Comienza juicio de apelación en el caso de Gisèle Pelicot

Reportajes Especiales - News

Guardar

Pelicot regresó el lunes a los tribunales, 10 meses después de un juicio en el que fueron condenados 51 hombres. El caso conmocionó a Francia y la convirtió en un icono feminista.

Gisèle Pelicot regresó el lunes a los tribunales franceses, 10 meses después de un juicio masivo en el que fueron condenados 51 hombres, la mayoría por violarla mientras estaba deliberadamente sedada. El caso conmocionó profundamente al país y la convirtió en un icono feminista internacional.

Uno de esos hombres, Husamettin Dogan, de 44 años, ha apelado tanto la sentencia como la condena. El segundo juicio, que se celebra ante el Tribunal de Apelación de Nimes, en el sur de Francia, lo decidirán tres jueces y un jurado de nueve personas.

Pelicot, que ahora tiene 72 años, llegó momentos antes de que se iniciara el juicio ante una avalancha de cámaras relampagueantes, acompañada de su hijo menor, Florian. Aunque su esperada presencia no era necesaria, los abogados de Pelicot dijeron que se había sentido obligada a asistir a todo el proceso, como ya había hecho en el último juicio.

"Ella siente que es su responsabilidad estar allí", dijo Stéphane Babonneau, uno de sus dos abogados. "Ella dice: 'Empecé algo; tengo que terminarlo'".

Cuando el juez principal le preguntó si quería que el proceso fuera privado, Pelicot respondió: "En absoluto". Simplemente pidió que, cuando se proyectaran los videos, su hijo abandonara el juzgado.

El juicio penal original del otoño pasado conmocionó a Francia. Al abrir el juicio al público, Pelicot --quien desde entonces se ha divorciado de su esposo, Dominique Pelicot-- permitió que el país fuera testigo de su horror íntimo y, de paso, se enfrentara a lo generalizada que está la violación y la misoginia en Francia.

Durante meses, los periódicos y las radios locales relataron cómo el que fuera su amado esposo durante 50 años había pasado casi una década mezclando somníferos en la comida y bebida de su esposa, para luego invitar a desconocidos que conocía por internet a que se unieran a él para violar el cuerpo inerte de Gisèle Pelicot mientras roncaba.

Durante su investigación, la policía encontró miles de videos y fotografías de los encuentros que Dominique Pelicot había tomado y asiduamente editado y catalogado, que los agentes utilizaron para localizar a los acusados.

Gisèle Pelicot también presionó para que esos videos se proyectaran ante el tribunal, como pruebas irrefutables. Su otro abogado, Antoine Camus, dijo que ella quería que el país "mirara directamente a los ojos a la violación".

La mayoría de los hombres dijeron que Dominique Pelicot los engañó haciéndoles creer que participaban en un trío juguetón y que Gisèle Pelicot se hacía la dormida. Dominique Pelicot, que admitió su culpabilidad, se caracterizó a sí mismo como el que decía la verdad en el tribunal y afirmó que todos ellos habían sido plenamente informados.

El tribunal los declaró a todos culpables y les impuso penas que iban de los tres a los 20 años, la más larga, para Dominique Pelicot.

Los medios de comunicación franceses apodaron a los condenados Monsieur Tout-le-monde --o señor cualquiera-- por ser tan variados y aparentemente comunes y corrientes. Tenían edades que iban de los 27 a los 74 años y ofrecían una muestra representativa de la Francia que existe en los pequeños pueblos: camioneros, trabajadores del comercio, un enfermero, un experto en informática que trabajaba para un banco.

Aunque 17 apelaron en un principio, todos menos Dogan retiraron sus demandas. Momentos antes de que se dictara la sentencia el pasado diciembre, Dogan se levantó ante el tribunal y pronunció sus últimas palabras: "Este caso me ha enfermado. No soy un violador. Gracias".

Dogan espera que su caso reciba una atención más cuidadosa, separada de la aglomeración de los demás acusados, cuyos casos se atendieron durante el juicio original en rondas de cinco a siete por semana, dijo Jean-Marc Darrigade, uno de sus dos abogados.

Darrigade dijo que este caso no se centraría en si penetró a Pelicot, sino en qué momento se dio cuenta de que ella no estaba en un estado normal y qué medidas tomó.

Dogan vive con su mujer y su hijo en el sur de Francia, a una hora en coche de la antigua casa de los Pelicot. El lunes dijo al tribunal que actualmente no tenía profesión, aunque su abogado dijo que había trabajado como yesero. Tiene antecedentes penales por tráfico de drogas.

Mientras estaba en prisión preventiva, a Dogan le diagnosticaron artritis reumatoide. Ha permanecido en libertad desde su condena, ya que el tribunal buscaba una prisión que se adaptara a su estado y, antes de encontrarla, apeló. El lunes llegó al tribunal caminando lentamente con un bastón.

Muchos abogados dijeron que, al apelar, Dogan se arriesgaba a una condena aún mayor, ya que los juicios con jurado tienen fama de imponer penas más severas.

La pena máxima por violación con agravantes en Francia es de 20 años.

Catherine Porter es reportera internacional del Times y cubre Francia. Está radicada en París.