
La sorprendente dimisión de Sébastien Lecornu tras menos de un mes en el cargo intensificó la preocupación de que Francia fuera incapaz de hacer frente a su enorme deuda.
La bolsa francesa cayó el lunes, el euro bajó y los inversores llevaron el costo del endeudamiento de Francia a niveles casi récord, después de que el primer ministro del país, Sébastien Lecornu, renunció tras menos de un mes en el cargo.
La dimisión sorpresiva de Lecornu, el tercer primer ministro que abandona el cargo en menos de un año, ahondó el temor a que Francia se volviera cada vez más ingobernable e incapaz de hacer frente a una inminente crisis financiera.
CAC 40, índice bursátil de referencia de París, se desplomó un 2 por ciento, mientras que el diferencial entre los rendimientos de la deuda pública francesa y alemana, que refleja el riesgo que perciben los inversores de conceder préstamos a Francia, se amplió hasta alcanzar un nivel casi histórico. Los inversores elevaron el rendimiento de los bonos franceses a 10 años al 3,57 por ciento, cerca de su máximo en 14 años. El euro cayó un 0,6 por ciento frente al dólar.
La renuncia intensifica el desconcierto en el que está sumido Francia, la segunda economía más grande de la Unión Europea, después de la alemana. Lecornu debía presentar el martes un presupuesto para enfrentar el alarmante aumento de la deuda y el déficit del país. Ahora, esos esfuerzos han sufrido un nuevo revés.
Salomon Fiedler, analista de Berenberg Bank, escribió en una nota a los clientes: "Esto aumenta aún más el riesgo de que los problemas fiscales de Francia sigan sin resolverse y de que las políticas económicas sean menos favorables al crecimiento".
"La economía francesa ha pasado de ser de las más rentables a convertirse en la más rezagada de la eurozona", añadió.
Francia está sumida en la incertidumbre fiscal y política desde que el presidente Emmanuel Macron convocó elecciones parlamentarias anticipadas a mediados de 2024, una apuesta política destinada a frenar el ascenso del partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN, por su sigla en francés).
La medida tuvo repercusiones negativas y el Parlamento está profundamente dividido. Tres primeros ministros han sido expulsados del poder desde entonces, tras fracasar sus intentos de abordar el déficit con fuertes recortes del gasto.
Macron ha dicho que no convocará nuevas elecciones parlamentarias, pero su aparente incapacidad para mantener un gobierno unido puede obligarlo a convocar una votación este año o a principios de 2026, según los analistas.
Es probable que Macron nombre a un nuevo primer ministro tecnócrata en un intento por sacar adelante un presupuesto para el próximo año. En un caso más extremo, Macron podría hacer caso a los crecientes pedidos realizados el lunes por los partidos de la oposición para que dimita y adelante unas elecciones presidenciales previstas para abril de 2027.
La crisis más reciente se desencadenó menos de 12 horas después de que Lecornu nombrara un gabinete que incluía un giro fatídico: el nombramiento del exministro de Economía y Finanzas Bruno Le Maire como ministro de Defensa.
Le Maire, quien dirigió el Ministerio de Economía y Finanzas por siete años, fue apartado del gobierno cuando Macron disolvió el Parlamento. Los Republicanos, un partido de centroderecha cuyo apoyo necesitaba Lecornu, habían culpado a Le Maire de acumular deuda cuando era ministro de Economía y se indignaron al verlo regresar a un puesto en el gabinete.
Lecornu ha sido el más reciente primer ministro que ha tratado de dar prioridad al problema de las finanzas francesas. Sin embargo, las facciones políticas enfrentadas de la izquierda, la derecha y el centro del Parlamento se atrincheraron en sus posiciones, por lo que no disponía de una mayoría clara para aprobar un presupuesto de ajuste que podría haber calmado los nervios de los inversores.
En dos marchas nacionales celebradas el mes pasado, los manifestantes exigieron al gobierno que aumente los impuestos a los más ricos, revierta el reciente aumento de la edad oficial de jubilación y ponga un alto al incremento del gasto militar.
Tras años de gastos públicos desmesurados y de descenso de los ingresos fiscales, el déficit presupuestario de Francia alcanzó los 168.600 millones de euros, unos 198.000 millones de dólares, o el 5,8 por ciento de su producción económica, en 2024. El déficit es el mayor del país desde la Segunda Guerra Mundial y muy superior al límite del 3 por ciento establecido por la Unión Europea.
La deuda de Francia superó los 3,4 billones de euros en septiembre, una de las mayores cargas entre los países de la eurozona. La calificación de la deuda soberana del país fue rebajada dos veces después de que Macron nombró a Lecornu primer ministro a principios de septiembre, y una importante empresa de calificación advirtió de "una mayor fragmentación y polarización de la política interna".
Si no se hace nada, el pago de intereses se convertirá en el mayor gasto del presupuesto francés en cuatro años.
Los principales bancos franceses, que poseen grandes cantidades de deuda soberana francesa, fueron vapuleados el lunes, con fuertes caídas de las acciones de BNP Paribas, Société Générale y Crédit Agricole.
Liz Alderman es la corresponsal jefa de negocios para Europa y escribe sobre la evolución económica, social y política en Europa.
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