Entre la fascinación y el tedio: el auge de los saxofones en las bodas

Reportajes Especiales - Lifestyle

Guardar

Es un buen momento para ser saxofonista. Se prevé que el mercado mundial del saxofón supere los 343 millones de dólares en 2033, frente a los 215 millones de 2023.

Fue la foto del DJ --auriculares al cuello, saxofón en las manos-- lo que llamó la atención de Tiffany Yamasaki. No le gustaban las opciones musicales que ofrecía el lugar de celebración de su boda, y ver el instrumento de viento le recordó las actuaciones de saxo en directo que ella y su prometido habían visto recientemente en los conciertos de Chromeo y de The 1975.

Yamasaki, fisioterapeuta de 32 años de Lakewood, Colorado, dijo que sabía que la combinación DJ-saxo sería "una forma de unir una banda de boda tradicional con un DJ".

Cuando el DJ Tim Lacatena salió de detrás de los platos con un saxofón en su boda del 29 de marzo con James Wade, terapeuta ocupacional de 33 años, en Huntington Beach, California, la respuesta fue todo lo que la pareja había esperado.

"La gente se volvió loca", dijo Wade.

Lo que a la pareja le pareció una elección original pronto se convirtió en algo habitual, y dos de las cinco bodas a las que han asistido en los últimos seis meses también han contado con un combo de DJ y saxo.

Es un buen momento para ser saxofonista. La marca londinense Damson Madder contó con un saxofonista en su fiesta durante la Semana de la Moda de Nueva York. También lo hizo la banda Haim en su gira I Quit, recientemente concluida. A la rapera y cantante Doja Cat se le unió Kenny G en los MTV Video Music Awards de septiembre, y ese mismo mes, el jugador de fútbol americano retirado Jason Kelce tocó el saxo con la banda de los Baltimore Ravens.

La empresa de investigación Dataintelo prevé que el mercado mundial del saxofón supere los 343 millones de dólares en 2033, frente a los 215 millones de 2023. Solo en China, el creciente interés de los jubilados ha provocado un aumento del 30 por ciento en las ventas de saxofones.

Primero, recordemos un poco la historia: el belga Adolphe Sax inventó el instrumento en 1842, pero no fue precisamente bien recibido en el ambiente musical, dijo Michael Segell, historiador de la música y autor de El cuerno del diablo. La historia del saxofón, de la novedad escandalosa al rey de lo cool. Hubo tres atentados contra la vida de Sax que "se pensó que eran de fabricantes de instrumentos rivales que temían la pérdida de popularidad de sus trompas", añadió.

Según Segell, en los dos últimos siglos el Vaticano prohibió el saxo en la música sacra católica y el Ladies' Home Journal lo consideró profano. La Legión de la Decencia no aprobó Un tranvía llamado Deseo, la película de 1951, en parte por la música del saxo, añadió. Pero el instrumento también fue clave en las formas artísticas emergentes como el vodevil, el jazz y el rock and roll.

"Si no llega a ser por las bandas de jazz de la década de 1920 y el R&B de las décadas de 1940 y 1950, podría haber desaparecido", dijo Branford Marsalis, la leyenda del saxo. "Llega un momento en el que las cosas se arraigan en el ADN cultural de un pueblo, y eso es el saxofón".

Las bodas no son una excepción. "Todo el mundo quiere un elemento sorpresa en su boda", dijo Preston Bailey, un organizador de eventos de Nueva York que ha coordinado las bodas de Serena Williams y Alexis Ohanian, y de Donald y Melania Trump (en ninguna de las dos hubo saxo). "El DJ toca las canciones que les gustan a los invitados, y el saxofón te da la sensación de estar escuchando una actuación en vivo. Es una gran ventaja".

El efecto 'cilantro'

Por supuesto, por cada pareja que ha aceptado esta tendencia --según el informe de tendencias de la web británica de bodas Hitched, las búsquedas de "boda con saxofón" aumentaron un 143 por ciento en 2024-- hay quien puede preguntarse: ¿Cuándo desaparecerá?

Patrick Sargent, un saxofonista que pasó de tocar en una o dos bodas al año a siete solo el verano pasado, reconoció que "sí que tiene esta cosa de cilantro": algunas personas pueden escuchar algo agradable, mientras que otras --"una cantidad muy pequeña de personas", dijo-- "no lo soportan".

Quizá por eso Bailey, el planificador de Nueva York, tiene normas estrictas para el saxo: no debe tocarse más de cinco o 10 minutos seguidos. Más tiempo y "se vuelve molesto".

Eliny Almonte Rodríguez, gestora de cuentas de 34 años en Queens, Nueva York, tuvo que convencer a su esposo, Roberto Hinojosa, contador de 45 años, de que contratara a un saxofonista para su boda del 7 de junio en Roslyn, Nueva York.

Le enseñó un video de un saxofonista acompañando el tema "Barbie Girl" de Aqua, con la esperanza de convencerlo. No lo logró. Al final, ella accedió a limitar el saxo y dijo que "ahora", su esposo "le presume a todo el mundo lo increíble que fue".

Para Fallon Carter, organizadora de eventos en Nueva York, un minuto es demasiado. Para una boda reciente en Francia, la novia informó a Carter que ya se había contratado a un combo de saxofón y DJ. "Me quedé en plan: 'Oh, eso sí es una elección'", dijo Carter.

En lo que a ella respecta, esta tendencia ya ha durado mucho. "No me gusta", dijo Carter. "Creo que las parejas se sienten forzadas a crear este 'factor sorpresa', pero el saxofón me distrae mucho porque soy una persona a la que le gusta la música de calidad".

Es una negociación delicada entre una planificadora anti-saxo y una pareja pro-saxo. ¿Qué le dijo a esa novia en Francia? "Que se quede solo una hora. No hace falta alargarlo", afirmó.