ahí, como el eglefino y el lenguado, y constantemente encontraban huesos fosilizados gigantes.

Veinte años después, tras una ampliación del puerto de Róterdam, los peinadores de playas encontraron montones de fósiles de principios del Holoceno, el periodo posterior al Pleistoceno, de hace unos 11.700 años hasta hace unos 9000 años de antigüedad.

Un jubilado local a quien le gustaba pasear por la playa, Niek Kerkhoff, acumuló miles de fósiles del Holoceno que legó a Naturalis al morir en 1994. La Colección Kerkhoff representa una pequeña parte de los entre 30.000 y 40.000 ejemplares que componen la colección de Naturalis, uno de los mayores acervos de mamíferos de la Edad de Hielo que existen, según David Douw, gestor de colecciones del museo.

Sin científicos ciudadanos como Kerkhoff, van der Berg y Mol, dijo Frank Wesselink, investigador principal de paleontología de Naturalis, el museo y los investigadores como Eijkelboom no tendrían capacidad para reunir tantos especímenes.

Al colaborar con el público, añadió, "tú aprendes y nosotros también aprendemos".

En Maasvlakte 2, Piet Heezen y sus tres hijos habían conducido aproximadamente una hora desde la ciudad de Breda para aprender. Una de sus hijas, Tatum, de 7 años, recogió una gran bolsa de conchas marinas bonitas, y su hijo, Mees, de 4 años, jugó en la arena mientras su hija Charlie Heezen, de 8 años, mostraba a Eijkelboom un pequeño objeto triangular negro que había encontrado.

Lo miró más de cerca y dijo que probablemente era un diente de tiburón de 10.000 años de antigüedad.

Piet Heezen estaba impresionado. "Ahora que sabemos lo que encontramos, la próxima vez vendremos con un guía", dijo.

Otros exploradores de la costa estaban sorprendidos. Heike Kölsch, de Bonn, Alemania, con su marido y sus dos hijos, de 12 y 15 años, solo encontraron un atractivo trozo de madera fosilizada arrastrada por el mar.

Pero no le importó. "Llevamos 20 años haciendo esto", dijo. "Una vez encontramos un diente de caballo de la Edad de Hielo y en otra ocasión un diente de ciervo, pero esta vez no".

A pesar del flujo constante de buscadores en la playa, Eijkelboom dijo que aún habrá muchos fósiles por encontrar durante mucho tiempo.

"En general, en paleontología, mucha gente dice que solo hemos descubierto la punta del iceberg", dijo. El aumento del nivel del mar requerirá fortificaciones continuas de la costa neerlandesa, utilizando depósitos de arena del mar del Norte durante bastante tiempo, añadió.

Aunque desafortunadamente es necesario tomar medidas de este tipo para evitar que los humanos se extingan como el mamut, dijo, "al menos habrá cada vez más playas donde podamos cazar fósiles de la Edad de Hielo".