
En 2021, Kira Benson, una violinista que vive en Seattle, supo que había llegado el momento de divorciarse. Poner fin a su "matrimonio lavanda" de dos años no fue una decisión fácil, pero contaba con un aliado que le apoyaba. "Si tienes que dejar a tu exmarido", dijo Benson, "déjalo junto con su amante".
Antes de la ruptura, Benson, de 27 años, que utiliza el pronombre elle, consultó a su terapeuta, quien dijo que el divorcio sería una "buena opción". Por solidaridad queer, informaron a la "amante" de su marido --esto estaba permitido en el acuerdo de Benson, que no era un matrimonio legal, sino una pareja de hecho-- sobre el comportamiento problemático de su pareja. La noche de la ruptura, Benson y la amante pasaron una agradable velada compartida: "Comimos mucha comida reconfortante y jugamos mucho Animal Crossing".
Los miembros más veteranos de la generación Z tienen veintitantos años: edad suficiente para haberse casado, pero también para arrepentirse. A medida que esta generación entra en la edad del divorcio, encuentra poca vergüenza en el acto; especialmente cuando una ruptura, como la de Benson, busca priorizar la salud mental. Y en lugar de seguir adelante discretamente, los divorciados más jóvenes suelen destacar esta faceta de su historia, incluso después de haber iniciado nuevas relaciones.
Michel Janse, una creadora de contenidos de 28 años de Oceanside, California, es especialmente abierta sobre su divorcio. Cuando tiene que preparar una sinopsis de sus videos para la descripción de un canal --una tarea que exige una combinación de autorreflexión y brevedad que induce a retorcerse-- Janse suele optar por "Encontré el amor después del divorcio".
"Es una de las frases que resume la imagen completa de lo que he vlogueado a lo largo de los años", dijo. Janse contó que incluso después de volver a casarse el año pasado, la identidad de divorciada le parecía una parte importante de quien es.
Tanto si se trata del divorcio de los jóvenes en general, como del divorcio de la generación Z en particular, en 2025 las rupturas a menudo se sienten más como una renovación que como un escándalo. Megan Wallace, una autora londinense de 29 años que escribe sobre sexo e informa sobre los rituales de apareamiento de la generación Z, cita dos figuras inspiradoras del divorcio para esta generación: la actriz Sophie Turner y la modelo Emily Ratajkowski, quien creó "anillos de divorcio" a partir de su anillo de compromiso. Según Wallace, tanto Turner como Ratajkowski salieron de sus divorcios como personas completamente nuevas y fieles a sí mismas.
Jackie Combs, abogada especializada en derecho de familia y divorcios, quien trabajó con Ratajkowski, sostiene que "el tabú de divorciarse hace tiempo que desapareció". "Las personas están más dispuestas a considerarlo solo como una transición en su relación y un nuevo capítulo, en lugar de sentir culpa y vergüenza", dijo.
Combs, de 37 años, ha descubierto que la generación Z tiende a actuar con decisión a la hora de poner fin a una relación. "Son mucho más transparentes", dijo. "Viven en el mundo de las redes sociales, y todo gira en torno a contar historias. Por eso creo que están más dispuestos a ser abiertos y honestos sobre sus vidas que las generaciones anteriores".
Se trata de una generación que puede alejarse con bastante facilidad; una consecuencia, especula Janse, de la sensación general de los jóvenes de tener infinitas opciones. El grado de realismo de esas opciones es otra cuestión.
"Creo que con las redes sociales al alcance de la mano, somos mucho más conscientes de todas las vidas que podríamos estar viviendo", dijo Janse. "Nos desplazamos por nuestro feed y vemos a esta chica que vive en un velero en Maine y esta otra que vive en un rascacielos en Nueva York. Puedes ver de primera mano cómo esas son vidas diferentes, y eso hace que sea más fácil visualizar un cambio".
Wallace dijo que los jóvenes de hoy, quienes alcanzaron la mayoría de edad durante las alteraciones de la pandemia de la covid y en medio de un panorama económico incierto, están acostumbrados a las agitaciones. "La generación Z se imagina que tendrá tres matrimonios porque la vida se prolonga, han visto muchos cambios sociales rápidos y no es realista estar con una sola persona todo el tiempo", dijo Wallace.
Vibras irreconciliables
Si el divorcio estereotipado de antaño estaba causado por la infidelidad, el ímpetu de un divorcio de la generación Z tiende a ser más sutil.
"He oído hablar de que la gente tiene diferentes 'lenguajes del amor', algo que no creo haber oído más que en los últimos años", dijo Grant Moher, de 50 años, abogado de Fairfax, Virginia, quien ha escrito sobre las tendencias de divorcio de la generación Z para el blog de su bufete. Moher dijo que había visto que la infidelidad se citaba como motivo de divorcio con mucha menos frecuencia entre las parejas de la generación Z, en comparación con los matrimonios de más edad. (Señaló que esto podría deberse a que las aventuras suelen empezar más adelante en el matrimonio). Más bien, el bienestar emocional es lo que guía a muchos jóvenes demandantes.
"Definitivamente, he visto a gente divorciarse por motivos más relacionados con la salud mental", dijo, y añadió que los términos de la psicología popular tienden a colarse en la conversación. "Oigo 'gaslighting' mucho. También oigo 'narcisista' para describir comportamientos que probablemente son solo egoísmo común y corriente".
En lo que respecta a la división de bienes, Moher señaló que a menudo hay pocos bienes que dividir --de nuevo, incluso los divorciados de más edad de la generación Z solo tienen veintitantos años--, aunque hay que hacer frente a una buena cantidad de deudas estudiantiles y a más divisas digitales como el bitcóin. Añadió que la mayoría de sus clientes de la generación Z acuden a él antes de tener hijos. Y tanto Moher como Combs se apresuraron a señalar que la generación Z da prioridad a los divorcios rápidos y eficaces: no quieren alargar las cosas.
Nicole Mitchell, una presentadora de pódcast de 26 años de Nashville que se casó a los 18 y se divorció un año y medio después, se opuso a la idea de que si una relación no te sirve --si no es perfecta-- basta con dejarla.
"No estoy necesariamente de acuerdo con eso", dijo. "Simplemente observo a la generación en las redes sociales y la narrativa que se difunde. Se ha vuelto un poco triste, que solo importe sentirse bien. No creo que encuentres las cosas más significativas simplemente haciendo lo que te hace sentir bien".
Mitchell está decidida a conservar su identidad de divorciada, pero dice que no es algo que se deba buscar a la ligera. "Para mí sería más cómodo fingir que no existe", dijo sobre su divorcio, "pero elijo seguir siendo abierta al respecto, porque quiero que la gente lo vea y que sepa que no está sola en ello".
'No es poca cosa'
Según Wallace, muchos miembros de la generación Z, incluso los recién casados, ven el matrimonio como un compromiso que no es definitivo ni exclusivo. El auge de los modelos de relaciones no tradicionales modificó las expectativas de la vida matrimonial y, cuando las opciones no monógamas están sobre la mesa, algunos de los requisitos más estrictos del matrimonio pierden fuerza.
"Poder explorar tu autonomía personal a través de experiencias sexuales, en solitario o en pareja, creo que lo hace mucho menos aterrador", dijo Wallace.
Aunque los miembros de la generación Z no se oponen universalmente al matrimonio, por supuesto, muchos simplemente se niegan a verse atrapados por él. Es una generación acostumbrada a todo tipo de estructuras de relación, y el divorcio puede presentarse como una opción como cualquier otra.
Jamie Spiker, de 25 años, de Harrisonburg, Virginia, quien trabaja en mercadotecnia y admisiones para una escuela de cosmetología, se divorció hace unos años, después de cinco de matrimonio. Ella también rechaza cualquier sugerencia de que el divorcio sea la salida fácil. "Creo que la gente se apresura a decir: 'Oh, esto me va a convertir en una versión mejor. No quiero esforzarme para que este matrimonio funcione'".
Para los jóvenes divorciados, puede parecer que desde fuera se tiene la impresión de que si el matrimonio ya no es tan importante, el divorcio tampoco lo es. Pero incluso quienes no se avergüenzan de su divorcio, no se toman el proceso a la ligera. "Porque no es poca cosa", dijo Janse. "Es irreversible, muy caro. Es un desastre. Todo cambiará en tu vida. Más o menos".
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