
Casi pasó desapercibido entre las preocupaciones por la libertad de expresión y las cancelaciones de suscripciones, pero uno de los aspectos más extraños de la suspensión de Jimmy Kimmel llegó en forma de un meme de The Office.
En septiembre, el periodista Brian Stelter le pidió a Brendan Carr, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones, que comentara la suspensión del presentador. Carr había criticado a Kimmel por sus comentarios tras el asesinato de Charlie Kirk, y sugirió que las filiales de ABC tomaran medidas; así lo hicieron, tras lo cual la cadena retiró (temporalmente) Jimmy Kimmel Live!
Carr respondió con un GIF, mostrando a Michael Scott (Steve Carell) y Dwight Schrute (Rainn Wilson) de The Office celebrando con un gesto en el que alzan las manos hacia el cielo:
No era exactamente un formato estándar para un comentario oficial, ni encajaba con la negación posterior de Carr de que estuviera intentando que retiraran a Kimmel de la emisión. Para un burócrata acusado de censura con mano dura, fue también una curiosa elección enviar una respuesta que se asocia con uno de los jefes ineptos más famosos de la televisión y su lacayo adulador y manipulador del poder. (Aunque la vaga amenaza de Carr a Kimmel: "Podemos hacerlo por las buenas o por las malas", sonaba como algo que Dwight habría escrito en un irritado memorándum sobre procedimientos de seguridad contra incendios).
Pero esta proclamación vía meme fue apropiada para un gobierno que se comunica cada vez más a través de imágenes de troleo en línea. Y pone de relieve un fenómeno de la cultura digital: más de una década después de que dejara de emitirse, The Office se ha convertido en la lengua franca de la internet social.
Michael Scott y sus gestos inusualmente grandilocuentes han proporcionado todo un vocabulario emocional para tuits y respuestas. Cuando introduzco una emoción en la barra de búsqueda del buscador de imágenes de mi aplicación de texto --"alegría", "ira"--, ahí está él. ("¡No! ¡Dios! ¡Por favor! ¡No!").
Las plantillas de memes, como un Jim Halpert (John Krasinski) que señala una pizarra blanca o una Pam Beesly (Jenna Fischer) que dice que dos imágenes son la misma foto, se han convertido en portadores de "bromas de papá" y comentarios políticos. Stanley Hudson (Leslie David Baker) ha sido reclutado para poner los ojos en blanco ante cualquier tontería que puedan cometer los humanos.
Por supuesto, no es sorprendente que una cultura basada en la pantalla, tras casi un siglo de programación televisiva, disponga de una vasta biblioteca de referencias de video para utilizarlas como metáforas. Como escribió Neil Postman en Divertirse hasta morir décadas antes del apogeo de la reacción GIF: "La televisión es el principal modo que tiene nuestra cultura de conocerse a sí misma".
Pero hay algo especial en The Office, que consiguió una huella de comentarios sociales sin parangón con comedias de situación, como Seinfeld, que tuvieron audiencias mucho mayores en su época. Es fácil olvidarlo, pero durante la mayor parte de su emisión en la NBC, The Office fue un éxito modesto en el mejor de los casos.
Tal vez The Office fue oportuna. Sí, se emitió en un periodo (2005-13) en el que las audiencias de las cadenas habían disminuido por la competencia de la televisión por cable. Pero disfrutó de una vida posterior aún mayor a través de reposiciones en streaming, sobre todo durante el aislamiento por la covid, cuando lo que empezó como una agria parodia de la aburrida vida corporativa se convirtió en un cálido recordatorio de las experiencias presenciales.
Además, su emisión coincidió con el crecimiento y el dominio de las redes sociales, cuando los aficionados dispusieron de medios para digitalizar y compartir imágenes fácilmente. Desde que existe la TV, la gente ha citado programas para establecer conexiones sociales. Este puede ser uno de los motivos de la popularidad de los eslóganes de las comedias de las décadas de 1970 y 1980; cuando mis amigos de primaria y yo nos decíamos "Up your nose with a rubber hose", estábamos haciendo mercadotecnia viral para Welcome Back, Kotter. Pero la ubicuidad de los dispositivos y las búsquedas de imágenes hicieron que el proceso, como tantas otras cosas, estuviera más libre de fricciones y fuera más omnipresente.
¿Por qué esta comedia de la década de 2000 y no tantas otras? Un factor, sin duda, es el formato. The Office, como su predecesora británica, es un falso documental, lo que significa que sus personajes son conscientes de la existencia de una cámara, se dirigen abiertamente a ella e incluso actúan para ella. Te ven y te reconocen; están actuando para un público.
Esto los convierte en el vehículo perfecto para la reacción, desde la afirmación
a dar ánimos
hasta el desdén:
La sonrisa de Jim ante la cámara, por ejemplo, es el gesto de un cómplice. Te está haciendo partícipe de la broma, preguntando: "Tú y yo vemos lo tonto que es esto, ¿verdad?".
La expresión llegó a ser tan compartida que los espectadores del debate vicepresidencial de 2024 pensaron que JD Vance, que tiene una presencia en línea grande, hacía eco de ella a propósito. (Más tarde dijo que el parecido era una coincidencia).
La comedia que no es de falso documental, como la mayoría de las representaciones escenificadas, parte del supuesto de que estás observando subrepticiamente a los personajes, quienes se exponen inadvertidamente. Pero los personajes de The Office intentan expresarse ante una cámara que saben que está ahí, lo que significa que han creado miles de expresiones diminutas para su reuso.
El meme de la pizarra blanca de Jim, por ejemplo, surgió de una escena en la que él hace un diagrama para ilustrar el delirio de Michael de que será pariente de un bebé que su exnovia va a tener utilizando un donante de esperma. Recapitulado como el meme "Jim Halpert Explica", se convierte en una especie de cartulina virtual o tarjeta de felicitación en blanco. A menudo, se utiliza para burlarse de todos esos otros idiotas que se equivocan sobre la religión o los impuestos o sobre la diferencia entre las palabras en inglés "there" y "their". Es casi como ponerse un disfraz; te posicionas como Jim, el bromista alegre y engreído que le saca el aire a sus altivos objetivos.
A la inversa, la premisa del programa implica que el "equipo de documentales" trabaja para captar a los personajes en situaciones reveladoras. Eso confiere a las imágenes una intimidad apta para memes, ya que la cámara persigue, gira y empuja a los personajes para centrarse en expresiones clave de vergüenza ajena:
Lo bueno de que The Office se haya convertido en un pilar de la cultura de internet es que la propia serie fue en muchos sentidos un producto de la cultura de internet. Empezó el mismo año que YouTube y a menudo basaba sus historias en personajes que imitaban videos virales, ya fuera Michael haciendo parkour o el reparto imitando un baile de boda famoso en internet:
[Video: Watch on YouTube.]
The Office fue una criatura tal de contenido en línea que se convirtió en nuestro lenguaje en línea. La serie comprendió que el humor de internet es ahora la forma de expresión "divertida" de menor denominador común en los espacios de trabajo comunes, como lo fueron en su día los eslóganes de las comedias de situación o los chistes de Johnny Carson. Si Michael Scott fuera real y trabajara hoy, sin duda estaría inundando el Slack de Dunder Mifflin con memes de Michael Scott.
Resulta que todos llevamos un poco de Michael Scott dentro.
James Poniewozik es el crítico jefe de televisión del Times. Escribe críticas y ensayos centrados en la televisión como reflejo de una cultura y una política cambiantes.
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