Los obispos católicos censuran la 'deportación masiva' de migrantes en EE. UU.

Reportajes Especiales - News

Guardar

En un inusual comunicado, los clérigos enmarcaron la crisis migratoria en términos principalmente morales.

Los obispos católicos de Estados Unidos reprendieron el miércoles la agresiva campaña de deportación del gobierno de Donald Trump en una declaración poco frecuente y casi unánime que enmarca la crisis de la inmigración en términos marcadamente morales.

La declaración, aprobada en la conferencia anual de los obispos en Baltimore, no mencionaba al presidente Trump por su nombre, pero el contexto era claro. Los obispos dijeron que "se oponen a la deportación masiva indiscriminada de personas" y "rezan para que se ponga fin a la retórica deshumanizadora y a la violencia, ya sea dirigida a los migrantes o a las fuerzas del orden".

"Nosotros, como obispos católicos, amamos a nuestro país y rezamos por su paz y prosperidad", decía la declaración. "Por esta misma razón, nos sentimos obligados ahora, en este ambiente, a alzar nuestras voces en defensa de la dignidad humana dada por Dios".

Los obispos, a menudo divididos por la política estadounidense en la era del papa Francisco, mostraron un frente unido al respaldar al papa León XIV, el primer papa de Estados Unidos, quien se ha pronunciado a favor de los inmigrantes y ha instado a los obispos estadounidenses a hacer lo mismo.

La declaración, denominada como un mensaje especial, es un documento pastoral poco frecuente que los obispos pueden emitir solo en su reunión anual, para abordar circunstancias apremiantes de la actualidad.

La última vez que emitieron uno fue en 2013, en oposición al mandato de cobertura anticonceptiva de la Ley del cuidado de salud a bajo precio del presidente Barack Obama.

Durante meses, los obispos católicos se han opuesto a las medidas federales. Los prelados han acompañado a los migrantes a los tribunales y han protestado en el Congreso contra el proyecto de ley de política interior de Trump. Pero esta acción envía un mensaje especialmente contundente no solo al gobierno, que incluye a muchos católicos de alto perfil, sino también a los millones de familias migrantes fieles de la Iglesia.

La declaración esbozaba una letanía de preocupaciones, que muchos obispos consideran más pastorales que políticas.

"Nos inquieta ver entre nuestra gente un clima de miedo y ansiedad en torno a temas como el profiling y la aplicación de las leyes de inmigración", decía, refiriéndose al establecimiento de perfiles o perfilado racial. "Nos entristece el estado del debate contemporáneo y la denigración de los migrantes. Nos preocupan las condiciones de los centros de detención y la falta de acceso a la atención pastoral".

"Lamentamos que algunos inmigrantes en Estados Unidos hayan perdido arbitrariamente su estatus legal. Nos preocupan las amenazas contra la santidad de los lugares de culto y la naturaleza especial de hospitales y escuelas. Nos afligimos cuando conocemos a padres que temen ser detenidos cuando llevan a sus hijos al colegio y cuando intentamos consolar a familiares que ya han sido separados de sus seres queridos".

La declaración fue aprobada por una abrumadora mayoría, con 216 votos anónimos a favor. Cinco obispos votaron en contra y tres se abstuvieron.

También el miércoles, los obispos formalizaron un documento de orientación separado para los hospitales católicos, que establece que no deben realizar "intervenciones cuyo objetivo sea transformar las características sexuales de un cuerpo humano en las del sexo opuesto".

Antes de la votación sobre la declaración relativa a la inmigración, el arzobispo Paul Coakley de Oklahoma City, recién elegido presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, dijo a la sala: "La apoyo firmemente".

El papa León expresó un deseo específico de que los obispos hicieran una declaración unida sobre la cuestión el mes pasado, cuando el obispo Mark Seitz, de El Paso, le entregó en mano unas 100 cartas de inmigrantes.

Tras un día entero de reuniones públicas en Baltimore, el martes, los obispos se reunieron en privado y discutieron durante cinco horas qué incluir en la declaración. A algunos les preocupaba que una declaración pudiera crear una respuesta negativa de la Casa Blanca, sobre cuestiones como las visas de los trabajadores religiosos, que los obispos intentan abordar.

Pero, a diferencia de algunas reuniones anuales anteriores, este año, en esta cuestión, los obispos presentaron un frente público ampliamente unido.

El cardenal Blase Cupich, de Chicago, donde los agentes federales han llevado a cabo redadas de inmigración durante semanas, elogió el apoyo casi unánime a la declaración.

En el pleno, Cupich había propuesto una enmienda para explicitar que los obispos se oponían a la deportación indiscriminada y masiva de personas. Fue aprobada rápidamente.

"Es el momento de reflexionar realmente sobre lo que está ocurriendo y de no tener miedo a responder a la necesidad de defender la dignidad de las personas", dijo en una entrevista.

Algunos prelados, como el obispo Oscar Cantú de San José, California, desearon que la declaración fuera aún más contundente.

Pero la enmienda del cardenal Cupich "dio realmente seriedad al documento", dijo el arzobispo Thomas Wenski de Miami, quien había criticado duramente el centro de detención de inmigrantes de los Everglades de Florida, conocido como "Alcatraz de los caimanes". Este verano, condujo hasta allí en una Harley-Davidson con los Caballeros en moto, una hermandad de motociclistas, para rezar el rosario en su entrada.

El miércoles por la tarde, mientras los obispos discutían las enmiendas finales a la declaración, el obispo José María García-Maldonado se acercó a un micrófono de la sala.

Como nuevo obispo, esta era su primera conferencia episcopal, dijo a la sala. Pidió que la declaración se dirigiera no solo a las familias inmigrantes, sino también a los sacerdotes inmigrantes como él.

"Como migrante que viene de México a Estados Unidos, para mí y para toda mi familia, gracias por esto", dijo.

Elizabeth Dias es la corresponsal nacional de religión del Times, y cubre temas de fe, política y valores.