
El presidente de EE. UU. y uno de los altos funcionarios de su gabinete están enviando mensajes contradictorios sobre la forma en que el gobierno estadounidense está manejando las armas más destructivas del mundo.
El presidente Donald Trump a menudo se ha beneficiado de la vaguedad, demostrando una profunda renuencia a comprometerse con detalles concretos y a renunciar al máximo margen en futuras acciones.
Pero un área en la que la precisión importa, y mucho, es cuando los presidentes hablan de sus planes para las armas nucleares de Estados Unidos. Y este fin de semana, el presidente y su secretario de Energía, quien supervisa el desarrollo y mantenimiento del arsenal nuclear, se contradijeron sobre la cuestión fundamental de si Estados Unidos está a punto de romper el tabú de tres décadas sobre las pruebas nucleares explosivas.
En resumen, Trump ha insistido en la idea de que ha ordenado la reanudación de las pruebas nucleares explosivas --de las que Estados Unidos se ha abstenido durante 33 años-- para igualar lo que él sostiene que fueron detonaciones nucleares subterráneas secretas, presumiblemente por parte de Rusia, China y otros Estados con armamento nuclear. Sin embargo, esta afirmación ha sido rechazada por muchos expertos nucleares y por el propio candidato de Trump para dirigir el Comando Estratégico de Estados Unidos, responsable de las armas nucleares estadounidenses, tanto terrestres como submarinas y lanzadas desde bombarderos.
"Hacen pruebas a mucha profundidad, donde la gente no sabe exactamente lo que ocurre con la prueba", dijo Trump en una entrevista grabada el viernes con el programa 60 Minutes de la CBS. "Sientes un poco de vibración. Ellos hacen pruebas, y nosotros no. Tenemos que hacerlas". Trump señaló a Rusia, China y Corea del Norte, entre otros, como países que realizan pruebas no especificadas.
El domingo, Chris Wright, secretario de Energía de Trump, pareció contradecir a Trump cuando indicó que Estados Unidos no tiene intención de realizar nuevas pruebas explosivas, y que simplemente continuaría sus pruebas habituales de componentes y sistemas nucleares para garantizar que funcionan correctamente.
"Serán explosiones no nucleares", dijo Wright en el programa The Sunday Briefing de Fox News. "Se trata simplemente de desarrollar sistemas sofisticados para que nuestras armas nucleares de reemplazo sean aún mejores que las anteriores".
Los mensajes contradictorios han dado lugar a una situación extraordinaria en la que el presidente, al que sigue a todas partes un ayudante que lleva el "balón nuclear" con los códigos y las opciones nucleares, no puede ponerse de acuerdo con uno de los altos funcionarios de su gabinete sobre la forma en que el gobierno estadounidense está manejando las armas más destructivas del mundo.
Las pruebas de detonación de ojivas nucleares fueron una característica frecuente de la Guerra Fría, primero en pruebas sobre el suelo en los años 50 y 60, y luego en explosiones subterráneas. Pero ya no son habituales y todas las grandes superpotencias han acatado en gran medida el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, aunque nunca se haya ratificado formalmente ni haya entrado en vigor.
Estados Unidos no ha realizado ningún ensayo nuclear desde 1992, y salvo algunas excepciones --como India y Pakistán en 1998--, los demás también han acatado la prohibición de los ensayos.
Pero es posible que Trump se refiriera a una discusión en curso, aunque todavía clasificada, dentro de las agencias de inteligencia y los laboratorios nacionales sobre si China y Rusia han realizado lo que equivalen a pequeñas pruebas. Según algunas interpretaciones, tales pruebas han implicado reacciones nucleares autosostenidas, conocidas en el mundo nuclear como pruebas "críticas". La evidencia es vaga y los expertos discrepan sobre su calidad.
Algunos han argumentado que Estados Unidos debería igualar esas pruebas.
John Ratcliffe, director de la CIA, publicó en las redes sociales que Trump "tenía razón" en sus afirmaciones sobre las pruebas nucleares rusas y chinas. La publicación de Ratcliffe hacía referencia a un artículo del Wall Street Journal de 2020 sobre presuntas pruebas nucleares chinas a pequeña escala, y a comentarios de un discurso de 2019 del director de la Agencia de Inteligencia de Defensa en el sentido de que Rusia "probablemente no respetaba la moratoria de las pruebas nucleares" y que las pruebas rusas habían generado "rendimiento nuclear".
Los funcionarios de la CIA declinaron hacer comentarios sobre la publicación de Ratcliffe.
Pero la referencia de Wright a "explosiones no nucleares" y "explosiones no críticas" parecía descartar la posibilidad de que Estados Unidos estuviera planeando realizar pruebas similares.
El único país que ha realizado pruebas nucleares explosivas completas en el último cuarto de siglo es Corea del Norte, y la última tuvo lugar en septiembre de 2017.
Incluso antes de su entrevista en 60 Minutes, Trump, durante un viaje diplomático a Asia, declaró en Truth Social que había ordenado al "Departamento de Guerra", como él llama al Departamento de Defensa, que reanudara las pruebas. La publicación tomó por sorpresa a sus propios ayudantes, dijeron los funcionarios. (También incluía errores. Trump dijo que Estados Unidos posee la mayor fuerza nuclear del mundo; Rusia tiene el mayor arsenal. Y es el Departamento de Energía, y no el Pentágono, el responsable de las pruebas nucleares).
El momento de la publicación en las redes sociales fue sorprendente, apenas unos minutos antes de su reunión con el presidente Xi Jinping de China.
Luego, el viernes, durante la entrevista con la CBS en su residencia y club de Florida, Trump volvió a indicar que Estados Unidos detonaría las ojivas nucleares como parte de las pruebas por primera vez en décadas.
"¿Está diciendo que, después de más de 30 años, Estados Unidos va a empezar a detonar armas nucleares para hacer pruebas?", preguntó Norah O'Donnell, la veterana reportera y presentadora de la CBS.
"Estoy diciendo que vamos a probar armas nucleares como hacen otros países, sí", respondió Trump. O'Donnell recordó entonces a Trump que el único país que había probado una ojiva nuclear recientemente era Corea del Norte. Rusia había probado recientemente sistemas vectores, pero no ojivas nucleares propiamente dichas.
Trump rechazó esa afirmación y afirmó que Rusia y China habían estado probando armas nucleares en secreto, sin el conocimiento de la red mundial de expertos nucleares, científicos y aliados, quien con toda probabilidad detectaría un movimiento tan drástico.
"Simplemente no se enteran", dijo Trump.
Los comentarios de Trump sobre un ensayo nuclear explosivo parecieron sorprender a otros miembros de su gobierno. Justo un día antes de que afirmara que Rusia y China realizaban explosiones nucleares subterráneas, el candidato de Trump para dirigir el Comando Estratégico de Estados Unidos, el vicealmirante de la Marina Richard Correll, dijo al Congreso: "Ni China ni Rusia han realizado una prueba nuclear explosiva".
Matthew Bunn, profesor de Harvard especializado en armas nucleares, dijo que era "angustioso que el tipo con el dedo en el botón" no pareciera estar en sintonía con sus altos funcionarios federales a la hora de hablar públicamente sobre armas nucleares.
"Da miedo a todo el mundo que el responsable de las armas nucleares de Estados Unidos parezca no saber de qué está hablando", dijo Bunn.
El lunes, una portavoz de la Casa Blanca se negó a responder a preguntas sobre la afirmación de Trump de que China y Rusia estaban realizando explosiones subterráneas, o sobre la discrepancia entre sus declaraciones y las de Wright. La portavoz se remitió a la entrevista de Trump.
Ben Dietderich, portavoz del Departamento de Energía, también declinó responder a preguntas concretas sobre las pruebas ordenadas por Trump, y dijo, en cambio, que Wright "sigue con orgullo las indicaciones del presidente Trump de ampliar las pruebas nucleares".
Los funcionarios estadounidenses no quisieron describir la naturaleza de la inteligencia estadounidense sobre las pruebas chinas o rusas, para no socavar la capacidad de Estados Unidos de recopilar esa información en el futuro. Pero los funcionarios dijeron que el seguimiento de los programas secretos de pruebas, en particular los que violan las normas occidentales, ha sido durante mucho tiempo una de las principales prioridades de las agencias de inteligencia estadounidenses.
El debate sobre las pruebas se produce en un momento crítico de la renovación del arsenal estadounidense. Desde el gobierno de Obama, el gobierno de Estados Unidos se ha esforzado por sustituir las ojivas nucleares --y toda su fuerza disuasoria de misiles nucleares terrestres-- por armas actualizadas. Los programas han sufrido retrasos y sobrecostos.
No es sorprendente que el esfuerzo por construir nuevas versiones de ojivas nucleares haya suscitado discusiones sobre si deben realizarse pruebas completas para garantizar que los sistemas actualizados funcionan. La declaración de Wright de que el gobierno podría probar los sistemas sin realizar detonaciones nucleares completas parecía formar parte de ese debate.
"Parecía que intentaba enderezar el rumbo y salvar las apariencias del presidente al mismo tiempo", dijo John F. Tierney, director ejecutivo del Centro para el Control de Armas y la No Proliferación y excongresista demócrata por Massachusetts.
La preocupación ahora, según Tierney, es si Trump continúa con su impulso de detonar armas nucleares como parte de las pruebas, y si eso provoca que otras naciones hagan lo mismo.
"¿Por qué querríamos abrir la caja de Pandora para dar a otros estados nucleares la excusa para hacer pruebas?", preguntó Tierney.
Julian Barnes colaboró con reportería.
David E. Sanger cubre el gobierno de Donald Trump y una amplia gama de temas relacionados con la seguridad nacional. Ha sido periodista del Times durante más de cuatro décadas y ha escrito cuatro libros sobre política exterior y retos de seguridad nacional.
Zolan Kanno-Youngs es corresponsal del Times en la Casa Blanca y cubre las noticias relacionadas con el presidente Donald Trump y su gobierno.
Julian Barnes colaboró con reportería.
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