
Se creía que los reptiles de una isla de México eran una especie invasora, introducida por los humanos. Ahora, las pruebas de ADN han demostrado que sus antepasados llegaron mucho antes que los nuestros.
En una isla mexicana del océano Pacífico, un reptil con antepasados marinos ha sido reivindicado.
Durante mucho tiempo se asumió que la iguana de cola espinosa había invadido la isla Clarión. Pero ahora, los biólogos afirman que este reptil llegó ahí hace casi medio millón de años, mucho antes de que los humanos lo pudieran haber transportado desde el continente. Los investigadores reportaron el descubrimiento el mes pasado en la revista Ecology and Evolution, un hallazgo que significa que los animales deberían poder seguir viviendo en la isla Clarión.
La isla Clarión es la que se encuentra más al oeste de las islas Revillagigedo, un remoto archipiélago mexicano en el océano Pacífico que está casi totalmente deshabitado. Ahí hay unas 100 iguanas, y tanto los científicos como los habitantes locales suponían que habían sido llevadas ahí por los humanos a finales del siglo XX, porque no se mencionaban en relatos anteriores sobre la fauna de la isla.
"Todo eran especulaciones sobre su introducción: nadie lo había comprobado", dijo Daniel Mulcahy, biólogo evolutivo del Museo de Historia Natural de Berlín y coautor del nuevo estudio.
En 2013, Mulcahy, que entonces trabajaba en la Institución Smithsonian, visitó Clarión para estudiar una supuesta especie de serpiente. Allí vio iguanas y recogió algunas muestras de ADN. Observó que el material genético no coincidía con el de las iguanas de cola espinosa del continente.
Una década más tarde, un colega lo llamó para decirle que creía que las iguanas de Clarión tenían un aspecto distinto de las del continente y que posiblemente eran nativas de la isla. El gobierno planeaba exterminarlas, pensando que eran invasoras y que hacían daño al delicado ecosistema de la isla.
"Él decía: 'Tenemos que decirles que no lo hagan'", contó Mulcahy. Entonces decidió publicar su análisis de ADN.
Para reivindicar a las iguanas acusadas, Mulcahy y sus colegas compararon el ADN mitocondrial, que se transmite por vía materna, de las iguanas de Clarión y las iguanas de cola espinosa del continente. Había alrededor de un 1,5 por ciento de diferencia en su ADN, lo que significa que las iguanas de la isla son genéticamente distintas y no podrían ser invasoras recientes llegadas del continente, explicó Mulcahy. Estas divergían genéticamente de las iguanas de cola espinosa del noroeste de México.
Luego el equipo utilizó datos genéticos y fósiles de especies con parentescos más distantes para determinar cuándo se habían separado las iguanas de Clarión de las continentales.
La separación probablemente ocurrió hace alrededor de 425.600 años, cientos de miles de años antes de que los humanos llegaran al continente americano. Su presencia en Clarión sugiere un viaje de unos 1125 kilómetros realizado por un grupo de animales intrépidos que iban a la deriva sobre una balsa natural de vegetación. Este sería el segundo viaje acuático más largo conocido emprendido por iguanas, solo superado por otra especie que recorrió casi 8000 kilómetros desde Norteamérica hasta Fiyi.
El estudio "llega en el momento justo", señaló Greg Lewbart, veterinario experto en fauna salvaje y herpetología de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, quien no participó en el trabajo. "¿Qué podría ser peor?", se preguntó, ¿que erradicar un animal autóctono de la isla?
Algunos se preguntan cómo es que un lagarto negro y amarillo de 120 centímetros de largo pasó desapercibido en la isla Clarión durante décadas. Una posibilidad es que el aspecto de la isla haya cambiado drásticamente en los últimos años, dijo Mulcahy. Otrora cubierta de nopales que complicaban la exploración, su flora autóctona fue consumida por ovejas y cerdos introducidos en la década de 1970 por la Marina mexicana. Ahora, esos animales han desaparecido y queda sobre todo chaparral.
Además, las iguanas también desconfían de los humanos, y se esconden cuando se les acercan.
La destrucción causada por las ovejas y los cerdos subraya lo perjudiciales que pueden ser los animales invasores y las perturbaciones humanas. Los ecosistemas insulares son especialmente vulnerables, afirmó Rayna Bell, bióloga evolutiva de la Academia de Ciencias de California.
"Este tipo de trabajo es fundamental para conservar algunas de las diversidades más singulares y amenazadas del mundo", añadió Bell, quien no participó en el estudio.
Los colegas de Mulcahy están trabajando para difundir la noticia entre los funcionarios del gobierno de México, con el fin de garantizar que se detengan los programas de erradicación de iguanas de la isla Clarión.
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