China quería la atención de Trump. La tiene

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La necesidad de Xi Jinping de proyectar fuerza antes de una reunión crucial de los líderes del Partido Comunista podría explicar por qué Pekín anunció nuevos controles sobre las tierras raras.

La decisión de China de reforzar los controles a la exportación de metales de tierras raras no solo buscaba fortalecer su control sobre el suministro mundial de estos minerales cruciales. Según los analistas, también fue una estratagema de alto riesgo para obligar al presidente Donald Trump a prestar atención a lo que Pekín consideró intentos de los subordinados de Trump de sabotear una reducción de las tensiones entre Estados Unidos y China.

Y evidentemente, funcionó: Trump se concentró de nuevo en el comercio con China. Sin embargo, la medida tomada por este país también inquietó a gobiernos y empresas de Europa, y desató una nueva ronda de golpes comerciales recíprocos que sacudieron a los mercados bursátiles.

Días después de que Trump dijera que impondría aranceles del 100 por ciento a los productos chinos el mes que viene, China incluyó en su lista de sanciones a cinco filiales estadounidenses de una empresa de transporte surcoreana. El martes, Trump amenazó con suspender las compras estadounidenses de aceite de cocina chino.

El miércoles, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, sugirió que el gobierno estadounidense contrarrestaría las medidas económicas chinas ejerciendo un mayor control sobre las empresas privadas estadounidenses en sectores estratégicos clave.

La escalada de tensiones amenaza con borrar cualquier avance que las dos partes hayan logrado en los últimos cinco meses para revertir las medidas punitivas que se habían impuesto mutuamente. También plantea la cuestión de si Pekín ha llevado su estrategia demasiado lejos al dejar claro que China usará los minerales como arma geopolítica.

China estaba reaccionando a una decisión tomada el 29 de septiembre por el Departamento de Comercio de Estados Unidos de ampliar el número de empresas, incluyendo posiblemente algunas chinas, vetadas de adquirir tecnología estadounidense. Esta medida sorprendió a Pekín, que pensaba que los países habían alcanzado una tregua en su guerra comercial después de cuatro rondas de negociaciones y una llamada telefónica el 19 de septiembre entre Xi Jinping, el líder chino, y Trump, dijeron analistas chinos.

La intención de Xi al ostentar el control de China sobre las tierras raras --algo comparable con provocar directamente a Trump-- también podría haber sido demostrar su fuerza ante una audiencia nacional antes de una reunión crucial de los líderes del Partido Comunista la próxima semana.

"Si eres el líder y acabas de tener una conversación telefónica" con el presidente de Estados Unidos, "y 10 días después te abofetean en la cara, ¿qué harías antes de un evento político importante?", dijo Wu Xinbo, decano del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Fudan de Shanghái.

Los medios de comunicación estatales chinos han exaltado las tierras raras como el arma definitiva en las negociaciones comerciales con Estados Unidos, y un comentarista de televisión afirmó que las restricciones representaban un "golpe fatal".

Los analistas que han hablado con funcionarios chinos dijeron que Pekín creía que la medida del Departamento de Comercio --que afectaría a miles de empresas chinas-- era obra de miembros de línea dura del gobierno de Trump. La sensación en Pekín era que Trump, que estaba enfocado en las conversaciones de paz de Gaza y en el cierre del gobierno estadounidense, necesitaba darse cuenta de las consecuencias de estas medidas.

"Al lanzar un contraataque muy enérgico hacia Estados Unidos, Pekín le está recordando a Donald Trump que hay que adoptar un enfoque activo en las relaciones con China" y no dejar que los "halcones" descarrilen las relaciones entre ambos países, dijo Wu.

Pekín se sintió especialmente agraviado porque pensaba que había mostrado buena voluntad al gobierno de Trump al acceder a permitir la venta de TikTok, señalaron los analistas.

La cuestión ahora es si la táctica de Pekín logrará que el gobierno de Trump dé marcha atrás, o llevará a una guerra comercial total que podría provocar una desaceleración mundial. Por el momento ya ha generado una reacción más amplia, con el Comisario de Comercio de la Unión Europea acusando a China de utilizar los minerales como arma y exhortando al bloque europeo a coordinarse con los países del Grupo de los 7 para tomar medidas contra las restricciones.

"Los chinos calcularon mal", dijo Yun Sun, director del programa sobre China del Centro Stimson de Washington, quien actualmente se encuentra de visita en Pekín. "La gente de todo el mundo vio las normas y se escandalizó y lo consideró una reacción exagerada".

Para China, amenazar con cortar el acceso a sus minerales de tierras raras ha sido su as bajo la manga contra Estados Unidos.

Pekín controla casi todo el suministro mundial de esos metales, que son necesarios para prácticamente todas las tecnologías modernas, incluidos los semiconductores, los robots y los aviones. A principios de este año, la misma táctica ayudó a persuadir al gobierno de Trump de suspender su amenaza de imponer aranceles altísimos a los productos chinos.

Sin embargo, esta vez China fue más allá. El país extendió sus controles extraterritorialmente, lo que significa que los exportadores de cualquier lugar del mundo tendrían que solicitar una licencia para vender productos que contengan incluso trazas de minerales raros chinos.

Probablemente no sea casualidad que China adopte una postura tan firme antes de una reunión del Partido Comunista en la que se presentará el plan del país para los próximos cinco años.

Los líderes chinos normalmente buscan proyectar estabilidad y fuerza durante las reuniones para realzar su legitimidad, explican los analistas.

"Tienes que responder con firmeza para poder… no diría guardar las apariencias, pero tienes que consolidar tu posición política y demostrarle al público nacional que eres suficientemente fuerte como para proteger los intereses nacionales de China frente a una provocación", añadió Wu.

Ahora que las tensiones vuelven a aumentar, no está claro si Trump y Xi se reunirán al margen del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, que se llevará a cabo a finales de este mes en Corea del Sur, como se había previsto.

Ambas partes siguieron incrementando la presión la semana pasada. Empezaron a cobrar tarifas portuarias más elevadas a las empresas navieras de la otra parte. El gobierno chino incluyó en su lista negra a cinco filiales estadounidenses de la naviera surcoreana Hanwha, acusándolas de "apoyar y asistir" a Estados Unidos en sus maniobras en el sector de la construcción naval.

Trump dijo en una publicación de Truth Social que Pekín estaba perjudicando a los cultivadores de soya estadounidenses. Amenazó con restringir más el comercio con China, incluso boicoteando el aceite de cocina chino.

Los analistas estadounidenses dicen que el Ministerio de Comercio chino parecía estar consciente de que podía haber ido demasiado lejos, ya que intentó tranquilizar al mundo asegurando que los nuevos controles no se aplicarían de manera generalizada y no representaban una prohibición total, aun cuando prometió responder a cualquier arancel.

China, de acuerdo con analistas, estaba demasiado confiada en que podría hacer que Washington diera marcha atrás en sus últimas sanciones y, al mismo tiempo, evitar cualquier repercusión global.

Pero China no puede permitirse añadir más tensiones comerciales a sus problemas actuales con Estados Unidos. Las exportaciones son de los pocos motores de crecimiento de una economía china que enfrenta una prolongada crisis inmobiliaria y una espiral deflacionista, causada por la sobreproducción en industrias clave y la caída de los precios.

Evan Medeiros, profesor de estudios asiáticos en la Universidad de Georgetown, quien fue asesor para Asia del presidente Barack Obama, dijo que China podría haber respondido sin amenazar con la coerción económica contra sus rivales geopolíticos.

"Qué manera de llamar la atención de Trump", dijo Medeiros. "Llamas la atención de una persona agitando las manos en el aire, no armándote hasta los dientes y solo prometiendo que no vas a utilizar una ametralladora calibre .50 contra ella".

Los expertos dijeron que los nuevos controles sobre la exportación de tierras raras, que siguen el modelo de los controles de exportación estadounidenses, probablemente se desarrollaron mucho antes de su presentación. Algunos analistas afirman que eso es señal de que Pekín solo buscaba un pretexto --como las nuevas normas del Departamento de Comercio-- para desplegar las nuevas medidas.

"Xi básicamente no quiere darle tierras raras a Estados Unidos, ni en realidad ningún 'material estratégico' que tenga", afirmó Kirsten Asdal, directora de la consultora Asdal Advisory, especializada en China. "El partido ha declarado que el país que controle los insumos primarios tendrá la capacidad de desarrollar la tecnología más avanzada y mantenerla lejos de las manos de los demás".

Lily Kuo colaboró con reportería desde Taipéi, Taiwán, y Berry Wang desde Hong Kong.

David Pierson cubre la política exterior china y la interacción económica y cultural de China con el mundo. Es periodista desde hace más de dos décadas.

Lily Kuo colaboró con reportería desde Taipéi, Taiwán, y Berry Wang desde Hong Kong.